Mi persona favorita (Versión Harco)

Parte 2

Parte 2

Y aquí estoy, contándoles esta historia de amor, una como todas, tan igual a otras, aún así tan especial y hermosa para mí. Es especial, es mágica y maravillosa, este amor lo es, la persona que amo lo es, esa persona que me enamoro y enamore. Y después de todo... ¿no son mágicas y maravillosas todas las historias de amor?

Porque es mágico que una persona te mire en el instante que tu lo miras, pero que mire de verdad, que te vea, que se enamore, ese mirar. Es mágico, que dos personas conecten al mismo tiempo o que simplemente conecten entre sí. Ese amor que es tan puro, grande y desenfrenado, en otras palabras... maravilloso.

Nunca fui gran creyente en el amor, nunca lo pensé por mucho tiempo si quería o no enamorarme. No soy de esas personas que vive su día a día buscándolo, no esperaba encontrar a "mi media naranja" al doblar la esquina, ir a comprar el pan una mañana de domingo o al cruzar la calle en medio de una llovizna con un humor más bajo que la temperatura.

Existen mujeres que usan labial y tacones, así como hombres que visten los vaqueros más ajustados y un espectacular peinado para ir a comprar un cepillo de dientes, creyendo que podrían encontrar a ese "alguien", incluso en el vendedor o vendedora. Nunca hice algo como eso, he comprado papel higiénico al bonito chico de la tienda y he ido con lagañas en los ojos.

Pero aquella fría mañana, apareció y yo, no sé cómo, lo supe, supe que me flecho y cuando hable con él entendí que sería profundo, que ya me comenzaba a enamorar, tenía algo que no sabía describir o explicar, pero yo lo sabía, era el amor de mi vida. Existen las coincidencias, pero no fue una de ellas verlo dos veces un mismo día.

Tal vez, inconscientemente lo buscaba y esperaba, tal vez solo recién en el instante que lo vi estaba preparado para conocerlo, para amar de la manera en que lo comencé a amar.

¿Suerte o destino? No creo en ninguna con certeza, pero pudo ser una. El instante en que llegó a mi era el correcto, no antes, no después, no de otra manera.

Después de ese día, de ese primer día, tenía su número, comenzamos a enviarnos mensaje. ¿Cómo comenzó la charla? ¿Fue bien o mal? Del 1 al 10 no puedo ponerle un 1, tampoco un 10, pero quizás un 6 es la mejor nota. Puede ser un poco cursi o tonto, pero hasta el día de hoy guardo la capturaba de aquello mensajes.

Hola.

Había enviado ese mismo día cuando termine mi turno de trabajo.

¿Quién eres? ¿Cómo tienes mi número? ¿Te lo di yo?

¿Les das tu número a muchas personas un mismo día?

Si no me dices quien eres no contestare.

Entonces, supe su primera cosa, ese chico no se andaba con demasiado rodeos, era directo, franco... me gusto.

Me diste tu número, el chico de la cafetería, el que casi atropella tu padre.

¡Harry! Estaba esperando tu mensaje.

¿En verdad? No lo parecía.

Sí, lo siento, creí que podía ser una de las molestas hermanas de los amigos de mi hermano.

¿Por qué molestas?

Porque algunas quieren tener un lindo amigo gay, otras quieren volver hetero hermoso gay y una que otra quiere que el precioso gay salga con su mejor amigo gay.

¿Puedo suponer que tú eres ese chico lindo, hermoso y precioso?

No lo supongas... ¿No lo confirmaste cuando me viste?

Aprendí de su arrogancia, su enorme amor propio, que no era tan fuerte en esa época, lo grande no importaba, yo era el único que podía agrandar o derribar esa autoestima fácilmente, porque él... él es tan sensible cuando ama.

La verdad es que no lo confirme... ¿Eres todo eso? ¿Seguro? No lo creo.

¿Entonces porque me envías mensaje?

Recuerdo que al leer ese mensaje sonreí, tenía el presentimiento de que se enojo.

Porque necesito volver a verte y confirmar cuál de las tres cosas eres.

Lo debí suponer, eres un hablador.

Si, puedo hablar mucho, horas y horas... ¿Quieres hablar conmigo?

Eres un tonto.... pero uno gracioso.

¿Eso es un sí?

¿Me invitas a salir?

¿No es obvio?

No.

Lo haré a la antigua... ¿El lindo, hermoso y precioso chico, no quiere tener una cita conmigo?

Demasiado formal, pero... sí.