Perdidos [Peter Pan] ✓

Capitulo siete

Tonta Isabella

ISABELLA

Peter dice que el tiempo en la isla no pasa pero mi mente cuenta tres semanas de mi llegada. Todo va estupendo, ser la niña perdida de Peter Pan tiene sus ventajas, casi siempre salgo ilesa de mis propias travesuras.

Los chicos buscaban a Pan y me ofrecí a buscarlo.

Lo ví irse en dirección a la playa hace un rato. Sus voces se pueden escuchar, no deben estar lejos.

Sigo sus voces hasta encontrarlos sentados en la arena mirando el horizonte.

—El niño pronto llegará —asiente con la cabeza de manera pausada, apoya sus manos en la arena y mira a Pan—. Fuiste con el hada, ¿no es así? —el líder de los perdidos ni siquiera se molesta en mirarlo, solo asiente—. A juzgar por tu cara veo que el hechicero tenía razón... Ella es tu amor verdadero.

¿Quién? ¿Wendy?

—Estoy jodido —cierra los ojos con fuerza, la suave brisa acaricia su rostro.

—Si que lo estás —le da un golpe en el brazo haciéndole abrir los ojos—. Parece que voy a tener otra líder. Isabella es traviesa pero es buena.

¡¿Yo?! ¿Su líder? ¿El amor verdadero de Pan?

¡Qué demonios!

—No estoy enamorado —su voz suena fría y distante.

Oh, yo creí... Estúpida Isabella.

Pan entierra sus dedos en la arena y juega con ella.

—Pan, si ella cayó primero significa que tú caerás más profundo —abraza sus piernas.

—¿Qué puedes saber tú de esto, Félix? —le tira un poco de arena. Habla como si él supiera más del tema.

Maldito Peter Pan. Estúpida Isabella.

—Los que no tienen experiencia dan los mejores consejos —se pone de pie riéndose y comienza a tirarle arena a Pan. Ojalá la arena se le quede en los pantalones.

Se pone de pie y sacude su ropa.

—No creas que porque le regale cosas y la bese me importa o la amo, no seas tonto —su voz suena orgullosa, arrogante. Es un desgraciado.

—¿De verdad el plan no ha cambiado? —Félix lo mira confundido como si no creyera sus palabras.

Mis ojos comienzan a picar. Todo era un plan.

—Ese siempre fue el plan, solo bastaba un poco de atención y cariño, te lo dije —su voz baja unos decibeles, seguro porque siente la presencia de alguien, o sea la mía.

—Oh wow —mi voz lo deja helado. Se gira y me encuentro saliendo de detrás de un arbusto.

—¿Isabella? —Félix habla por su líder ya que su voz parece no querer salir.

Podría jurar que la decepción y la traición se reflejaba en mis ojos.

—Sabía que no debía confiar en tí pero me dejé llevar —ahogo un sollozo, limpio mis lágrimas con el dorso de mi mano—. Me dejé engañar por un demonio.

—No, Isabella, escucha —su voz por fin sale, tarde, muy tarde.

Intenta acercarse pero retrocedo.

—¡Basta! ¡Deja el juego! ¡Estoy fuera! —mi voz se escucha frustrada como si cada vez que hablara se desgarrara por dentro y eso es lo que siento justo ahora—. Todo era mentira, los regalos, los besos, tus palabras... ¡Ni siquiera duró un mes!