31. un secreto revelado

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estaba en el aula de clase, sentado en mi banco, viendo fijamente a minho a través de la ventana.

llevaba un gorro blanco sobre su cabeza, dejando que algunos mechones de su cabello castaño escaparan a través de él. me encantaba, más aún cuando brillaba bajo la luz del sol. extendí una mano hacia él de manera inconsciente, queriéndolo alcanzar.

solo había sido ayer que le pedí tiempo para mí mismo, pero el solo saber que no almorzaremos juntos, ni nos hablaremos, o el hecho que tampoco podré tomarlo de la mano ya me tenía en un estado de ánimo un poco bajo.

yo tampoco me entendía. lo extrañaba, lo admito, pero tampoco quiero acercarme cuando estaba así de confundido y a lo que podía leer en su expresión, él también se encontraba algo decaído.

quise dejar todo de lado y correr a él y confesarle lo que sentía, pero mi cuerpo no reaccionaba.

minho se mecía sobre sus pies de un lado a otro, dejándome ver el perfil de su bonita cara. pareciera como si estuviera esperando a alguien, pero sabía, en el fondo, que esa persona no era yo. suspiré, apretando mi mano.

―minho... ―lo llamé en un susurro.

y como si me hubiera escuchado, terminó dándose la vuelta y su mirada se encontró con la mía, a pesar de la distancia. lo sentí. sentí que me vio, realmente me vio.

el estómago se me revolvió. le sonreí un poco, estirando mis labios, viéndolo desde dentro.

solo que él no me regresó la sonrisa que le había regalado.

―¿qué miras? ―preguntó alguien a mi lado. me sorprendió tanto que salte en mi asiento, volteando para ver quién era.

―ah, miyeon, sos vos ―le sonreí― hola.

―hola, jisung. ―dijo ella, sentándose a mi lado con un ánimo tan feliz que hasta me molestó ver que todos los demás estaban igual... y yo, bueno, estaba siendo patético.

cuando miré nuevamente por la ventana, minho ya no estaba.

―estabas mirando al chico castaño, ¿verdad? ―alcé las cejas, sorprendido― era el único que estaba ahí, pero se fue hace un par de segundos ―se acomodó sobre el asiento para verme mejor―. es lindo, bastante. ―sonrió, haciendo que sus ojos se achicaran.

entreabrí los labios.

―más que solo lindo... ―dejé salir la confesión sin pensar. carraspeé cuando realicé mi pequeño desliz y suspiré, colocando mi barbilla sobre la palma de mi mano, pretendiendo como si no hubiera dicho nada.

miyeon me miró con expresión curiosa, ladeando la cabeza. se rio un poco, pero yo no lo hice. al parecer sí me había escuchado, pero mi mente rápidamente recurrió a otros pensamientos, descartando todo lo demás de golpe.

¿acaso... él era a quien se refirió ayer cuando le dieron la bien merecida paliza a felix? fruncí mi ceño sin pensarlo demasiado. no podía tener la mala suerte de que mi nueva amiga, además de casi todas las personas del colegio, también estuviera tras minho, ¿verdad?

¿qué haría si él era a quien se refiriera? ¿tendría que mentirle y decirle que es mi novio? ¿que es territorio privado? ¿que ese producto ya no está libre para el público?

pensamientos pateticos.

ciertamente no podía decirle que era mi novio por más que quisiera ya que no era cierto y podía correr riesgo de ser desmentido, pero en cambio, sí podía decirle que él ya estaba tomado... de cierta manera, al menos. eso no contaba como mentira, ¿no?

buen planDonde viven las historias. Descúbrelo ahora