Capítulo 4. Completo de nuevo

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William Drake estaba inmerso en su trabajo en las nuevas prótesis. Estaba revisando todo el cableado de nervios artificiales del nuevo brazo de su hijo, cuando un abrazo repentino le sobresaltó.

— Te enfrascas demasiado en tu trabajo — le recriminó con cariño su esposa Marion.

Él se levantó del banco de trabajo, la abrazó y la besó en la mejilla.

— Sólo quiero que todo esté perfecto — dijo. — Es una intervención complicada, tiene que funcionar correctamente.

— Necesitas descansar de vez en cuando, de lo contrario perderás la perspectiva — le dijo ella.

— Supongo que tienes razón, como siempre.

— Vamos, tómate un descanso y come con tu flamante esposa en el jardín — dijo ella mostrándole la cesta de picnic que llevaba en las manos.

— Sus deseos son órdenes para mí, milady — William hizo una pronunciada reverencia, que le sacó una sonrisa a Marion.

El jardín de Industrias Drake era el orgullo de Marion, ella se había mostrado inflexible al respecto. Los trabajadores de la empresa necesitaban un lugar donde poder tomarse un momento de relax, pasar un rato con sus familias durante los descansos de su jornada o simplemente respirar un poco de aire fresco.

William y Marion no eran los únicos que habían pensado almorzar en el jardín. Óscar y Frannie estaban sentados en uno de los bancos de piedra, del paseo de gravilla que atravesaba el jardín. Todos en el laboratorio sabían de su relación, aunque ellos seguían intentando aparentar que eran meramente compañeros de trabajo. Alexander jugaba con su hija de 5 años, Maggie, bajo la atenta mirada de su esposa Camile, que sonreía al ver a su esposo bailando con su hijita en brazos. Muchos trabajadores de los otros departamentos también solían aprovechar el jardín para relajarse antes de seguir con su trabajo.

Industrias Drake constaba de 4 edificios orientados hacia los 4 puntos cardinales, con el gran jardín como nexo central entre ellos. De esta forma todos los empleados se iban conociendo y trabando amistad incluso fuera de sus respectivas zonas de trabajo, lo que fomentaba un compañerismo y cordialidad que hacían de Industrias Drake un cómodo lugar de trabajo.

William Drake siempre pensó en su empresa como una extensión de su familia y conocía personalmente a cada trabajador de Industrias Drake. También se preocupaba de que la situación profesional y personal de sus trabajadores fuera óptima, llegando incluso a involucrarse personalmente en la vida de sus empleados, que le tenían un gran afecto, ya que no sólo le veían como un buen jefe, sino como un amigo.

William ayudó a Marion a extender una manta sobre el césped, y se sentaron cómodamente.

— ¿Qué tal el trabajo? — preguntó Marion mientras comenzaba a sacar recipientes de la cesta.

— Bien, hemos avanzado mucho gracias a la ayuda de Ruslan y sus compañeros del ejército — le respondió su marido sentándose a su lado.

Al final Ruslan había conseguido convencer a 5 personas, además de a Constance Perry, de que se unieran al proyecto como sujetos de pruebas. Todos ellos habían añadido un gran contexto, gracias a sus exámenes médicos y sugerencias de cara a las prestaciones de las nuevas prótesis.

Constance incluso había hecho buenas migas con la familia Drake. Al ser la única participante del grupo de control que no residía en Londres, los Drake le habían ofrecido su hospitalidad y habían descubierto que la dicharachera chica era de todo menos aburrida. La mansión Drake nunca había estado tan animada. Especialmente había hecho muy buenas migas con Jack Drake, el hijo menor, ya que tenían personalidades y gustos afines. Una semana después de conocerse Jack ya llevaba a Connie de ronda por los locales nocturnos de Londres, y más de una vez Ruslan o el propio William habían tenido que regañarles por algún que otro exceso; aunque nada exagerado.

El Heredero de los Drake - Crónicas de los Drake Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora