Capítulo 7

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A la mañana siguiente, me levanté para ir a la escuela. Ángel me había mandado mensaje:

"Nos vemos donde nos vimos ayer." 

"¿Que vamos a hacer este día?" -le pregunté.

"Lo que tú quieras..." -respondío.

Al entrar al salón, nuevamente se me quedaron viendo mis compañeros (cómo si fuera el responsable de traer a Ángel a la escuela). Las clases transcurrieron normalmente (en el tema de enseñanza me refiero), y mis ansias de ver a mi "novia" aumentaban cada vez más. Al sonar el timbre para la salida, salí rápidamente, y al caminar hacia la esquina la vi. Esta vez con un suéter color rosas, una falda corta color blanco, unas zapatillas blancas, unas medias blancas con puntitos negros; también esta vez no tenía puestos sus lentes, dejando apreciar esas pestañas largas y el sombreado de sus ojos.

-Hola -me dijo.

-Hola, que preciosa te ves hoy.

-Muchas gracias, y tú aún con el uniforme te ves bien.

-¿Nos vamos muñeca? -le pregunté mientras extendía mi mano.

-Por supuesto -me dijo dándome su mano-. ¿Te gusta mi suéter? Me lo acabo de comprar está mañana.

-Me gusta. Me gusta todo de ti -le dije.

Compramos nuevamente un helado (esta vez si traje dinero) Ángel de napolitano y yo de nuez. Caminamos para el parque cercano de la escuela, nos sentamos en una banca para terminar nuestro helado, al terminar primero su helado Ángel, me dijo:

-Muchas gracias por el helado, estuvo muy rico.

-No hay de que, lo que sea por ti.

-Eres muy romántico y lindo, ¿Por qué es que no has tenido novia?

-Pero si te tengo a ti ¿...?

-Bueno si, pero antes, es a lo que me refiero.

-Ah pues, no lo sé... Seguramente porque no hablo mucho ni con nadie... Pero eso ya no importa, porque te tengo a ti, ¿No? -le dije riendo.

-Si tu lo dices... -dijo falsamente ofendido.

-Oye.

-Dime.

-Ya que estamos con las preguntas, ¿Puedo preguntarte algo?

-Si.

-... ¿Has hecho esto con alguien más?

-... ¿A qué te refieres?

-A... Ser... "Novia" de alguien.

-... ¿Por qué? ¿Estás celoso? -me dijo riendo.

-Jeje no, pero quiero saber si alguien tuvo la dicha de tener lo que yo tengo ahora.

-Ay, Andrés, ves que si eres un romántico... -despues de pensar por unos 5 segundos, viéndome fijamente, empezó -.  En mi último año de secundaria, conocí a un chico, se llamaba Jaime. Yo no he sido tan extrovertido cómo tú y los demás piensan, yo era idéntico a ti... Bueno, no tan feo -me dijo riendo-. Yo no era tan serio, hablaba con algunas personas, muchas chicas querían conmigo, solo le hice caso a dos, pero eso ya es otra historia. Y Jaime, era también introvertido, y curiosamente, lo conocí cómo nos conocimos nosotros, haciendo un proyecto, no recuerdo que materia éra. El caso es que nos comprendimos muy bien, nos hicimos amigos y esas cosas, hasta que un día, estando los dos platicando en las escaleras del tercer piso de la escuela, me dijo: "Oye, cada día que pasa, estando junto a ti, me siento muy diferente... Muy bien, jamás había sentido algo por alguien, pero contigo es la excepción, me siento muy bien contigo, me gusta estar junto a ti, y... Creo que estoy enamorado de ti... No es broma". Algo así me dijo, yo también sentía algo por él, la verdad, también se lo confesé y terminamos siendo pareja. Duramos cómo 4 meses de novios, en secreto obviamente, hasta que un día ya no regresó a la escuela, borró todas sus redes sociales, vinieron sus padres después para darlo de baja, al verlos, me dirigí a ellos para preguntarles el motivo de la ausencia de Jaime. "¿Cómo te llamas hijo?" Me preguntó la madre de Jaime, "Ángel", al decirle mi nombre la expresión de sus padres cambió a una de enojo, "degenerado", me dijo su mamá, y después se fueron. Jamás lo volví a ver. Muchas cosas pasaron por mi cabeza después de ésa vez. Sufrí mucho el ya no verlo jamás, porque en realidad sentí algo muy fuerte con él... Pero bueno, así es la vida, ahora estoy con una persona maravillosa, que me ama tal y como soy.

Yo, atento, escuchando, también pasaban muchas cosas en mi cabeza, ¿qué le pudo haberle pasado a ese muchacho?

-Por supuesto que sí -le dije-. Tú también me has amado tal y como soy, has sido mi primer amor en toda mi vida, y te agradezco mucho por eso. No me importa ya si eres Ángel o Ángela, solo se que te amo.

-Oh, Andrés, te amo, te amo.

-Y yo a ti.

-Mira que hermosa tarde, cómo si el cielo estuviera dándonos su bendición. Ya mañana ya voy a la escuela, ya con éste son dos días que falto.

-Vas a ir ya mañana que es viernes.

-Bueno, pero voy a ir ¿No?

-Si, ya te extrañaba en la escuela.

-¿Por qué? ¿Eres tan inútil que solo me tienes a mi?

-Mi corazón es tan inútil que solo te ama a ti.

-Ay, Andrés, ya basta con tus cosas. Y... ¿Que te pareció ayer?

-¿Ayer? Pues bien, aunque sinceramente, estuvo mejor está cita que la anterior.

-No me refería a eso.

-¿Entonces a qué?

-A lo que estábamos haciendo ayer, tú y yo, antes de que nos interrumpiera tu hermana -dijo riéndose.

-Si, jajaja, tenía tantas ganas de ir al baño que ni siquiera te vió.

-Si... ¿Pero ya no está aquí tu hermana, verdad? -me dijo tocandome mi pierna.

-¿Que piensas hacer?

-Bueno... No está tu hermana, no está tu mamá, no hay gente aquí en el parque... Pues estaba pensando en...

Se me acercó besándome, al comprobar que en efecto, no venía nadie, accedí también al beso. Me acosté encima de la banca, Ángel se acostó encima de mí, con mis manos acariciaba la espalda de Ángel, mi mano empezó a bajar nuevamente a su trasero, esta vez si pude meter mi mano debajo de.... Su piel era suave, y muy fina, lo apretaba con tanta fuerza y calentura, que hasta Ángel expresaba dolor. Como pudo, me tocó allá abajo, empezó a sobarlo de arriba a abajo y en la punta.

-¿Te gusta que te toque ahí? -me dijo.

-Creó que se quiere salir, ¿No lo ayudas? -le dije.

-¿Y que quieres que haga con él cuando lo saque?

-Hazle lo que quieras...

-¿Puedo tocartelo de arriba a abajo?

-Si...

-¿Después me lo puedo meter a mi boquita?

-Si, si...

-¿Y después puedo montarme en él?

-Si, si, si...

-¿Y con lo que salga, puedo tragarmelo?

-¡Si! ¡Si! Pero po-por favor ya sácalo.

Ángel estaba a punto de sacarlo, cuando de repente...

-¡Eh! ¡Chamacos! ¡Váyanse a hacer sus cochinadas a otro lado! -nos dijo un policía a unos 2 metros de nosotros.

Nosotros, espantados, nerviosos, y calientes, nos pusimos a correr lo más rápido que pudimos. Al estar ya a dos cuadras del parque, nos detuvimos para respirar, al vernos fijamente comenzamos a reír. Decidimos ir a mi casa (no a seguir lo que dejamos pendiente, obviamente). Ya estaba mi madre y mi hermana como siempre, platicamos, comimos, y acompañé a Ángel afuera de los departamentos, lo besé, y me dijo: "mañana nos vemos", y se fue, caminando en aquél atardecer.

Ángel o ÁngelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora