07. Llovizna Brillante

11 0 0
                                        


- Malditos pescados, ustedes van a desaparecer, todos ustedes ya no serán necesarios cuando nuestra tecnología nos pueda guiar en los desiertos – Me gritó con frustración el cara-casco de vestiduras blancas de C.I.D. Fenixyz.


- Pueees... te informo, mi querido cara-casco, los desiertos ya tienen unos excelentes guías, se llaman Oasis Vivos, recuérdalo bien – Le dije con voz firme también, intentando parecer "genial", no era que me gustara humillar a nadie, pero tenía que parecer más fuerte de lo que soy, más valiente de lo que soy, aparentar eso para que ellos no inicien un conflicto, para que no sigan atacando a mis amigos.


- Je... tal vez.... Por ahora... pescada manchada, por ahora... – Obviamente se refería a mis "marcas de unción", las pequitas brillantes que rodeaban mi cuerpo, así es como nos llaman ellos con desprecio, "Manchados".


Mientras el tipo refunfuñaba a lo lejos alejándose con todos los demás, el alma me volvió al cuerpo, mis piernas temblaban, y mis manitas estaban paralizadas y hormigueantes, la verdad era que estaba aterrada a mas no poder, pero tenía que defender a Mar y a Jet, devolví suavemente el agua a mi tanque por las tuberías de mi cadera, y luego me acerqué rápidamente a confirmar que el pobre Mar estuviera bien después de tremenda descarga eléctrica que le dieron.


- ¿Estás bien Mar? – le dije preocupada ayudando de inmediato a mi amigo abatido.

- Arrrgg, S-Si, esas cosas son demasiado fuertes, te paralizan al instante, c-creo que tengo que descansar un rato – Decía mientras que Jet y yo comenzábamos a cargarlo en brazos llevándolo a la enfermería... o bueno, lo que habíamos montado en estas ruinas para atender a los que llegaban inconscientes.


Al principio eran unos cuantos que encontrábamos en nuestras rondas del desierto, pero el número se ha disparado, y muchísimo más desde que C.I.D. Fenixyz comenzó a poner esas tontas antenas. Ahora son decenas de inocentes que aparecen por todo el desierto, y claro, nuestra labor sagrada es ayudar a todas las criaturas inocentes en el desierto, y pues... ellos de cierta forma lo son creo...


Caminábamos entre los cuerpos tendidos en colchones en el suelo, algunos tenían rostros cansados, abatidos, otros verdaderamente se veían como delincuentes, personas de mala vida, pero... al estar todos inconscientes es imposible saber, y... bueno... admito que yo misma más de una vez al rescatarlos los observo dudando... yo em... a veces pienso que... tal vez si es gente mala, tal vez... solo tal vez... les haría un favor a los Desiertos Cambiantes respetando su voluntad. Ellos intentaron dañarlo, intentaron herir al desierto... ¿acaso es tan malo dejar que el desierto haga su justicia? Y lo único que tendría yo que hacer, es no hacer nada... solo esperar... y el desierto seguiría su destino.


NO. NO PUEDO PENSAR ESO... ellos... todos esos son personas, como yo... si yo estuviera en su lugar, también me gustaría que alguien llegara a rescatarme, también quisiera que un Oasis me prestara su carreta para salir del desierto, para encontrar algo de comer, de beber, para estar segura, y si puedo darle esa alegría a alguien más, si puedo confiar en ellos, tal vez ellos confíen en nosotros... tal vez ellos... puedan cambiar y ser personas de bien, al menos eso fue lo que... lo que ella me dijo... hace años.


Negué con mi cabecita sin que nadie lo notara, intentando alejar esos pensamientos negativos de mi mente, suspirando mientras que recostaba a Mar, y Jet, del cansancio también se acomodaba a su lado, yo lo miraba sonriendo un poco con ternura, pues... Jet me daba esperanza, él tampoco era como el más agraciado del mundo, pero... resultó ser amable, y estar arrepentido, verlo hablar tan tranquilamente me alegra tanto... más aun porque... al verlo luchando por su vida allá... yo... admito que dudé... admito que quise irme, que por un momento pensé en esperar, solo esperar un rato y ya...

Oasis VivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora