Parte 8

4 1 0
                                    

Un año.

Mi hijo ya tenía un año y eso es lo más significativo que he vivido hasta el día de hoy. Él ahora, en lugar de señalar lo que quiere, puede decirme las cosas más claramente. También desde hace un tiempo los dos frecuentamos venir a la empresa de Junmyeon, donde Tito ha hecho más amigos, Nunca la había visto tan feliz. No tanto como el día de su cumpleaños.

Pues ese día en especial, Dio comienzo a su vida social y fue nada menos que con el hijo de Junmyeon, solo tres años mayor a él.

Hoy es uno de esos días. Me encontraba viendo cómo Tito jugaba en la zona de juegos con dos niños más, cuando un toque en mi mano derecha me saca de mis cavilaciones. Se trataba de Sehun, quien se veía serio. De pronto, una ráfaga de preocupación se cruzó por mi pecho y lo aprisiona sin ningún tipo de misericordia ni compasión.

-Sehun ¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así? ¿Es que ha pasado algo? -Las palabras fueron casi automáticas.

-Sí, es muy serio. Al menos, para mí sí lo es -Habla en un tono sombrío.

-Te escucho, Estoy asustada -Trago grueso.

-Escucha, Eres mi mejor amiga y sé que sueles ser propensa a los sentimientos y lo que te diré es para cuidarte y no darte falsas ilusiones: Yo estuve saliendo con una chica varios meses, es encantadora como tú.

-Ve al grano, dime lo que en verdad me quieres decir.

-¡Soy padre! Ella y yo nos iremos a vivir juntos a una pequeña cabaña a unos cuantos kilómetros de tu casa.

Lo que decía, cada palabra que estaba pronunciando me estaba lastimando profundamente. No iba a llorar porque no quería hacerlo, pero podía sentir mis ojos humedecidos. Mordía mi labio con tanta fuerza que me herí. Termino ahogando mi llanto con suspiros.

-Bien, Entiendo. Si debes irte, vete -Pronuncié con un hilo de voz.

-Linda, No quiero que te sientas mal.

-Eres mi mejor amigo ¿No? No puedo interferir con tu vida.

Sentía que no podía más, mi pecho se ahoga profundo. Mi vista se nubla por completo, entonces siento que Sehun me abraza.

-Llora ahora, porque no quiero que Tito te vea hacerlo.

Lo alejo bruscamente de mi, No permitiría que él me viera llorar otra vez. Suspiro varias veces antes de poder hablar, le dejaría en claro las cosas que pasarían de ahora en adelante. Me dolería hacerlo, pero es necesario.

-No lo haré, en primer lugar porque me lo has dicho demasiado tarde. En segundo lugar porque no volverás a verme en mi estado frágil ni nada por el estilo y por último vivirás tu vida con tu familia y yo viviré la mía junto a Tito por mi cuenta. Tal vez seamos mejores amigos pero eso no significa que nos mezclemos en la vida del otro.

-¿Por qué dijiste que he dicho las cosas demasiado tarde?

-Porque me había enamorado de ti. Te amé el primer día que me ayudaste con mi hijo, pero veo que eso no cambia nada.

-Ceci, lo siento mucho. Debí decírtelo desde hace mucho.

-No importa, te ayudaré a empacar y así podrás irte lo más pronto posible.

Pasaron las horas y Sehun no dejaba de mirarme en el tiempo que nos quedaba a Tito y a mí en el lugar. Así que, cuando era momento de regresar a casa, no lo miré en todo el camino. Soy inmadura e infantil en ciertas cosas, lo admito pero ¿A quién debía culpar por enamorarme? Solo hay un cabo culpable y esa soy yo.

-

Tito aprendió a hablar a los dos años y eso me dolía demasiado, se supone que Sehun me estaría acompañando en este proceso. Las cosas habían cambiado mucho antes de lo que deberían y me llena de miedo seguir adelante sin él. En verdad me había enamorado de él, me parecía el hombre que llegaría a ser el padre de mi hijo. Pero no, no logró ser de esa manera.

Miraba a mi hijo jugar con el cachorro que Baekhyun le regaló hace un par de semanas, cuando alguien cubre mis ojos con unas manos de dedos largos y suaves.

-Si adivinas quién soy, Te invitaré a un paseo por la playa.

-Lay, sé que eres tú. Tus manos te delatan.

-Está bien, Has adivinado.

Retira sus manos y me da vuelta, quedando frente a frente. No lo pienso dos veces y lo abrazo, como queriendo encontrar refugio en sus brazos. Siendo sincera me sentía cansada y ansiosa por conseguir un buen lugar para mi hijo y que lo cuidaran bien mientras estoy trabajando en una cafetería.

-Lay, Necesito que me hagas un favor.

-Dime, lo que necesites.

-¿Podrías cuidar de Tito unos días? Necesito encontrar una guardería donde puedan cuidarlo mientras trabajo.

-Encantado. ¿Cuándo sería eso? Digo, para avisarle a mi esposa que prepare una habitación.

-Si es posible, mañana.

-Claro linda, con gusto.

De pronto, escuchamos algo como un disparo y luego de eso, un llanto. Como si una fuerza mayor me invadiera, voy corriendo al patio, donde seguramente estaría mi niño. Al llegar, lo veo tirado en el suelo, llorando y sosteniendo a su perrito.

El animal estaba quieto y lleno de sangre, Mi pequeño lo sostenía tan cerca de su cuerpecito que se manchó de ese líquido rojo. Esta simple pero profunda escena me hizo recordar todo lo que Minseok me acarreo en mi vida luego de irse. Sin darme cuenta mi mirada se nubla y siento cómo Lay me abraza por detrás para intentar calmarme.

-No llores, por favor. Odio verte llorar.

-Lay, por favor, No te vayas de mi lado.

-No pienso hacerlo. Menos ahora que me necesitas.

Me doy vuelta y abrazo a mi amigo, oculto mi rostro entre su pecho. Pretendía evitar que mi hijo viera mi rostro mojado por las lagrimas. Tomo una profunda respiración para mantener la calma. Sabia que no iba a ser fácil alejar al padre de mi hijo de mis pensamientos pero a veces se me sale de las manos y es imposible tratar de no pensar en él. ¿Por qué? ¿Por qué me pasaba esto a mí? Las respuestas solo las tendrá el momento en que las cosas tomen su verdadero rumbo y se muestren tal y como son.

¡¡Amar en grande!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora