— ¿A caso nunca descansas? — cuestiono la chica, mirándolo con aquellos grandes y hermoso ojos negros, tan negros que podías ver tu reflejo o perderte en ellos. — Siempre estas estudiando, ni siquiera haces algún deporte.
— Practique basquetbol — contestó sin siquiera mirarla, centrándose en aquel libro de matemáticas.
— ¿De verdad? ¿Y que paso?
— Bajaron mis calificaciones — contestó simple.
— ¿En que momento? — La chica arrugó su entrecejo y al ver que no tenía la atención de Gye-nam puso su mano sobre él libro. — Siempre fuiste el primero, desde que inició el curso.
— Y tú seguirás siendo la ultima si no terminas eso — La joven soltó un lloriqueo, pero luego de algunos minutos en silenció hablo —. Nam — llamó.
— ¿Mmm? — preguntó, pero cuando su contraria no hablo se vio obligado a levantar su mirada hacía ella. — ¿Qué?
— ¿Te gustaría ser libre? — Gye-nam arrugó el entrecejo sin comprender — Sentirte como el puto Dios del mundo, sin preocupaciones; solo calma y satisfacción, placer. Puedo ayudarte con eso.
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Apretó el frasco en su mano y dejo caer su cabeza hacía atrás, cerrando sus cansados ojos; soltó una pequeña risa nasal de impotencia.
— ¿Qué mierda estoy haciendo? — se preguntó, tratando de regular su respiración.
Él mismo se había prometido que no iba a recaer, que solo lo usaría en días de insomnio, que solo sería una vez; pero como siempre esa única vez se convirtió en dos, tres, cuatro; cinco, seis veces, y llegó un punto en el que supo que ya no iba a parar. Su cuerpo comenzaba a dolerle o temblaba y, poco a poco, la luz comenzaba a irritarle; un patrón que conocía a la perfección: Síndrome de abstinencia.
Si no tomaba aquellas tabletas ahora, los síntomas empeorarían y podría perjudicar al grupo, y era lo que menos quería; arriesgar sus vidas por su falta de control; en cambio, si tomaba las pastillas no sería un peligro para ellos, o al menos no de la manera en la que temía.
Se giró hacía los demás: En silencio, con miradas lastimeras y apunto de perder la esperanza. Todos ellos querían salir, querían irse a casa, con sus padres, querían sentirse a salvo; y era algo que no iban a poder sí él seguía así.
Así que, no lo pensó más y abrió el frasco, dejando una sola tableta en la palma de su mano: La llevo hasta su boca y la tragó, con algo de dificultad debido a la falta de algún liquido. Soltó un ultimo suspiró.
Al girarse, se asustó al ver una On-jo mirando hacía la ventana, completamente perdida; quiso alejarse, pero le dio lastima y no tuvo otra opción más que hincarse hacía ella.
— ¿Estas bien? — preguntó recostando su cabeza en su brazo apoyado en la mesa. — ¿On-jo?
— Sigo pensando en I-Sak — dijo.
— Lamentó lo que le paso, no estuve ahí, así que... — No sabía exactamente que decir, no conocía muy bien a Yoo I-Sak, tampoco estuvo cuando se convirtió, pero sí sabía que ellas eran buenas amigas y que debió ser un golpe duro.
— Cuando se convirtió, no quería soltarla, la sostuve incluso cuando colgaba de la ventana — Su labio comenzó a temblar, advirtiendo los próximos sollozos —, incluso cuando Cheong-san me decía que la soltara, yo no quería hacerlo, no podía.
— No soy bueno consolando a la gente — habló luego de algunos segundo en silencio, llamando su atención —, tampoco entiendo tu dolor y mucho menos quiero sentirlo; pero estoy seguro de que si algo le pasara a Nam-ra me volvería loco, pero algo sí te puedo asegurar; no haría que su muerte fuera en vano, sobreviviría incluso cuando sintiera que ya nada tenía caso, que mi mundo se derrumbo. Debes ser fuerte, por I-Sak, por tus padres, por tus amigos, por quien quieras, pero aférrate a eso y mantente con vida.
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𝗪𝗘 𝗔𝗥𝗘 𝗔𝗟𝗜𝗩𝗘; Jang Woo-jin
FanfictionLos estudiantes del instituto Hyosan quedan atrapados mientras sufren los ataques de sus compañeros infectados por un mortífero virus zombi. Sin agua ni comida, sin contactos con el exterior, deben luchar por su supervivencia y encontrar alguna mane...