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¿Sadomasoquista?

Me quedo confundido ante lo que dice. Bueno, da igual lo que sea, solo me preocupa la hora que es.

—Si, es decir que me gusta recibir e infringir dolor.

Nuestras miradas se conectan. Casi sin poder evitarlo mi sonrisa se acentúa. Ambos lo queremos, desde un inicio fue así. No se como pasamos de un saludo a estar rozando nuestros labios, pero me gusta el giro que está tomando esto.

—¿Interrumpo algo?

Al instante nos separamos al escuchar una voz femenina. Miro detrás de él y ahí está su hermana. Ella sonríe de forma sugerente, como si tuviéramos escrito en la frente “Buscamos un hotel”.

—No Malee, no estábamos haciendo nada.

Dice Chai y se separa de mí. ¿Es en serio? ¿Acaso es difícil decirme que no me quiere besar? Prácticamente me está dando a entender eso. Y por si fuera poco llega mí jefa... esperen ¿Qué hace ella aquí?

—Vaya belleza viene por ahí.

Tanto Chai como yo volteamos a ver a Malee. Pareciera que se va a babear de un momento a otro por Rocío, y no es para menos. Rocío llega con unos vaqueros negros ajustados, realzando su figura. Aparte de que lleva una blusa blanca medio transparente y su cabello lo tiene suelto.

Miro a Malee y luego a Chai. La verdad con ellos es como jugar a encuentra las diferencias. Son idénticos salvo por el color de ojos, los de ella son negros y los de él grises. ¿Un asiático con ojos claros?

A diferencia de Rocío, Milee trae solo un vestido blanco con flores amarillas. Le queda algo corto y la hace ver más joven de lo que en realidad es.

—Victor ven conmigo, si espero a que llegues al trabajo capaz que este hombre te secuestre y yo esperando.

Dice ella en cuando se acerca por completo a nosotros.

—¿Cómo sabes dónde vivo?

—Todos están hablando de ti. —Dice ya sonriendo —Incluso algunos ya saben dónde vives. Lo sé, dan miedo.

—Hola linda. Me presento, soy Milee, hermana del secuestrador.

La última palabra la dice haciendo comillas con sus dedos.

—Si, yo Rocío, mucho gusto.

En cambio, ella no parece interesarle mucho Milee.

—Bueno me voy, adiós chicos.

Me dirijo con Rocío hacia la salida, aunque antes de eso alcanzo a escuchar a Milee preguntando por la dirección de nuestro trabajo. Al parecer Rocío se ganó una pretendiente. Y pues yo...la verdad no se que hacer con mi vida amorosa. Chai avanza unos pasos y luego retrocede esos mismos pasos. No avanzamos pero tampoco nos retiramos. Estamos en un bucle repetitivo.

Al poco tiempo llegamos a nuestro trabajo. Cada uno hizo su labor. Por suerte hoy no hay clientes irrespetuosos, la mayoría son estudiantes o señores de la tercera edad. Eso hasta que aparecieron Chai y Milee. ¿Es en serio? ¿Ni aquí puedes descansar mis pensamientos sobre él?

En cuanto nos visualizan ambos sonríen y se nos acercan.

—¿Aceptan una cita doble?

¡Vaya! Milee si que es directa.

—¿Pagan ustedes?

Bueno, ahora Rocío es la que me sorprende.

—Claro que si, luego del trabajo los pasamos a recoger en el departamento de Víctor.

¿Chai está de acuerdo con esto? ¿Qué está pasando?

—Claro, Víctor y yo estaremos listos sobre las ocho.

Luego de eso se van, al instante miro a Rocio con semblante serio.

—¿Por qué aceptaste?

—Puede que me guste esa chica.

No le creo, pero prefiero no insistir.

El día transcurre demasiado rápido para mí gusto. Ya nos encontramos en mí departamento y arreglados. Son las ocho menos cuarto, creo que nos apresuramos un poco.

—¿En serio quieres ir?

Le pregunto otra vez para que luego no se arrepienta. Ella se limita a asentir.

Al parecer no somos los únicos puntuales, ya que minutos después unos minutos ellos llegan. Los cuatro nos pusimos de acuerdo para ir elegantes. Rocío con un vestido rojo, largo y algo ajustado, con el escote en forma de corazón, dejando ver parte de sus grandes pechos. Milee optó por algo más discreto en el escote y de color morado. En cambio Chai y yo nos vestimos con camisas y pantalones, sencillos pero de diferentes colores. Mí camisa es azul y mis pantalones negros. Mientras que su conjunto es completamente negro.

—¿A dónde vamos?

Me atrevo a preguntar ya que me tienen con mucha curiosidad.

—Nos vamos de viaje.

Dice Milee y nos quedamos a cuadros. Ninguno de los dos esperábamos algo como eso.

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Han pasado 84 años pero acá estoy con un nuevo capítulo. Disfruten de este y siéntanse libres de comentar.

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