𝗦𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗠𝗮𝗺𝗮́ 𝗔 𝗖𝗮𝘂𝘀𝗮.. ¿𝗗𝗲 𝗤𝘂𝗲́?
Un joven es afectado por un quirk en aquel campamento que estaba con sus compañeros y profesores, esto fue causado por los villanos, más conocidos como "la liga de villanos". Esto traerá consecue...
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Izuku logró comunicarse con sus cachorros y llegaron a un acuerdo, para poder conectar un lazo padre e hijo con los mayores, realizarían un partido de Handball.
El peliverde volvió sonriente al semblante triste y desanimado que emanaban sus compañeros, amigos e inclusive sus profesores y los heroes, todos voltearon a ver al menor que llegaba junto a todos los infantes.
Miraron con curiosidad la caracteristica sonrisa en el rostro del pecoso, este miro a sus pequeños y estos asintieron. Los niños se abalazaron a sus respectivos padres, algunos se tropezaron y los mayores fueron a ayudarlos y otros niños se quedaron con su mami, ya que ningun heroe y/o aspirante al heroismo era su progenitor.
Los estudiantes y heroes estaban sorprendidos al recibir afecto de sus hijos, ¿Qué había hecho el pecoso para que cambien de opinión?
Izuku, con la mirada llena de determinación y una sonrisa calmada, se adelantó un par de pasos y alzó la voz para que todos pudieran escucharlo.
—¡Escuchen, todos! Hablé con los pequeños y logramos llegar a un acuerdo.—Comenzó, mientras los niños se aferraban con fuerza a sus padres.—Para poder conectar más con ellos y crear un vínculo más fuerte, los niños propusieron que jugáramos un partido de handball, ¡Todos juntos!—Terminó de explicar, todavía sosteniendo en sus brazos al pequeño bebé.
Las palabras del peliverde resonaron en el campo, donde los murmullos empezaron a crecer entre los estudiantes y héroes presentes. La idea de un juego parecía inusual en ese momento, pero la sonrisa confiada del pecoso les dio cierta calma.
—Lo que ellos necesitan es sentirse parte de nuestras vidas.—Continuó el menor, mirando a cada uno de sus compañeros y profesores junto a los héroes profesionales—Un partido no solo nos dará la oportunidad de divertirnos juntos, sino que también nos permitirá comprendernos mejor.—Finalizó de hablar, para luego dedicarle una sonrisa a los contrarios y acariciar la cabecita de su "cachorrito".
Un silencio cayó sobre el grupo, mientras los héroes y estudiantes procesaban lo que el peliverde había dicho. Algunos intercambiaron miradas, intentando comprender cómo un simple juego podría fortalecer sus relaciones, pero había algo en la confianza del joven que les hacía querer intentarlo.
Katsuki, cruzado de brazos y con una expresión de escepticismo, fue el primero en romper el silencio.
—¿Y cómo demonios se supone que esto ayudará?—Espetó, aunque en el fondo su tono no era tan duro como solía ser. Había una chispa de curiosidad en sus ojos, como si quisiera entender por qué el más bajo estaba tan seguro.
Izuku sonrió ante la pregunta de su amigo-rival, sabiendo que, aunque no lo admitiera, el rubio ceniza estaba interesado.
—Porque, Kacchan, a veces necesitamos alejarnos de las batallas y las estrategias para recordar que somos humanos. Este juego es solo una forma de acercarnos a ellos, de mostrarles que nos importan de verdad.—Sonrió, mientras miraba dulcemente a su ex-mejor amigo de la infancia.
El ceño fruncido de este se suavizó ligeramente, aunque su expresión seguía siendo dura. Sin embargo, al ver cómo los niños se aferraban a los adultos y la mirada tan dulce y bonita del pecoso, incluso él sintió una pequeña chispa de comprensión.
—Además..—Añadió Izuku, con un toque de picardía—Es la oportunidad perfecta para que demuestres lo 'duro' que eres en un campo de juego, ¿No crees, Kacchan-Lion..?—Terminó de convencer al más alto utilizando ese apodo tonto que le había puesto de niños, cada vez que jugaban a ser "fuertes".
Katsuki bufó, pero no pudo evitar que una pequeña sonrisa avergonzada, pero egocéntrica, se asomara en sus labios.
—¡Tch, como si necesitara demostrarlo, Izu-bee!—Contestó con una sonrisa maliciosa, mientras veía como al contrario se le subían los colores al rostro, por supuesto avergonzado de aquel apodo sabiendo a lo que su ex-mejor amigo se referiría.
Los demás comenzaron a reír, y poco a poco, la tensión en el ambiente se desvaneció. El campo, que antes había estado lleno de incertidumbre, ahora se llenaba de entusiasmo. Los niños empezaron a emocionarse por la idea del partido, y sus padres no tardaron en contagiárseles esa energía.
—¡Entonces, preparémonos!—Exclamó el pecoso, levantando el puño en alto.—¡Es hora de jugar!
Y así, mientras los héroes y aspirantes a héroes se organizaban para el partido de handball, todos sintieron que, tal vez, este juego era justo lo que necesitaban para cerrar la brecha que los separaba de sus pequeños, y, de paso, recordar que el camino del heroísmo también se construye con amor.
Los equipos se formaron rápidamente, siguiendo la propuesta de Izuku: los padres contra los hijos. Los niños, emocionados por la oportunidad de enfrentarse a sus padres y a los héroes, se agruparon rápidamente, riendo y preparándose para el desafío.
Los padres, por otro lado, intercambiaron miradas divertidas, sabiendo que el partido sería una mezcla de competencia amistosa y una oportunidad para fortalecer esos lazos familiares.
Izuku, que había organizado todo pero decidió no participar activamente, se quedó al margen, sosteniendo al bebé en sus brazos.
Desde una banca al borde del campo, observaba con una sonrisa cómo los equipos se preparaban para el partido. A su lado, Ochaco, Tsuyu y Momo también se sentaron, listas para disfrutar del espectáculo.
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