Capitulo II

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Al día siguiente ya tenía que volver al instituto después de este ajetreado fin de semana. Me desperté en mi nueva habitación y lo primero que hice fue hacer la cama. Me vestí con un top negro y unos vaqueros rotos, unas bambas blancas, y una chaqueta de chándal. Fui al baño, me lavé la cara, me peiné y bajé a desayunar, con la mochila colgada del hombro. En la cocina ya estaban mamá y Marco:

— Buenos días cariño. ¿Cómo has dormido hoy en tu nueva habitación?— preguntó mamá.

— Bien, bien. Aún estoy un poco cansada pero como cada día...— le respondí.

— Los cereales están en el armario o si quieres te puedo preparar unas tostadas.- intervino Marco amablemente.

— No, no te preocupes ya cojo un yogur, que hoy no tengo mucha hambre. — dije.

Cogí el yogur de la nevera y comencé a desayunar en la isla que teníamos en la nueva cocina mientras Marco y mamá organizaban en los armarios toda la cubertería. Me sorprendió no ver a Sara durante el tiempo que estuve desayunando. Ella suele bajar a la cocina más temprano que yo. Tampoco habían bajado Lily ni Jacob.

Una vez acabé, puse la cuchara en el lavavajillas y el recipiente vacío del yogur lo tiré a la basura.

— ¿Mamá, sabes dónde está Sara? Creía que estaba aquí porque siempre baja la primera.- pregunté algo asustada.

— Se ha ido más temprano con Lily hacia el colegio porque les hacía ilusión - dijo Marco.

— Y las habéis dejado ir solas?! - pregunté con un poco de asombró y preocupación a la vez, faltaban 15 minutos para que yo entrara, por lo tanto a ellas les faltaban 25 minutos aproximadamente, eso era mucho tiempo solas con apenas 7 años.

— No, no, no, se las ha llevado la madre de una amiga, tranquila — me respondió dejándome más tranquila.

— Vale vale — respondí aliviada.

— Por cierto, ayer no vi a Jacob, supongo que llegó cuándo ya estábamos durmiendo. Hablaré con él ahora cuándo baje. Se va a llevar una buena bronca porque le dije a las 9, y vete tú a saber a qué hora llegó al final...— intervino Marco.

— Eeehhh... no sé. Yo ahora no lo he visto. — respondí nerviosa. No me esperaba eso.

— Bueno, gracias Ona. Ya bajará. — me dijo.

— Bueno, me voy al instituto, vale? Nos vemos luego — me despedí acomodando mejor la mochila sobre mis hombros.

— Claro, nos vemos luego — dijo mamá.

— Adiós! — dije saliendo por la puerta y respirando una fuerte bocanada de aire.

Empecé a caminar hacia el instituto mirando a sus alrededores un poco extrañada, ahora tenía que empezar a acostumbrarme a este nuevo camino.

Me fije mejor en el barrio y la verdad es que no estava nada mal, tenia las casas más o menos del mismo color, unas mas oscuras, otras mas blanquitas, pero de color no cambiaban mucho. También me fijé en que mantenían una forma estructura similar a la nuestra. 

De pronto oí como si alguien me llamara desde atrás, así que me detuve y eche un vistazo atrás, de pronto vi como alguien se acercaba a mi corriendo, era Jacob, quien me gritaba que le esperara.

Eso hice, me quedé quieta viendo como venía. Cuando ya estuvo a mi lado, empezamos a caminar otra vez.

— ¿No me ibas a esperar pequitas? — me dijo con cierto toque burlón en su voz. Se aproximó a mí y como si nada empezó a charlar. — No sabes la bronca que me han pegado por no aparecer ayer. Mi padre me ha dicho de todo. Que si no me merezco su confianza, que sería la última vez que me dejaría salir otra vez... y no sé qué más.

Simplemente él Donde viven las historias. Descúbrelo ahora