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Entré en mí apartamento con el corazón acelerado. No sé que me pasa. Solo es un chico súper guapo. No, solo es mí vecino. No pienso cometer el mismo error. Puede que sea igual que mí ex. Lindo por fuera pero peligroso. El único que me gusta y me seguirá gustando es Blackwhite.

Decido salir a buscar trabajo. En serio necesito dinero y también necesito alejarme de este lugar antes de que muera desangrado.

Todos me miran, tanto hombres como mujeres. Soy modesto, pero la verdad es que siempre le he atraído a ambos géneros.

No soy afeminado pero mí cuerpo me traiciona. Tengo un poco de curvas y mis rasgos son suaves. Las chicas me ven como un rompe corazones y los chicos como un trofeo. Estoy cansado de esta humanidad.

Luego de unos minutos llego a la cafetería más cercana. Atraigo las miradas de todos. ¿Acaso nunca han visto un chico como yo?

Me dirijo a la chica que está detrás del mostrador.

Hola, estoy buscando trabajo.

La chica voltea. La verdad si fuera heterosexual estaría con ella, se ve tan hermosa y joven.

—Claro, tenemos uno de decorador de cafés.

Le sonrío. Casualmente es lo mismo que hacia en mí antiguo trabajo.

—¿Cuándo empiezo?

—Te pondré a prueba. El chico de allá quiere un café con dibujo de un gato.

Asiento y me pongo tras el mostrador. Ella prepara el café y yo hago la forma de pide. Decido hacerlo 3D ya que se ve más tierno. Le tomo una foto para tenerla de recuerdo.

Veo que el chico que lo pidió es bastante joven, seguro le gustará.

La chica mira mí diseño y me susurra un “Contratado”. Le dedico una cálida sonrisa antes de llevarle el pedido al cliente.

El chico, vestido de estudiante, mira mí diseño y luego a mí.

—Eres increíble.

Sonrío ante su cumplido. Él imita mí sonrisa mientras aparta sus cabellos castaños. Son más claros que los míos que son castaño oscuro.

—Que lo disfrute.

Digo para luego irme al mostrador.

—Tienes a todos babeando por ti.

La chica, que debe ser la jefa, se ríe levemente en lo que me acerco.

—Si la verdad. Bueno a todos menos a ti.

—Y no pasará nunca. —Vuelve a reír. Me mira mientras se lleva un mechón de su cabello castaño claro detrás de su oreja —No me gustan los hombres. Y por tu actitud, deduzco que no te gustan las mujeres.

Esta vez soy yo el que ríe.

—Parece que es verdad lo del radar para reconocernos entre nosotros. —Extiendo mí mano. –Soy Víctor Vidal, es un placer.

—Rocio Ramírez, el placer es mío. —La jefa corresponde al saludo.

—Disculpe mí atrevimiento pero ¿Por qué trabaja si es la jefa?

Ella se recuesta al mostrador.

—Porque no me gusta quedarme sin hacer nada. Odio ver que otros trabajen y estar sentada en una oficina. Eso no va conmigo. — Responde de forma tajante, por lo que decido no opinar sobre su decisión.

—Bueno, en serio es un placer conocerla señorita Ramírez.

Ella toma mí mano y sonríe mostrando sus hoyuelos.

—No necesitas tratarme con respeto, solo dime Rocio.

Asiento para luego seguir atendiendo a los clientes.

El tiempo vuela cuando estás haciendo algo que te gusta. En estos momentos nos encontramos descansando.

Rocio se recoge su cabello para estar más cómoda mientras charlamos.

Fuimos interrumpidos por la presencia de alguien. Su cabello es rojo cuál lava. Su cuerpo está bien trabajando. Su rostro se encuentra cubierto por unas gafas y mascarilla negras.

—Blackwhite...

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Lamento haber tardado tanto en actualizar. Espero que les guste el capítulo.

BLACKWHITE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora