24. el beso que lo cambio todo

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me concentré en las manos de momo, una chica que me ha estado ayudando a aprender lengua de señas. había estado aprendiendo por mi cuenta en internet, pero no tenía nadie con quien ponerlo en práctica ya que la única persona que lo sabía era quien no quería que se enterara que estaba aprendiéndolo.

también estaba como opción las hermanas de minho, pero creo que me daría de cabeza al estar pasando tiempo con ellas más que con minho mismo, así que terminé con ella, la hija de una amiga de mi mamá.

"¿como pasaste tu dia ayer? yo genial."

"fue muy escandaloso, tuvimos a la familia de mi papá con nosotros. navidad estaremos con la familia de mi madre."

momo me mostró una sonrisa cómplice y con su cara me dio a entender que sabía a lo que me refería. me habló un poco más de su día con su familia en acción de gracias. estaba atento a cada movimiento de sus manos, completamente concentrada en ellas.

"¿y qué tal hoy, eh? es nochebuena... yo la voy a pasar con mis amigos, nos quedaremos a dormir todos en mi casa y abriremos los regalos en la mañana."

alcé mis manos con una sonrisa en mis labios, orgulloso de mi mismo. ahora podía entender todo lo que me decían y aunque todavía se me complicaba un poco poder entablar las palabras con mis manos, no era tan difícil como al inicio. mis dedos estaban más agilizados.

"supongo que voy a hacer lo mismo, pero sin la pijamada y sin mis amigos, sino con mi familia solamente y será mañana. espero poder ver a mis amigos hoy y mañana también, aunque no sé si podamos... mis padres tienen planeado salir hoy, pero no sé si iremos solos o acompañados."

"entiendo, ¿no los viste desde que salieron de vacaciones?"

―sí, pero extraño verlos cinco días a la semana. ―hago un puchero con los labios, expresando mi inconformidad― seguimos viéndonos, pero cada uno tiene su rutina y cuando no la tienen, nuestros padres no nos permiten salir para pasar tiempo juntos. ya sabes, el espíritu navideño, ¡sí!

momo me miró con expresión seria, regañándome con sus pequeños ojos. colocó sus manos en su cintura.

―¿qué? ―miré de un lado a otro.

"pensé que habíamos acordado a no hablar verbalmente, solo mediante lengua de señas".

―mierda ―solté inevitablemente.

apreté los labios al ver su mirada tornarse más severa.

"perdon, es que no sé cómo decir esa palabra en lengua de señas".

me reí con inocencia, escondiéndome entre mis hombros. momo no pudo mantener por mucho tiempo su expresión seria porque al verme, una risa se le escapó de los labios.

"tampoco creo que vaya muy bien intentar decirla en lengua de señas, tal vez no suene tan genial como cuando lo decis en voz alta". rio una vez más, tapándose la boca.

"si, le quitaría la genialidad". me encojo de hombros.

"¿qué te parece si tomamos un descanso? veo que te estás muriendo por hablar".

―¡al fin, libertad! ―expreso en voz alta, como si no hubiera hablado en meses. puede que no pareciera tan difícil no hablar con tu boca, pero sí lo era. más para alguien como yo que no parecía poder quedarse callado nunca.

―no seas dramático, han―rodó los ojos, divertida― pero volviendo a lo de antes, ¿qué vas a hacer hoy en caso de que no tengas esa salida con tu familia? ―inclinó la cabeza a un lado, curiosa.

buen planDonde viven las historias. Descúbrelo ahora