04. El refugio

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Después de la terrible travesía, de todo un largo viaje, con deslizamientos, gusanos y hormigas gigantes, ¡por fin!, finalmente habíamos llegado, el refugio #7 de los Ángeles desérticos, era donde Llovizna me llevaba, a donde llevaban a toda esta gente desmayada...


No parecía gran cosa de hecho, eran unas chozas y unas carpas improvisadas, construidas alrededor de un poso no muy grande, que tenía varias velas y figuras a su alrededor, y un edificio grande, algo destartalado, era un Hospital pude ver varias personas a su alrededor, y a los demás Oasis llevando a la gente allí en camillas de ruedas, y ayudados con sus aguas.


Si bien el lugar no se veía como algo muy importante o poblado, más bien como algo muy improvisado y establecido en unas antiguas ruinas, pero se sentía tremendamente seguro al estar rodeado de estas rocas protectoras, y si mirabas a los horizontes podías verlo con claridad, este lugar estaba justo en donde se unían 4 desiertos, el amarillo, el rojo, pero vi uno con arena de color negro intenso con rocas moradas, y uno Blanco puro de rocas verdes, era una vista increíble como todos estos concluían en el centro, en el poso lleno de velas, flores, e imágenes, casi parecía un altar.


Las carretas fueron estacionándose, todas tenían estos motores con agua que llovizna manejaba, pude ver como algunos los vaciaban pero a otros los llenaban con una especie de... ¿líquido brillante?, era raro, era como espeso, como miel, pero desprendía una luz muy intensa, como si la botella tuviera una bombilla dentro, pero no, era solo que el líquido desprendía mucha luz, en eso que una persona, un humano como yo, se acercó a nosotros con varios tanques llenos de este líquido, y dijo estacionando su carretilla delante y mirándonos:


- Hola Llovizna, hola Mar, ¿necesitan Brillo? - le preguntó jadeante muy cansado, de andar trasladando los tanques de aquí para allá, pero parecía muy animado y alegre.

- No, gracias Jhon, estoy bien- Le respondió con cariño Llovizna, dándole unas galletas.


- Yo siii, Jhoncito, casi estoy apagado – Dijo Mar enseñando el motor, y era verdad, a diferencia de nuestro motor, que brillaba mucho, el de Mar estaba casi oscuro, entonces el chico de los tanques sonrió, y abrió una tapa grande al lado del motor, en la que comenzó a verter ese líquido brillante y el motor de la carreta de Mar empezó a ganar luz y más luz a medida que se llenaba.


Llovizna notó que miraba súper intrigado la escena y se compadeció de mí.

- Se llama "Brillo", es lo que mueve nuestros motores, yo manejo la dirección, velocidad y eso con el agua dentro, así me conecto con la carreta y los deslizamientos nos mueven juntos, pero es el "Brillo" lo que lo hace posible - Me susurró.


- Woooooowww – Le dije sorprendido, era emocionante descubrir cómo funcionaban esos extraños motores.

El chico terminó de llenarlo y Mar le agradeció, dándole unas monedas de cobre de propina, no parecía estarle pagando, porque otras personas no lo hacían, pero aun así llenaba sus tanques, pero Mar si le dio esa propina, y el chico pareció alegrarse al igual que con las galletas de Llovizna.


- Bien, chicos, emmm... tengo que llevar a estas personas a la enfermería, Jet,
si quieres acompáñame también y... - Me dijo Mar bajándose de la carreta.

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