˚✩ Capítulo 1 ✩˚

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Yongbok era un joven que vivía en un pequeño pueblo de Seúl, junto a su padre Dongwook y su hermano mayor, Chan, tenían una panadería, la cual habían trabajado casi toda su vida. Habitaban en una casita de madera, sencilla, pero muy cálida, puesto que amor nunca falto en su pequeño hogar. Su madre había fallecido cuando él apenas tenía 3 años de edad y su hermano 7, y a pesar de ello, su padre jamás se rindió y aun con todo el dolor de su alma, sacó a flote su familia.

Yongbok se dedicaba a atender la panadería, mientras su padre horneaba y su hermano se encargaba de todo lo administrativo y los asuntos externos.

En las ocasiones en que Yongbok se encontraba en la panadería y no había mucho que hacer, acostumbraba bailar, él realmente amaba bailar. Cuando bailaba, cerraba los ojos y solo se dejaba llevar por las melodías silenciosas al mundo, pero de las más bellas armonías en su mente, se imaginaba bailando sore un gran prado verde, ni árboles ni casas interrumpían la hermosa extensión del campo, ahí solo se encontraban miles de las más bellas flores siendo regocijadas por la calidez del sol.

De no ser por la aparición de su padre, con una bandeja llena de galletas de miel recién horneadas, hubiera seguido ensimismado en su imaginación.

— ¡Oh, papá!

— Bokkie, eres un bailarín maravilloso— exclamó su padre— deberías ir a los bailes del pueblo con tu hermano.

— ¿Y que todo el mundo me mirará? — replicó un Yongbok asustado— No, no podría.

—Pero te divertirás y...— los había interrumpido de pronto un olor a pan quemado— ¡Oh! ¡El pan de maíz!

Su padre fue corriendo hacia el horno a revisar el pan, mientras él se atrevía a tomar una galleta de miel de la bandeja que su padre había dejado sobre la mesa. Las galletas de miel eran sin duda sus favoritas.

—Trabajas demasiado papá— dijo Yongbok a su viejo padre.

—¿Qué puedo hacer?, Tú y Chan no dejan de comerse el inventario— respondió su padre de manera juguetona.

Yongbok iba a objetar ante las acusaciones de su padre, cuando escucharon de afuera unos galopes de caballo que se acercaban apresurados. Pudo ver por el ventanal de la panadería que se trataba de su hermano mayor, Chan.

Yongbok salió de la panadería y se dirigió hacia donde su hermano estaba bajando del caballo o como él lo llamaba "Berry".

— ¡Un poco más rápido y estarías volando! — reprendió Yongbok a su hermano.

—Esa es la idea— respondió Chan— Ven, sube, que saldré otra vez— Te encantará.

—Gracias, pero...—en eso fue callado por un fuerte relincho de Berry, relincho que sonó como un reclamo por su ya esperado rechazo a la invitación de su dueño.

—Siempre hay un "pero" — se unió al reclamo su hermano.

—Exacto...— contestó Yongbok un poco desanimado— Pensé que tendrías hambre y querrías desayunar, hyung- cambió el tema pasándole a Chan una pequeña bolsa que contenía su desayuno.

—Panecillo de manzana y jugo de naranja— mencionó Chan mientras examinaba el contenido de la bolsita— Eres un encanto Bokkie, regresaré lo más pronto para ayudarte aquí— Chan se despidió de él y se fue justo por donde había venido.

—¿Ese era tu hermano? — preguntó su padre quien se encontraba apenas saliendo de la panadería.

—Llegó y se fue, papá— respondió Yongbok viendo todavía por donde se había ido Chan— Volando como siempre.

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A las afueras del pueblo, exactamente en el jardín del castillo real, se encontraba el príncipe y heredero al trono en sus clases de tiro con arco.

—¡No está mal, su alteza! — felicitó su profesor al ver como la tercera flecha disparada daba en el blanco- Ahora, ¿ve los sacos que se encuentran más arriba? — le preguntó el mayor al príncipe.

—¿Qué tal si le doy a ese sacó? — replicó el príncipe mientras señalaba el saco que se encontraba más alto y alejado de los que su profesor indicaba.

—¿Al de más arriba? ¿Está bromeando? — preguntó su profesor estallando en risas, ya que realmente le había hecho mucha gracia lo sugerido por el más joven— Es imposible príncipe Minho, y no me malentienda, pero es que usted lleva poco tiempo de haber empezado a recibir las clases.

—¿Imposible? Mi palabra favorita— contestó solamente el príncipe antes de apuntar y disparar hacia el mencionado saco. Su profesor lo miró sorprendido al ver como la flecha daba justo en el objetivo.

—¡Increíble! Sin duda es usted increíble, digno del futuro rey de Corea— felicitó su profesor.

—Gracias, profesor Park— agradeció Minho al mayor con una sonrisa burlona y cargada de superioridad en su rostro.

Justo en ese momento su madre iba saliendo del castillo y se dirigía hacia ellos.

—¡Madre! — exclamó Minho con felicidad.

—¿Más práctica de tiro? — preguntó la reina pronto estuvo junto a él.

—Uhmm...— solo atinó a decir Minho.

—Bueno, amor, como sea— resto importancia su madre— he venido a darte esto— habló nuevamente a la par que le entregaba varios sobres de correspondencia— son las respuestas de varias princesas que asistirán al baile real.

Minho solo la miró con fastidio y disgusto.

—Princesas elegibles— remarcó su madre— tienes que elegir una esposa. Tu padre y yo estamos cansados, hijo— lo trató de convencer— Pronto deberás asumir el trono y quiero pasar lo que me resta de vida consintiendo a mis nietos.

—¡Agh, madre! Sabes que algún día me casaré— exclamó con molestia, Minho— pero antes quiero hacer tantas cosas; explorar, viajar, conocer...

—Y seguro lo harás— contestó la reina con seguridad— pero después de que me des nietos.

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Felix y el lago de los cisnes ✲ᴍɪɴʟɪxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora