Capítulo 5

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Incluso después de que fue a casa, se duchó y se puso un traje de calle, Luhan no podía deshacerse de los efectos de su conversación con Siwon. Después de pasearse por su pequeño apartamento durante una hora, Luhan finalmente se rindió y se metió en su coche.

En el pasado, conducir lo ayudaba a aclarar su mente. Había algo en el camino abierto y la música estridente a todo volumen en sus altavoces, que parecía calmarlo. Este día fue diferente, sin embargo, porque se quedó tan tenso como siempre. Las diversas conversaciones dando vueltas en su cabeza le provocaron una mueca de dolor por diferentes razones.

No fue hasta que llegó al borde de la pequeña ciudad de Perry, que se dio cuenta que había estado conduciendo hacia su casa de la infancia. Incluso entonces no se detuvo a pensar en ello hasta que había entrado al parque de casas móviles y aparcó en la calzada frente al desgastado y ancho tráiler doble.

Luhan agarró el volante mientras estudiaba la vivienda para detectar cualquier signo de vida. Cuando todavía vivía allí, habían sido sus padres adoptivos, él y un máximo de cuatro otros niños a la vez. Mientras que Luhan era uno de los que permanecía allí de forma estable, vio cómo otros niños de crianza entraban y salían del lugar.

La puerta se abrió y Emma, su madre adoptiva, puso su cabeza gris de lado. Cuando lo vio, su cara arrugada prematuramente estalló en una sonrisa de dientes con huecos. Lo saludó con la mano, la grasa en el antebrazo balanceándose como una bandera. Le devolvió el gesto antes de apagar el motor.

Ahora que lo había visto, no tenía más remedio que entrar. Mientras caminaba por el camino corto, los olores, demasiado familiares del parque, golpearon a su elevado sentido felino, el agua estancada acumulada en los numerosos baches, la putrefacción de la basura dispersa, el olor ácido del humo del cigarrillo, el moho de los numerosos remolques abandonados.

—¡Luhan! Ya era hora de que vinieras a casa de visita —declaró Emma cuando abrió la puerta para él.

—No he tenido la oportunidad de escaparme antes — Luhan mintió cuando le permitió tirar de él en un abrazo suave y reconfortante.

—¿Está aquí? —susurró Luhan todavía en su abrazo.

—¿Dónde más podría estar? —respondió ella, con voz mezclada con preocupación.

—¿Debo irme antes de que salga?

La fuerza de la costumbre le había hecho mirar a la puerta del dormitorio cerrada. Varios agujeros más decoraban la barata madera, del tamaño del puño de un hombre. Parecía que nada había cambiado desde que había vivido allí.

—Al diablo con él. Ahora que por fin te tengo aquí, que me aspen si te escurres otra vez —declaró con una rara muestra de valentía, que sabía que no iba a durar antes de que tuviera su misma naturaleza asustada y tímida.

Luhan se rió débilmente, antes de seguirla hasta la cocina obligatoriamente. Cuando se sentó en su antiguo lugar ante la mesa, Luhan se dio cuenta que la puerta de la habitación no había sido la única cosa que se había deteriorado. La moqueta parecía más manchada y raída de lo que recordaba y los contadores tenían marcas de quemaduras adicionales dejadas por cigarrillos desatendidos.

Lo único que faltaba eran las grandes pilas de los juguetes, mochilas y ropa juvenil. Luhan sutilmente levantó la nariz y el olor del aire lo sorprendió al detectar sólo el olor de Emma y su marido, John. —¿Qué pasó con todos tus hijos de crianza?

Su rostro se cayó mientras tomaba asiento frente a él, su enorme cuerpo cayendo pesadamente en la silla. —El estado dijo que no podíamos tenerlos más desde la detención de John.

Serie de los CP 09 - El Toque de un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora