Parte 3

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Parte 3

Al día siguiente, de la primera cita, llovía, llovía mucho. Había llegado temprano al café y comenzaba a creer que él no iría por esa lluvia. Llegue media hora antes, se acercaba la hora, pasaron cinco minutos y nada, pasaron diez, la lluvia solo empeoraba fuera del café, Draco no aparecía.

"¿Qué idiota, además de mi, saldría con este temporal de su casa para una simple cita?", fue la pregunta que me hice mientras reunía coraje para levantarme y regresar a casa.

Mi pregunta, tuvo respuesta, cuando desde el ventanal del café, lo vi luchar con el viento y su paraguas, con su cabello mojado y despeinado, sus ropas húmedas, aún así se veía tan hermoso.

Cuando logró cerrar el paraguas, ingresó al café buscándome, en ese momento, pensé que ese chico estaba tan loco como yo, ahora comprendo que él se estaba enamorando tan locamente de mí como yo de él.

Ya les comente que esta historia no tiene nada de especial, solo soy un joven enamorado de otro que también me quiere, esa es la pequeña magia que hay en todos los sitio, una que no se ve ni se registra, pero está, todos lo buscamos y cuando lo encontramos, se vuelve algo especial.

En esa segunda cita, reímos mucho, mientras afuera la lluvia pasaba a ser tormenta y lluvia de nuevo. Cuando se mantuvo ligera, él perduro un largo momento mirando hacia afuera en silencio, pensando, después me miró y comentó:

— Nunca tuve un beso bajo la lluvia, dicen que es hermoso y romántico... ¿No quieres darme tu ese beso?

Yo, me había quedado viéndolo en silencio, comprendí que Draco nunca pensaba mucho tiempo lo que decía, era así de espontáneo y sincero.

— Este sería el momento en el que un hablador diría algo como "soñé con tus dulces labios", pero no lo soy, así que diré....— me había inclinado hacia él y dije más bajo y seductor—me sentiré alagado por poder ser el primero que toque tus labios bajo la lluvia.

Cuando intente darle el primer beso bajo la lluvia a Draco, pretendí que sea romántico, era mi objetivo, pero fracase. Había posado mi mano en su mejilla, esta se encontraba cálida a pesar del aire helado que corría allí fuera, en la calle a varios pasos del café. Recuerdo que ambas se tornaron rosa, él sonreía y me miraba por debajo de sus rubias pestañas, esperando y anhelando mientras las gotas de la fina lluvia caía sobre ambos, mojando nuestros cabellos, hombros y parte de nuestros rostros.

Vi una fina gota caer sobre las pestañas de uno de sus ojos, lo abrió y cerró varias veces para sacudirla. Yo me reí, me observó curioso, aclaré mi garganta, me puse serio y fui acercándome con lentitud.

— Yo quiero un beso bajo la lluvia, no mirarte mientras la lluvia me moja—comentó él, sintiendo que tardaba mucho.

— Pretendo que sea... dulce—susurré a un centímetro de sus labios con una sonrisa.

— ¿Puedes besarme de una vez?—preguntó con una sonrisa queriendo aparecer.

— Eso intento—pero yo solo rozaba con delicadeza nuestros labios, sin tomar los suyos que estaban entre abierto entregándose, los míos también, por lo que nuestra respiración se había mezclado.

Mientras lo rozaba sin tomar los labios, sintiendo que me burlaba de mi propio anhelo, lo miraba de una manera divertida, él me devolvía una mirada ansiosa y deseosa.

— Cuando quieras, sigo esperando... ¿O qué? ¿Solo usas esos labios para hablar? ¿No saben hacer nada?

— Oh, saben hacer mucho—había asegurado.

— Entonces podrían hacer algo con los míos, darle una demostración.

Al mirar sus labios, los nervios recorrieron mi columna sin saber si el beso lo haría sentir como yo esperaba, si el beso seria del nivel que él deseaba, el miedo me invadió ,se manifestó como torpeza y la inestabilidad de la mano que mantenía en su mejilla.

Sentí sus manos en mi pecho, también el paraguas que sostenía en una de ellas, cerrado, sentí como me daba un leve empujo alejándome, cosa que me sorprendió, dio un paso atrás y saco mi mano de su mejilla, esquivo mi mirada e hizo una mueca con sus labios.

— ¿Qué sucede?—pregunto idiotamente, pero estaba confundido en ese momento.

— Estoy ahí, con los labios entre abiertos, esperando pacientemente, ofreciéndome directamente para que me beses... y nada pasa, bien, lo entiendo. No quieres besarme...

— No, no es eso—el nerviosismo creció cuando comencé a negar sus palabras, vi esa mueca en sus labios, una que mucho mas adelante descubrí que ponía cuando no creía las palabras de las personas—solo...—trate de buscar palabras, pero no había ninguna rondando mi cabeza.

Él abrió su paraguas, era verde y tenía rayas negras hacia diferentes direcciones. En ese entonces, creí que estaba perdida la oportunidad, se había cansado de esperar y otra clase de miedo me invadió, llenándome, dominándome... no sabía si luego de que se marche lo volvería a ver.

Conducido por ese miedo, mis pasos me unieron a él, bajo el paraguas, tome su rostro entre mis manos y uní nuestros labios.

Tome su labio superior entre los míos, con suavidad lo solté y tome el inferior, el beso me fue correspondido y nuestros labios se tomaron entre sí acariciándose.

Sus labios estaban fríos y resecos por el viento, así que ofrecí mi lengua, con mi cálida saliva para remojarlos, para humectarlos, mi lengua fue recompensada por su trabajo con el calor y humedad de la suya tocándola y luego rodeándola, devolviendo la saliva que le había entregado a sus labios, de esta manera, bajo el verde paraguas con rayas negras, intercambiamos saliva en el baile que encerraba nuestras bocas unidas y a pesar del ruido de la llovizna golpeando el paraguas, yo podía oír la música que producían nuestras lenguas y labios.

Muchos meses después, el me había confesado que besarlo de esa manera, en ese instante, fue la decisión correcta; de no haber sido así, no me hubiera vuelto a contestar, no hubiera aceptado verme una vez más, porque se había ofrecido abiertamente y se sintió rechazado. Si no lo besaba de esa manera, su orgullo habría estado tan herido, que me hubiera borrado sin importar cuánto le gustaba.

También, me confesó que ese había sido su primer beso con lengua, que desde ese momento, besar se había convertido en algo que le gustaba mucho hacer. Yo sabía que le gustaba, porque siempre aprovechaba cada ocasión.

— Tal vez quieras cerrar tu paragua, para recibir un beso bajo la lluvia—le había susurrado cuando aquel beso acabo, con la segunda intención de tener el permiso de besarlo otra vez.

Mis manos, habían bajado de sus mejillas a su cuello. Allí, recuerdo, estaba caliente y sentía su acelerado pulso.

Sin dejar pasar mucho tiempo, él había soltado el paraguas, sin preocupación, había rodeado mi cintura, se aferró a ella mientras entre abría sus labios y los juntaban con los míos, comenzando otro beso, pero ahora, su primer beso bajo la lluvia.

Para cuando había separado nuestros labios, estábamos lo suficiente mojados como para que sea inútil tener un paraguas en nuestras cabezas.

Para mi sorpresa, él había dejado escapar una fuerte carcajada tirando su cabeza hacia atrás, luego volvió hacia adelante, me dio un beso, solo una caricia a mi labio superior y en sus labios seguía la enorme sonrisa, hasta el día de hoy se que podía sentir en mis manos su cuerpo vibrando.

— ¿Qué sucede?

— Sucede que esperaba un beso dulce, una caricia, algo como esto—y sus labios tomaron los míos en un beso que solo incluía labios, muy dulce e inocente, que duro aproximadamente cinco segundos—. Pero tú, Harry, ¡dios! Me diste mi primer beso bajo la lluvia, inundando mi boca deliciosamente.

— Puedo asumir que te gusto.

— Me encanto.

— ¿Aceptas volver a verme?

— Solo si me aseguras que tendré muchos más de esos besos—y volvió a buscar mis labios encontrando en ellos otro beso para él—. ¿Cuándo nos volvemos a ver?—y su pregunta me había hecho feliz.

Sus brazos estaban sobre mis hombros, abrazando mi cuello, la lluvia había disminuido a finas gotas que casi no mojaba, pero ya lo estábamos, así que continuamos besándonos y planeando cuando nos veríamos nuevamente.

— No lo sé, te llamare para confirmar—y rodeé su cintura con mis brazos.

— ¿Me... llamaras?—preguntó con desconcierto.

— Si.

— ¿Por qué no me dices ahora?—no lo sabía en ese entonces, pero ese tono de voz bajo que había utilizado, era porque no me creía.

— Porque tengo que hablar con unos compañeros, sobre qué día nos juntamos para un trabajo, después de eso podre saber bien que días tengo libres para ti.

— ¿En verdad me llamaras para decirme cuando nos vemos?

— Por supuesto—le asegure, pero descubrí su mirada en ese momento, él no me creía—. ¿Por qué no me crees? En verdad si llamare, llamare para más que solo decirte cuando nos vemos, llamare para hablar contigo, para escucharte. ¿Recuerdas? Soy un hablador, y un hablador necesitar hablar... ¿Cómo hablar si no te llamo?—eso produjo su risa, aligerando sus facciones antes tensas.

— Confiare en ti, aunque seas un hablador.

— Soy uno sincero—le di una de mis más brillantes sonrisas.

— Ya veremos... debo regresar a casa—anunció.

— Y no me negare a dejarte regresar, no creo que en un futuro le agrade a tu padre si te retengo más tiempo del permitido y si soy tan descuidado e irresponsable para permanecer aquí con este aire frio cuando estas así mojado... ¿Crees que el olvidara pronto al chico que casi atropella?

— Si conquistas el corazón de su hijo, el día que te lo quiera presentar... lo sabremos.

Yo no sabía cuando sucedería, no sabía nada de lo que sucedería a partir de ese momento, solo sabía lo que quería, quería esforzarme para mantener a ese chico a mí alrededor, quería esforzarme para tener por completo su corazón.



Fue en la tarde del día siguiente cuando lo llame.

— Que curiosa llamada—fue su saludo al atender.

— Qué curioso saludo.

— Es original. Ten un poco de personalidad.

— Tengo un poco de café... ¿Eso cuenta?

— No, no porque trabajas en un café, te lo dan gratis.

— Pues no, este lo compre yo, puedo decirte el precio y todo, incluso lo hice.

— Pensé que vivías con tu familia.

— ¿Y eso qué?

— ¿No lo compro tu madre?

— No, este lo compre yo de camino a casa, mi madre está en el trabajo o camino a casa.

— ¿Estás solo?

— Mi hermano debe andar por algún lado en la casa.

— No pregunte antes, pero ellos...

— Me descubrieron besándome con un amigo a los doce, asique sí, lo saben.

— ¿A los doce?

— Si, fue mi primer novio, yo era un niño tonto, creí que porque lo bese ya éramos novios y yo no tenía idea de que no era normal que un chico tenga un novio, asique un día lo bese en casa sin preocupaciones y nos vieron, y yo dije que era mi novio, el chico había enrojecido, pero ya estaba hecho... ¿Tu? Dijiste que tu familia estaba bien con ello.

— Mi padre, creyó que a los nueve años yo debía saber sobre el sexo, cuando me explico, bueno... yo pregunte como seria si no fuera una niña y fuera un niño con el que estoy. Mi padre me pregunto, con delicadeza, si me gustaban los niños y yo respondí que sí.

— ¿Entonces?

— ¿Qué crees que paso entonces? Enloqueció, grito, me regaño y entonces apareció mi mamá y al día siguiente estábamos toda la familia frente a una psicóloga, desde entonces hicimos terapia, mi madre con el tiempo dejo, mi hermano también, mi hermana igual. Solo seguimos yendo mi padre y yo una vez cada dos semanas durante algunos años. Ahora, rara vez voy, mi padre asiste con más frecuencia. Gracias a eso, tengo una buena relación con mi padre.

— ¿Nunca presentaste un novio?

— Nunca tuve un chico que yo diga: "Va en serio, tienen que conocerlo", no, yo ni los quería cerca de casa. Coquetee con muchos, salí con algunos, citas y así, solo eso.

No era solo eso, Dracono había tenido más que coqueteo y citas con solo besos robados o tímidos,abruptamente cortados por su poco interés. Ninguno había llegado a enamorarlo,ninguno se acerco lo suficiente a su persona, quizás no se los permitió como a mísi o solo no tenían el interés.

— ¿Tendré que ir al psicólogo si consigo ser tunovio?—pregunte y escuche su divertida risa.

— No lo creo, depende de mamá. Lo que si se, es quemi padre necesitara dos sesiones por semana. Para el soy sagrado y los chicos,según él, son perros hambrientos.

— Bueno, genial. Si me recuerda, me vuelve a atropellas.Soy el perro que atropelló y siguió a su hijo para comérselo.

— Creo que ya has formado toda una historia en tucabeza, pero... ni siquiera me has invitado como prometiste.

— No me han confirmado si nos encontramos mañana opasado y yo quiero verte uno de esos días.

— Estoy libre ambos días.

— Esta noche tengo que tener la respuesta y mañana temprano te avisaría. Solo espero queno vuelva a llover.

— Estamos en otoño, entrando a invierno, es normal.

— Invierno, sí, creo que será un buen invierno,creo que será muy cálido.

— ¿Con el clima frio que ya hace?

— No, con la persona caliente que encontré—bromeé ydisfrute su risa.

— Bueno, será un invierno que yo sobreviviré siobtengo muchos café seguidos.

No lo sabíamos, tan jóvenes, tan bromistas, tanvivos, inmaduros y distraídos que no vimos que ese sería el primero de muchosinviernos juntos, no sabíamos que muchas charlas forjaron esto que aún tenemosel día de hoy.

Continuara...

¿Que les esta pareciendo la historia? ¿Criticas?


¡Gracias por leer!

Mi persona favorita (Versión Harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora