Parte 4
El día que nos pusimos de novios oficialmente, ocurrió en pleno invierno, cuando esa estación se desenvuelve en su más fresco esplendor.
Para ser honesto, no soy la persona más romántica, por más enamorado que Draco me tenga desde que lo conocí, no soy exactamente un hombre romántico. Y muchas veces me arrepiento de ello y trato de recompensarlo haciendo algo lindo para él, en esos momento Draco se ríe y me pregunta: "¿Cuánto tiempo estuviste pensando en esto?", finalmente confieso que alrededor de un mes.
Puedo ser un hablador, decir las cosas más bellas en el momento indicado, hago del momento algo especial, pero no se crear el momento. Prepararlo y utilizarlo, no lo sé. Planear una cita, seguirla... no puedo. Tengo amigos que han preparado citas de películas para sus enamoradas.
Las citas que tuve con Draco, fueron completamente simples y cada momento que se acerca a lo romántico fue espontaneo.
Y aún así, él nunca se quejo.
"Ellos son un fraude. Tu eres real, todo lo que me das y dices es real, espontaneo, sincero".
Esas fueron una vez sus palabras. Y claro que me hicieron sentir mejor, pero aún así, creo que Draco se merece más, mucho más. Al menos, una cita en la que se sienta el protagonista de la más romántica película que puede existir.
Pero jamás pude. Esta feliz desde el comienzo con la cosa de ser espontaneo que dice que tengo, eso a lo que el denomino "hablador".
¿Él es romántico?
Tiene su lado, su lado de dar dulces, cartas, busca los besos en la lluvia, le gusta ser abrazado, suele darme muchos regalos.
La manera, en que la que le pusimos nombre a la reciente relación que llevábamos adelante, tiene que ver un poco con todo esto, es otro preciado recuerdo con él. Son de esos momentos que jamás se olvidan, de los cuales no existe fotografías, pero se reproducen con facilidad en la memoria de uno, mucho más eficientemente que un video, porque están grabados en el corazón los sentimientos que experimentamos.
Ya había pasado unas cuatro semanas desde que nos conocimos, aquel día que lo vi dentro del auto mientras su padre me hablaba, nos habíamos estado viendo seguido, nos mandábamos mensajes, nos llamábamos, nos besábamos cuando nos veíamos, pero nada había sido dicho.
Hace un tiempo que venía dándole horas de pensamiento a la idea, pero aunque no lo crean, era más idiota de lo que soy ahora y más cobarde también. No encontraba las palabras o valentía para pedirle a Draco ser mi novio. Pasaba horas pensando escenarios y simplemente nada emergía en mi mente.
Cada vez que nos veíamos, me ponía nervioso, pasaba más tiempo arreglándome solo para luego sudar frente a él sin importar el frio que podían estar sufriendo los dedos de mis pies, sin importar el viento soplando, yo sudaba, me despedía de él viéndome como un desastre andante.
— ¿Y bien?—me había preguntado aquella tarde, cada día las temperaturas eran más bajas, las personas más abrigadas y luciendo rostros más molestos.
Y aunque yo siempre pensé que el invierno es sinónimo de tristeza, aunque debía verme tan molesto como muchos, ese invierno fui una pelota de alegría rebotando por todos lados, era agua en ebullición. No importaba lo incomodo que me sentía con tantos abrigos.
Ese año ame el invierno, claro que, meses después pase el verano junto a Draco y luego regresar al invierno me provoco que lo siga odiando, por la cantidad de ropa que debía de utilizar para no congelarme y lo incomodo de ello.
Esa tarde, bien dije, hacia mucho frio, habían dicho que era el día más frio del invierno hasta el momento y nosotros caminábamos, sin ir a ningún lugar, solo caminábamos.
La personalidad de Draco no es fácil, no es una persona que se deba tratar a la ligera. No mentía cuando dije que no fue fácil mantener una relación tantos años con alguien que tiene esa personalidad.
— ¿No hablaras? Me llamas para citarme y solo me haces caminar y caminar en el frio... ¿Qué pretendes? ¿Qué enferme?—él se había enojado.
— Claro que no, lo que menos quiero es eso... ¿Te gustaría tomar un café?
— ¿Estás seguro que un café bastara hasta que decidas hablar?
— Tampoco te enojes así— estúpidamente me había quejado, no tuve delicadeza con sus sentimientos, ya que no tenía idea de lo frágiles que podían ser.
— Me enojo así porque estaba haciendo algo importante en casa, lo deje y vine con la ilusión de que finalmente tú lo dirías primero y nada. Cuando quieres, resultas ser perfecto y otras tan lento que dudo que seas la misma persona...
— ¡Yo pregunte si estabas ocupado, contestaste que no! ¿Y que se supone que diría? ¿Tenemos una charla pendiente de la que no tengo conocimiento?
— No era necesario terminar lo que estaba haciendo si tú finalmente lo dices—se había cruzado de brazos, frunciendo su ceño y medio inflando sus mejillas—. Si no tienes idea del tema pendiente entre nosotros, entonces quizás no estás tan interesado como creía que lo estabas.
— ¿Qué se supone que debo decir?
— Para ser un hablador, eres bastante lento—bufó—. Solo olvídalo... ¿Iremos a tomar algo caliente o pretendes que sigamos aquí en el frio?
— Primero cálmate.
— Estoy calmado.
— No, no lo estas.
— Que si lo...—gracias al impulso, yo aprendí que besándolo bajaba su temperamento, lo tranquilizaba un poco.
Me había tirado a sus labios, tomándolos con ternura y anéelo, lo había escuchado suspirar mientras abría su boca y me devolvía el beso, pretendiendo unir nuestras lenguas, pero me negué y me aleje.
— ¿Qué? No puedes comenzar un beso y dejarme así—se quejó sosteniéndome del cuello. Le di otro beso inocente y dulce.
— Después tendrás más—le prometí y el accedió—. ¿Quieres tomar algo caliente y decirme que tengo que decir?
— Si quiero tomar algo caliente, pero no puedo decirte, debe salir de ti... o de mi.
Lo vi meter sus manos dentro de los bolsillos de su abrigo y esconder su barbilla y labio en la bufanda blanca que llevaba alrededor de su cuello. Recuerdo que, en ese instante, yo supe que estaba esperando por mí, estaba esperando a mi propuesta y como no llegaba, pensaba hacerla él.
Aunque sentía curiosidad, por saber qué era eso que estaba haciendo antes de que lo llame, esa era mi perfecta oportunidad. La emoción y ansiedad habían recorrido mi cuerpo, la felicidad estaba sobre mi cabeza, porque sabía que no sería rechazado, Draco estaba esperando por mí.
— Draco...
— ¿Sí? ¿A dónde iremos? ¿Podemos ir al de la última vez? Me gusto más. Aunque hay un café aquí cerca, me han dicho que es bueno... ¿Quieres ir?—él comenzó a caminar.
— No, Draco, espera—fui detrás de él.
— ¿Qué? ¿Ya no quieres? Harry, en verdad me estoy congelando.
— Es que... yo quiero decirlo.
ESTÁS LEYENDO
Mi persona favorita (Versión Harco)
FanfictionPrimavera, verano, otoño... son estaciones que realmente me gustan. No puedo decir lo mismo del invierno, es una época tan fría que la creo triste y molesta. Molesta, por toda la cantidad de ropa que uno debe llevar, triste por el oculto o falso sol...