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Así que te hice creer que siempre me quedaría,
Dije algunas cosas que nunca debí decir

Tal y como Haibara le exigió a su pareja, apenas llegaron a su hogar y comprobaron que los tres diablillos estuviesen dormidos, se sentaron en la terraza del jardín para conversar.

Nanami suspiró y sirvió una generosa cantidad de Whisky en su vaso favorito, el que estaba decorado con unos pequeños relieves por el costado. Cruzó sus piernas y ladeó el cuerpo en dirección al pelinegro, quien lo observaba expectante a lo que tenía que decir.

— Antes de que sepas todo necesito que me prometas que no saldrá de aquí. Es muy delicado, tanto que solo Ieiri y yo conocemos la verdad. — habló, tomando la mano de Haibara y apretándola suavemente.

— Está bien. — le pareció extraño su tono de voz tan tajante, pero no quiso cuestionarlo.

— Gojo y Getou no terminaron en buenos términos, la razón por la que Getou se marchó del país fue por una situación bastante dura entre ellos.

— ¿En serio? Yo pensaba que seguían en contacto, es decir, a Gojo-San se le notaba que no estaba tan interesado en él, pero jamás creí que fuese por algo malo.

— Voy a contarte todo, después quiero escuchar tu opinión.

Le dio un largo sorbo al líquido color miel, haciendo sonar los hielos al colocar el vaso sobre la mesa de centro.

Nanami comenzó a relatar lo sucedido entre ambos, omitiendo algunos detalles que no iban al caso y que solo los mencionaría por morbo; algo que Yu no disfrutaba mucho.

Los redondos ojos del azabache se abrieron de par en par, con cada palabra que el rubio soltaba las expresiones de sorpresa, decepción y tristeza se dibujaban en su rostro como si fuese un lienzo de pintura.

Y una vez finalizado su relato Kento se quedó en silencio, optando por tomar de golpe todo el contenido del vaso y cerrando los ojos a la espera de lo que su pareja quisiese decir.

— La verdad... estoy sin palabras.

Haibara cree que cualquier persona que conociese a los dos estaría de la misma forma.

No comprendió bien por qué en la fiesta Nanami estaba tan preocupado por Satoru.

Ahora entiende la gravedad del asunto.

— Si tú me hicieses lo que Getou-San le hizo a Gojo-San... creo que jamás podría perdonártelo. Me dolería el alma.

— No es algo tan grave como un homicidio, pero creo que lo que más duele es la traición y la manera en que Getou actuó, sin pensar en las consecuencias... es algo que me dejó muy sorprendido.

El menor asintió, jugueteando con sus dedos y sumergido en sus pensamientos, todavía intentando digerir el cúmulo de información que rondaba por su cerebro.

— Los errores no vuelven a Getou-San una mala persona, pero es imposible no cuestionar qué mierda pasaba por su cabeza para lastimar de esa forma a Gojo-San.

— Pienso lo mismo, aunque hace un rato le dije que no lo juzgaría porque no tengo derecho alguno. Tampoco es como que voy a estar cien por ciento de su lado, Gojo está primero que él y, además, resulta agotador contener a dos personas al mismo tiempo. — Nanami apoyó la cabeza en el respaldo del sillón, fijando su vista en el techo de vidrio que reflejaba las copas de los árboles. — Por eso Gojo no pudo volver a casa tranquilo.

— Entonces, le dio una crisis de ansiedad porque lo vio... después de todo el daño que le hizo. — Haibara siente un apretón en su pecho, y es que quiere tanto a su mayor que es inevitable ponerse en su lugar.

❝Save Your Tears❞ 「SatoSugu」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora