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Durante toda la noche, Annabeth solo había podido dar vueltas en su cama, nada aparecía en su mente, y no era una opción decirle a su mejor amigo lo que creí que empezaba a sentir por él

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Durante toda la noche, Annabeth solo había podido dar vueltas en su cama, nada aparecía en su mente, y no era una opción decirle a su mejor amigo lo que creí que empezaba a sentir por él. Al salir los primeros rayos del día supo que su tiempo se estaba agotando, en pocas horas tenía que ir a encontrarse con Percy y decirle la primera mentira que se le pasara por la mente.

—¡Annabeth! —escuchó a su madrastra llamándola, por lo que decidió salir de su habitación e ir con ella, seguro un poco de distracción haría que su mente se despejará para inventar la mejor excusa de porque estaba distante.

—¿Sí? —preguntó ella al estar frente a su madrastra. Al verla notó que había pasado una mala noche, pues tenía una sombra oscura debajo de sus ojos, su cabello estaba desarreglado y parecía que había envejecido 10 años en una sola noche—. ¿Estás bien? —le preguntó la rubia esperando que su respuesta fuera afirmativa, no creía que podría lidiar con una situación más de la que ya estaba pasando.

—Yo ... Sí, solo tuve una mala noche —Helen respondió para después invitarla a sentarse en la silla del comedor, el desayuno ya estaba servido y aunque Annabeth hizo su mayor esfuerzo para que no se notará que su mente divagaba fracaso horriblemente en ello, pues pasaron solo unos pocos minutos antes de que Helen la mira entrecerrando los ojos, casi como si estuviera tratando de leer los pensamientos de la chica, como si quisiera escudriñar en lo más profundo de su memoria y pudiera descubrir cualquier recuerdo que ella no conociera.

—Tampoco pasaste una buena noche, ¿verdad? —aunque para Annabeth el " verdad" había sonado como una pregunta, estaba completamente segura de que era una afirmación, y por la expresión del rostro de Helen sabía que no podría negarse.

—No, no sé qué me pasó, pero no pude dormir en toda la noche, creo que deberíamos ir con el boticario del pueblo, seguro él conoce alguna planta medicinal que puede hacer que nuestro insomnio se vaya y así podremos descansar tranquilas —dijo Annabeth tratando de que su conversación no se dirigiera a la razón por la cual se mantuvo despierta toda la noche.

—¿También viste la sombra? —preguntó Helen curiosa.

Por un instante la sangre de Annabeth se heló. Seguramente la sombra que vio fue Percy, seguramente ya descubrió que tengo algo que ver con el vecino, o seguramente piensa que él me mordió y ya no soy humana, los pensamientos pasaban deprisa por la mente de Annabeth. Su mente corría rápido para tratar de buscar una respuesta ingeniosa y que no la delatara para responder a lo que seguramente su madrastra estaba por preguntarle, pero mientras tanto decidió fingir demencia frente a su pregunta.

—¿De qué sombra estás hablando? —mintió magistralmente Annabeth. Había sonado tan convincente para ella que seguro su madrastra se había hecho la idea de que ella no sabía a qué se estaba refiriendo, sin embargo, Helen solo atino a mirarla extrañada.

—A la sombra que se apareció anoche, la que se asomó a en las ventanas. La que seguramente viste y fue eso lo que no te dejo conciliar el sueño, porque déjame decirte que las sombras bajo tus ojos seguro no solo se deben al insomnio —comentó Helen mirándola directamente a los ojos.

Cuando el sol este muriendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora