Esperó a escuchar el golpe de la puerta al cerrarse para brincar de su cómodo asiento e ir a por su tío.
—Teníamos un trato —colocó las manos sobre la superficie de la mesa sobre la que Aemond tenía apoyado el libro que estaba leyendo—. ¿Por qué quieres iniciar una pelea por una piña?
Aemond apenas se inmuto cuando escuchó el golpe que sus manos ocasionaron sobre la mesa, las comisuras se le curvaron levemente hacía arriba.
—El trato fue que no acabáramos matándonos este fin de semana, y no estaba planeando hacerlo, discutir es algo sano sobre todo cuando quieren cometer una aberración contra la pizza.
—Me refería a que estuvieran en paz y es sólo piña.
—Quizás debiste ser más preciso —acabó por levantarse de su silla para rodear la mesa y llegar hasta él, sujetándolo de la barbilla para que levantase la mirada—, admito que la piña te hace saber más dulce, pero no necesitas comerla sobre una pizza.
Su pulso se aceleró, esa afirmación le estaba haciendo enrojecer, sin embargo luchó por mantener su ceño fruncido e intentó liberarse de su agarre moviendo ligeramente la cabeza hacia un lado.
—Bien, pues si quieres jugar así... —lo miró a los ojos, armándose de valor para no sentirse avergonzado por lo que iba a decir—, si eres amable cuando regresen puede que te deje probarme más tarde.
Aemond soltó una carcajada lenta y grave, sí, él sabía que su tío disfrutaba especialmente cuando lo oía hablar de esa forma.
—Estamos en el departamento de mi hermano —puntualizó, bajando sus manos hasta su cintura—, eso es arriesgado.
Le rodeó el cuello con los brazos, aprovechando el movimiento que acababa de hacer el mayor.
—No es como si no nos hubiéramos arriesgado así antes —se puso sobre la punta de sus pies para acercarse más a sus labios y susurrar sobre ellos—, puede ser divertido.
—Uhmm, puede ser.
Aemond se inclinó para besarlo sosteniendo con más fuerza su cintura, sabía que ya lo tenía, solía recurrir a ese tipo de tácticas para convencerlo de hacer algo que normalmente no haría. Había descubierto recientemente que el mayor tenía cierta debilidad a decirle que no cuando estaban tan cerca. Y lo cierto es que desde que se había dado cuenta buscaba cualquier excusa para usarla, tan sólo por sentir esa especie de poder que ejercía sobre su tío.
A estas alturas ambos recurrían más a los besos de lo que lo hacían al principio, estaban más cómodos con ello y a veces no era como un juego previo al sexo, a veces simplemente pasaban horas sólo besándose y discutiendo, porque discutir era su forma de hablar, eran muy opuestos y difícilmente llegaban a un consenso. Y ya se habían acostado las suficientes veces durante las primeras semanas como para empezar a jugar con la tensión que podían crear necesitándose, pasando un tiempo sólo a base de besos y caricias casuales.
Al menos eso les había servido para conocerse un poco más, es decir, ambos sabían algunas cosas del otro, lo que dejaban a simple vista, pero jamás habría adivinado que Aemond tocara casi cualquier instrumento, o le gustase el arte, o cosas tan simples como que prefería animales raros de mascotas, como esa iguana que tenía en su departamento. Era extremadamente frío con la mayoría de personas con las que lo había escuchado hablar por teléfono, pero se transformaba en alguien completamente distinta cuando su madre era quien llamaba y también en esas ocasiones había descubierto su sonrisa, la verdadera, no esa sonrisa espeluznante que solía poner cuando estaba a punto de hacer algo sucio o malo.
Lo estaba conociendo de una manera que empezaba a asustarlo porque él también estaba dejando que lo conociera más a fondo, lo que implicaba que se estaba abriendo, se estaba permitiendo empezar a ser vulnerable con alguien que no quería nada serio, con alguien que ni siquiera quería mostrarse en público con él. Era aterrador.
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Targaryen Royalty [lucemond]
FanfictionAU moderno Donde Lucerys y Aemond comparten una extraña obsesión por el otro pero hacen todo lo posible por evitarse porque ni Aemond está dispuesto a admitir que le gustan los hombres, ni Lucerys está dispuesto a ser el secreto de nadie.