Capítulo 24: ¡Ayúdame, Meliodas!

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—¡Elaine! ¡No te acerques! —escuchamos el grito de Ban advirtiéndole, pues el hada intentó acercarse a él mientras este seguía rodeado por ese humo morado que lo quemaba poco a poco

Era un veneno muy fuerte, digno de una serpiente como Melascula.

—Pero-

—Hmmmm. —Elizabeth observó la escena con una mirada algo melancólica, así que se acercó a Ban sin inmutarse por el veneno y comenzó a sanarlo, liberándolo de ese gas venenoso

—¿Cómo es posible que no te haya pasado nada? ¡Ni siquiera las diosas pueden salir ilesas de mi veneno! —exclamó Melascula

—Es porque yo no soy cualquier diosa, además de que he sido entrenada por ustedes durante estos días. Obviamente descubrí algunos de sus secretos.

—¿Acaso nos estás traicionando?

—No, simplemente le pagué el favor a Ban. —contestó Elizabeth, dándole la espalda a Melascula— Ahora ya no le debo nada por haberme ayudado a salvar mi pueblo, Liones.

—Princesa Elizabeth. —pronunció Ban confundido, incorporándose con ayuda de Elaine

—Ahora es nuestro turno. —Elizabeth formó un campo de protección al rededor mío y de ella, para que así nadie nos interrumpiera

—¡Tn! —gritó Merlin preocupada

—¡No te preocupes por mí! ¡Acuérdate de que la pócima funcionó! —exclamé viéndola de reojo

—¡Tonta! ¡Te dije que no lo dijeras en voz alta! —me regañó la maga— Ahora ya no tendrás ventaja.

—No la necesito, esta pelea debe ser justa. —respondí decidida

—Oh, es una pena. —dijo Elizabeth— Creí que seguías débil y de ese modo acabaría más rápido la pelea.

—Si sabes que te supero en poder, ¿no? —hablé con cara chibi

—¡Eso era antes! —vociferó con el ceño fruncido— Los Mandamientos me entrenaron hasta que cayese desmayada y me hicieron leer libros de magia oscura, ¡ahora soy casi una híbrida como tú!

—¡¿Que hiciste qué?!

—Bueno, hace mucho que no luchamos las dos. —comentó, restándole importancia al tema anterior— Solo lo hicimos unas tres veces, contando con todas nuestras vidas pasadas.

—Sí...

—La primera vez fue cuando me confrontaste en la Guerra Santa, la otra vez cuando perdiste el control y te hartaste de seguir soportando mis intentos por acabar contigo. —Elizabeth sonrió inocente

—La última pelea fue cuando ambas nacimos en Liones. —susurré— En ese entonces, todos te conocían como Liz, la hermana amable y perfecta, a diferencia de mí, ya que yo no fui una caballero Sacro como tú...

—Esa fue mi mejor época, ¡creí que por fin Meliodas se había enamorado de mí!

—¿Qué? —la miré confundida, pues Meliodas jamás me engañaría

¿Verdad...?

—Gracias a que yo, Liz, fui una caballero Sacro, Meliodas siempre estuvo a mi lado y me protegió, ¡incluso sentía admiración por mí!

—¿Meliodas te dijo eso? —cuestión ocultando mí mirada bajo mi flequillo

—Pues te lo confirmo por los hechos, ¡sus ojos no mienten y lo sabes!

Es verdad, en esa vida Liz cambió su carácter a uno más decidido y fuerte, hasta el punto de parecer casi igual al mío, pues aveces ignoraba a Meliodas y le golpeaba cuando este hacía algo mal... Me acuerdo que el mismo Meliodas admitió que le atraía alguien con carácter fuerte, que sea difícil de predecir, sin embargo en esa vida yo no llegué a ser una caballero Sacro, ni tampoco a estar tanto tiempo al lado de Meliodas...

Volverte A Ver (Meliodas y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora