09. Los Portales

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- Mar, ¡¡MAR, TE ODIO!! ¡¡YO CONFIABA EN TI!! - Le grita Llovizna a lo lejos, tomando a Mar del cuello de la camisa, increpándole ciega de ira...


Yo sigo en mi prisión helada pegado a la pared, con el cuerpo totalmente adolorido, pero gracias a los ataques sin mesura de mi salvadora de pelo rosa, Mar perdió el control sobre el agua que me apresaba y esta rápidamente se derritió, haciéndome caer de rodillas al suelo.


Mientras me recuperaba comenzó a sonar una alarma, como una especie de reloj que había encima de una de las mesas en donde descansaba toda la gente aun inconsciente por los cuernos de Gusanos del olvido que Mar había usado con ellos hace tiempo, los mismos que intentó usar contra mi antes de que Llovizna llegara.


De tanto sonar el reloj cayó al suelo, rebotando un par de veces alejándose, pero en ese momento todo quedó en silencio, como si algo estuviera a punto de pasar, y luego, de la nada, en la mitad de la habitación comenzó a verse un resplandor azul claro, de color cian, como un humo brillante en la mitad del espacio que se movía en espiral, alrededor de este se podía ver como si el mismísimo espacio tiempo fuera distorsionado por ese vapor mágico.


En un segundo este humo se abrió de par en par, formando un círculo que giraba sobre sí mismo, era tan extraño, como si hubiera un gran hoyo en la realidad que flotaba en el aire ante nosotros, de él emanaba una luz blanca, y en su interior puede verse como un espacio vacío totalmente blanco, con siluetas de manchas oscuras flotando y moviéndose en su interior.



Mas allá del espacio en blanco se ve otro círculo, mucho más alejado, como a varios pasos de distancia hacia adentro del círculo que estaba ante nosotros... era.... ¡¡ERA UN PUENTE!!


Claro, esa cosa es una especie de portal que conecta dos puntos con esa rara dimensión de blanco con manchas oscuras palpitantes.

- Un... Portal Shura... - Dijo Llovizna con los ojos abiertos de par en par.

- ¿Portal Shura?... – "Shura" esa era la palabra que había dicho también Mar, que un Shura vendría por ellos.


El otro lado del portal parece llevar a otra parte del desierto, pues pude ver las rocas gigantes tan características de los Desiertos Cambiantes. Trato de ver más, pero algo me lo impide, una figura humanoide que comienza a salir del portal parándose de prisa en el mismo suelo que nosotros pisábamos y diciendo fuerte al aire con mucha tranquilidad.

- ¿Mar? ¿Estás ahí? Ya es momento – Dijo la figura despreocupadamente aun sin notar nuestra presencia, el portal se cerró a su espalda, y el tipo comenzó a mirar los cuerpos como si nada pasara, en escasos segundos sin notar aun nuestra silenciosa presencia.


Esta persona, este "Shura" tiene el cabello oscuro, casi de un tono negro azulado, piel trigueña, de un poco más de mi estatura, pero no mucho, apenas unos 1,75m más o menos. Lleva una chaqueta azul, pero con una muy notoria capa de felpa o lana alrededor del cuello, casi recordaría a un abrigo de invierno, como si viniera de un lugar helado.


Al dar un paso, se giró para ver a Mar, al girar se pudo notar como de la parte de atrás de su cabeza, desde la parte baja de la nuca colgaba una coleta de cabello larguísima que le llegaba a la espalda y la cual se ondeaba con el viento.

- Oye Mar, ¿te apuras o...? – Dijo relajadamente, mirando a Mar, pero justo en ese instante entró en razón de lo que estaba pasando al ver a Llovizna reteniéndolo, contra la pared.

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