34. una cita de... ¿tres?

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―minho, me gustas. me gustas muchísimo. ―confesé.

enderezo mi postura, arreglando mi pelo en un gesto de nerviosismo. sonrío apenado, sintiendo todo mi cuerpo responder ante la ansiedad. me abrazo, intentar calmar los sentimientos a flor de piel que habían surgido en cuanto solté las palabras.

había silencio, pero a pesar de la calma, no podía controlarme. sentía mi corazón latiendo tan fuerte que me aturdía, como si en cualquier momento fuera a explotar.

―¿me escuchaste? ―pregunté― te dije que estoy enamorado de vos. ―me reí. agaché mi cabeza.

entonces lo realicé.

―han, por supuesto que no puede oírte, ¡minho es sordo! ―me di un golpe en la cabeza― intentémoslo de nuevo...

carraspeo antes de continuar. ―¿minho, me entendes? ¡me gustas tanto! ―exclamé en voz alta― ¿pudiste leer mis labios? ¿queres que lo diga más despacio?

me quedé viendo al espejo, viendo lo ridículo que me veía ahora mismo.

―jisung, estás perdido ―suspiré, mirando al techo, pensando en él―. si estuvieras aca, no sé ni cómo te diría lo que siento por vos.

¿debería solo darle un beso? ¿abrazarlo o tomarlo de la mano? ¿escribirle una carta, enviarle un mensaje... qué?

seguramente si se lo decía de frente sería un completo desastre. no puedo hacerlo bien ni cuando él está ausente, me pongo tan nervioso practicando, que no imagino cómo será cuando realmente tenga que hacerlo.

después que le pregunté si quería ir a una cita conmigo hace un poco más de una semana, su reacción fue bastante adorable y graciosa. se quedó inmóvil un buen par de minutos, a lo que me vi obligado a soltarlo antes de plantarle un beso en los labios en un acto de impulsividad... cosa que no me podía permitir hacer aún. no antes de confesarle mis sentimientos, al menos.

incluso apagó y prendió su audífono, pensando que había entendido mal. al final, tuve que preguntarle de nuevo porque parecía no asimilarlo. a la segunda vez, no le di tiempo de responder, diciéndole en su lugar que nos reuniríamos en el café al que habíamos tenido nuestras primeras reuniones. prometí avisarle qué día sería nuestra cita. asintió un par de veces, tal cual un niño y unos minutos después nos despedimos.

durante los días que quedaban de esa semana y los que habían transcurrido de esta, minho había estado algo raro conmigo. unos días no se despegaba de mi lado, pero al siguiente no parecía querer acercarse en absoluto. nunca le reclamé, porque en el fondo sabía que lo estaba confundiendo.

minho creía fervientemente que no sentía nada por él, entonces cuando lo invité a salir, creo que solo pude crear un caos de confusión de sus sentimientos.

después de todos estos días que habían pasado, él no se atrevió a preguntarme nada al respecto, hasta parecía que estaba esperando a que le dijera que era una broma.

estábamos a mitad de semana y nos encontrábamos en el receso. jeongin, seungmin, changbin, minho y yo estábamos sentados en una mesa, en donde básicamente obligué al rubio a sentarse junto a mí. era uno de esos días en donde no parecía querer acercarse.

―quédate. ―le ordené, apuntándolo con un dedo.

―bueno.

me acomodé junto a él, sentándome lo más cerca posible. nuestros brazos se estaban rozando y cuando él lo notó, dejó de respirar. lo miré masticar el sándwich que traía consigo con una rapidez que resultó graciosa.

¿acaso no entendía que estaba coqueteando con él? no me la creía. lee minho, el experto en coqueteo no podía leer entre líneas.

―¿por qué no se da cuenta que estoy coqueteando con él? ―hablé en el oído de jeongin. él se carcajeó.

buen planDonde viven las historias. Descúbrelo ahora