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Ese mismo día, las clases siguieron con normalidad pese a la inquietud comunitaria por el aprendiz de idol.

Me había quedado hablando con Jeongin durante el primer receso por lo que no pude ver a Jinri hasta el segundo; donde me había juzgado pesadamente por no haber estado con ella, también, se empezó a quejar de lo difícil que fue salir de su clase porque aparentemente el chico sensacional que tenía alborotada a la escuela entera era de su grupo.

No fue necesario decirle que también me generaba curiosidad porque si Jinri hablaba nunca se callaba, no era algo que me molestase, al contrario, nuestra dinámica consistía en hablar y hablar y escuchar y escuchar.

A veces era ella la que más hablaba, a veces, era yo.

Se trataba de un muchacho alto, con facciones de encanto y divino como ningún dios del Olimpo podría igualar,  el tipo gritaba a los cuatro vientos que era hermoso, lo sabía y lo hacía saber a todos. Esa fue la forma en que lo describió y esa fue la forma en que mi mente lo interpretó y guardó.

Por lo que, justo en este momento, me quedé estática en mi puesto como si le hubieran echado unas gotas de pegante industrial a la silla para que no pudiera mover el trasero.

Me veía venir al chico guapo con facciones de idol exótico, pero ver al mismo muchacho al que mi hermano menor le había dado unos golpetazos con un llavero de Pokemon, atravesar la puerta del aula donde daríamos la clase extracurricular de manera muy confundida, no. Para nada.

Eso si que era un giro inesperado.

Y su cabello ya no era rosa, era rubio.

Cuando miró a los asientos preferí optar por la opción de fingir completa demencia hasta donde mi vergüenza me lo permitiera. Después de que Minsoo le tuviera la suficiente confianza para convertirlo en su víctima de maldades, el silencio que hizo...ni siquiera tengo palabras para definir lo incómodo que fue.

De vez en cuando Minsoo quería volver a hacerle alguna maldad—como cuando le vi intenciones de arrojarle un nugget que, vamos, tras de que están caros, sería muy malo de mi parte dejar que lo hiciera—y el pobre reaccionaba, estando alerta de cualquier vil movimiento infantil.

Recuerdo que terminó su sándwich y salió despavorido huyendo de un bebé.

Por lo que, si vamos a compartir la extracurricular, preferiría evitar todo tipo de contacto. Eso sería imposible, pero al menos el mínimo ¿no?

Lo vi sentarse en el único asiento disponible dos puestos delante a mi y diagonal. Suspiré sintiéndome aliviada.

El muchacho a un lado mío me veía extraño, pero de nuevo, fingí demencia.

El profesor de psicología no había llegado todavía, así que me tomé la libertad de agarrar el teléfono y contestar algunos mensajes no leídos en el grupo de la familia, tomando una foto al frente para que me creyeran de que realmente estaba en clases—sobretodo Minho, que me había acaparado los mensajes en el chat privado, preguntando si había ido a algún evento fan a entregarle a Felix el hoodie— El flash estaba encendido y no me había fijado, pero no tenía problema en ello, no era alguien quien se avergonzara de simples acciones como mandar una foto en el grupo familiar.

«Esa foto seguro es vieja, está sacando una excusa para no ir a trabajar tsks » Minho escribió, echándole leña al fuego que era sinónimo a mi papá enfadado porque me estaba "desentendiendo" del negocio familiar.

Sin poder aguantar al insoportable, saqué un cuaderno y escribí la fecha de ese día, con un "Estúpido Minho" en letra chiquita debajo. Tomé el cuaderno y sin vergüenza me saqué una selfie con la pizarra de fondo.

OH GOD! ;; lee felix/Hwang HyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora