34: Demonios

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Frozen - Madonna

Abre las puertas, me siento lo suficientemente cerca del cielo
Ir, quedarse, partir, orar



Hoy he vuelto a tener otro de esos sueños, estaba en una casa sola en lo alto de una colina, en la pradera, solo que la hierba estava seca y a la casa se le caía la pintura blanca a tiras, los cristales de las ventanas estaban amarillentos y en ocasiones rotos, la madera estaba podrida he hinchada de la humedad.

El día era particularmente gris, los montones y espesas nubes no dejaban entrar la luz del sol, estas amenazaban con una lluvia torrencial y a juzgar por la brisa fría, sería una lluvia fuerte.

No me costo mucho darme cuenta donde me encontraba, era la casa donde solía vivir con mi madre, cuando era apenas una niña, claro que ahora el lugar estaba notablemente destrozado y corroído por el paso del tiempo.

Estava parada sobre la rama de un gran roble, el que se encontraba a tan solo un par de metros de la casa, debería estar a unos tres metros del suelo, no era muy alto, pero si lo ves desde arriba, era intimidante, la madera de este estaba notablemente seca, era un milagro que soportara mi peso, a pesar de su grosor.

Más abajo de mis pies, en el suelo, estaba la tumba de mi madre, en realidad no tenía nombre, ni inscripción, solo un par de rocas pintadas y un bulto sobresaliente de tierra, pero sabía que era ella, solamente lo sabía.

Mi estómago estaba echo un nudo, sentía mi pecho vacío, como si llevara ya mucho tiempo sin sentir nada, mis ojos ardían contra fria brisa, estos estaban rojos, inyectados en sangre de tanto llorar, mis rodillas temblaban, estaba decidida, no había nadie a mi lado, no había nadie en la casa, sabía que estaba sola.

Lleve la mano a la cuerda que colgaba al rededor de mi cuello y se unía a un nudo en el tronco, sentí la gruesa cuerda bajo mi piel, esta picaba un poco, resultado de su vejez, pero solo necesitaba comprobar que estava ahí.

Eso fue suficiente para mí y salté.

Desperte asustada sobre mi cama, mis sábanas eran un desastre, mi cuerpo estaba cubierto de sudor, y me costaba recobrar el aliento, como si hubiera corrido un maratón.

Me serciore de la hora en mi teléfono.

11:35

No me preocupe por la hora, oficialmente hoy había terminado con mi primera semana en el grupo especial, tenía planeado tomar el desayuno y pasar la tarde con Sansa, pero me llegó una llamada de Damián.

Usualmente me pondría feliz una llamada suya, pues tomo la costumbre de llamarme todos los días, simplemente para quejarse por algo que le paso y para contarme que esta haciendo, pero ahora, el sabor de la amarga bilis llego a la campanilla de mi garganta y un mal presentimiento nubló mis sentidos.

- ¿Si?- Conteste con la voz quebradiza, no quería sonar así, pero en realidad no pude evitarlo.

- Ash te necesito en la torre de los Titanes, es padre- Damián se escuchaba alterado tras la línea, y para que me llamara pidiendo ayuda por nuestro padre, debió ser algo grave, mis sentidos se intensificaron y salí corriendo de la habitación.

- Estaré ahí en diez minutos.

Entre desesperadamente a la baticueva, no sabía a que me enfrentaba, pero si sabía que debía ir preparada para todo, me vestí más rápido de lo que jamás había echo, subí la caja de instrumentos médicos y un par de armas, a el Batimóvil.

Solo había conducido el Batimóvil una ves a los catorce cuando me atreví a robarcelo a Bruce, solo mencionaré que los secuaces del pingüino, los postes y yo detrás de él volante, no se deben combinar, jamás volví a conducirlo, ahora debía llegar lo antes posible y ayudarlo en lo que sea que estuviera pasando.

Still With You ||  Dick Grayson ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora