Parte 15

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La salud de mi esposo empeoraba con el pasar de los días, y la verdad estaba realmente asustada de ello. Pues volvería a estar sola, esta vez no estaría segura por cuanto tiempo, volviendo a esperar la oportunidad de encontrarle un padre a mi hijo. E incluso se me ha venido a la mente el hecho de pasarme la vida entera en completo celibato.

No pretendía volver a recordar lo que pasé antes de que esto sucediera, pero era imposible no hacerlo. Los recuerdos llegan unos tras otros: Mi primera vez con el tirano y egoísta de Minseok, el duro proceso de estar sola en todo mi embarazo, el triste y desolado día en que di a luz a Tito, pero también las veces que mi niño me ha hecho feliz, sus primeros pasos, sus primeras palabras y sus primeros dientes.

No todo había sido tristeza, pero al saber que en la mayoría de veces pierdo a las personas que más me importan, dudo de muchas cosas. Como por ejemplo el día de ayer, que mientras Lay y yo hacíamos tiernamente el amor, podía sentir cómo su corazón chocaba contra la piel de mi pecho, esa sensación junto los suspiros que daba al entrar más en mí, se combinaban con el intenso dolor que sentía en mi corazón. Sabía que esta podría ser la última vez en que alguien me amase profundamente y me tratara como algo precioso. Pero también hacerme vivir emociones vivas e intensas. Tenía demasiado miedo por lo que pudiera pasar.

Cada mañana despertaba con la angustia constante de que encontraría a mi esposo muerto, y, hoy no era la excepción. Al abrir mis ojos y posarlos sobre el cuerpo de Lay suponía que ya se había ido de este mundo al notar la falta de pigmentación en sus carnosos labios y el frio congelante que su cuerpo escultural despedía.

Sería un golpe duro de asimilar para Tito y para mí, pero saldríamos como fuera de esta jaula que nos encierra solamente a nosotros dos: El dolor y la soledad.

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Mi pequeño olvidó lo que era sonreír y tener una figura paterna como guía, habían pasado solo unos días de la muerte de su querido padrastro. Pero se sentían como siglos de desesperación y ganas de dejarlo todo atrás. ¿Cómo fue posible que ahora Lay se hubiera ido? ¿Acaso no bastó vivir ésta vida dura, cruel y despiadada?

Quería ser como los demás. Como Sehun, Baekhyun o alguien que no fuera yo misma con tal de olvidar por un momento el dolor que nos siguen a mi hijo y a mí. Solo así podría estar segura de que pueda existir la posibilidad de encontrar el camino para ser feliz sin necesitar de nadie.

–Mamá, ¿podemos quedarnos en casa?  No quiero hacer nada hoy.

–Está bien, no te preocupes mi niño. No haremos nada, tampoco estoy de humor para salir.

–¿Qué tal si solo miramos películas mientras comemos algo? –Intentó sonreír.

–Claro mi niño, Veamos una peli –Digo animadamente, a pesar de la pena que llevo dentro.

Antes disfrutábamos de una tarde de películas con Lay, cuando éste aún vivía. Pero no ahora, su perdida seguía presente y no le veíamos otra solución más que la de hacer lo que antes sí hacíamos con gusto y sonrisas. 

¡Cuanto daría por regresar el tiempo atrás y evitar que él se fuera de nuestro lado! Me odiaba a mí misma por permitirme llorar y no hacer nada al respecto para sentirme ligeramente bien, por dejar que la pena me gane. Pero todo eso ahora pertenecía al pasado y ya no habrá nada que pueda atenuar este intenso dolor que algún día me enseñó a amar en grande.

¡¡Amar en grande!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora