Volverte A Ver (Meliodas y Tu)

Prólogo

Narra Tn

Apenas recobré la consciencia, sentí un fuerte ardor por la parte del estómago, lo cual me impedía moverme. Mi estado se debía a la herida que me causó Fraudin, el Mandamiento del desinterés, al atacarme por sorpresa.

Concentré la poca energía que me quedaba y visualicé una luz blanca saliendo de mi interior, para así sanarme a mí misma.

-Justo estábamos por curarte nosotros, pero te nos haz adelantado. -reconocí la voz de la druida Zaneri

-Aquí estarás a salvo, siempre y cuando ocultemos tu poder. -habló su hermana, Jenna

-Por eso tendremos que sellarte, Tn. -dijeron ambas al unísono

-Pero no me vayan a dejar mucho tiempo aquí... -murmuré a duras penas, abriendo mis ojos levemente- Tengo que encontrar a Meliodas...

-Tienes nuestra palabra. -me seguró Jenna, a lo que su hermana asintió de acuerdo

-Mientras estés aquí, deberás entrenar tu mentalidad y energía, de esa manera no tendrás problemas al liberar tu verdadero poder. -explicó Jenna- Te sellaremos y liberaremos cuando veamos conveniente.

No respondí, simplemente dejé que ambas me cargaran y me llevasen al interior de una cueva.

La única ventaja que sacaría de esto, sería poder controlar mi poder, ya que al ser una híbrida entre el clan de las diosas y el demoniaco, mi poder estaba casi igualado al de Meliodas, por lo tanto aún no podía controlarlo del todo.

-Gowther, ya puedes irte con los demás Pecados. -dijo Zaneri- Haz lo que Tn te encargó hacer.

-Sí, aún me falta borrarle la memoria a Merlin y a King. -comentó el pelirosa, para luego dirigir su vista hacia mí- No vayas a romper tu promesa, de lo contrario atente a las consecuencias.

Es verdad... Ya me acordé cómo llegué aquí. Gowther me trajo luego de hacer un trato entre ambos, trato del cual no podía dar marcha atrás, pues Gowther ya le había borrado los recuerdos a Meliodas.

-Apenas salga de aquí cumpliré con mi parte del trato. -aseguré en tono decidido

Gowther asintió y se retiró del lugar, manteniendo una mirada neutral mientras estaba rumbo a traicionar a sus compañeros, los Pecados Capitales, borrándoles la memoria a dos de ellos, para que así no me recordaran.

-Sellaremos la cueva antes de que el Mandamiento te localice. -informó Zaneri, recitando un hechizo junto con su hermana

No quería permanecer sellada, era demasiado injusto que, debido a mi maldición, me impidiesen seguir viviendo mi vida.

-Te veremos dentro de unos años. Adiós, Tn. -se despidieron las druidas, sellándome en la cueva y dejándome sola por completo

Y pensar que ya me había acostumbrado a esos días, donde Meliodas me levantaba con un beso en la mejilla... ¡Es que todo iba tan bien, hasta que Fraudin logró liberarse del sello que lo mantenía cautivo! Luego le contó a Liz, mi hermana, la verdad con respecto a su pasado de hace tres mil años, provocando que Liz recobrara la memoria y se activase la maldición.

-¿Fue mi culpa que Liz haya muerto? -me pregunté en voz alta- No fui lo suficientemente fuerte como para salvarla de un Mandamiento... Todo porque me negué a entrenar mis poderes.