Aemond

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Por supuesto que había oído cuando la puerta de su habitación se abrió, él no tenía el sueño tan profundo, y sabía que era temprano, muy temprano. El sol apenas se alzaba, sólo se colaba una luz tenue a través de las cortinas, así que no necesitó abrir los ojos para saber de quién se trataba. Quién más podría ser. Se mantuvo inmóvil, dejó que los pasos del intruso se acercasen hasta la cama y sintió como los resortes del colchón cedían bajo el peso de la persona que estaba subiéndose sobre él. Lo oyó suspirar cuando acabó de sentarse a ahorcajadas sobre él, pasando las manos por su torso desnudo.

—Aemond —susurró más como una suplica que como un saludo.

Pudo sentir entonces el bulto en el pantalón del chico, mientras empezaba a mover las caderas en círculos, rozando su entrepierna con la suya, tan necesitado de su atención como siempre. Sin embargo, no movió ni un musculo, se aseguró de mantener respiración aletargada simulando que aún seguía dormido, tenía curiosidad por saber hasta dónde sería capaz de llegar por satisfacerse. Porque claramente estaba ahí para eso.

El chico no dejaba de mover las caderas, él se esforzaba por fingir aún mantenerse dormido, pero su cuerpo estaba respondiendo a las deliciosas caricias de su sobrino. Lucerys se había inclinado sobre él, con los labios rozándole el cuello mientras suspiraba al sentir la fricción que estaba causando entre sus erecciones. Tuvo que reunir todo el autocontrol posible para no gemir cuando el chico hundió una de sus manos debajo de la tela de su bóxer y empezó a masajear su miembro con tortuosa lentitud.

—Ya despierta tío, te necesito —era más un lloriqueo a estas alturas, de verdad lo estaba pasando mal sin que él interviniera, pero Lucerys tomando el control, buscando su propio placer, era una fantasía que había rondado su mente desde hacía semanas, así que no, no abrió los ojos—. Te odio, lo haré yo mismo.

Lo siguiente que sintió fue el frío por la falta de contacto con su erección, pero fue rápidamente reemplazado por una cálida y húmeda lengua. Se movía con destreza, sabía cómo le gustaba, así que empezó succionando con más fuerza de la necesaria, probablemente producto de la desesperación o venganza por seguir haciéndose el dormido, pero él lo estaba disfrutando, ambos lo hacían. Luke no tardo en gemir cuando lo sintió mover involuntariamente las caderas, buscando su propia satisfacción en lo profundo de su garganta.

—O te estás haciendo el dormido o piensas que este es un sueño húmedo —habló dejando que su aliento rebotara sobre la piel sensible antes de lamer alrededor de la punta, provocando que su cuerpo temblase involuntariamente de satisfacción—, sé que no puedes estar quieto tanto rato.

Volvió a sentir su boca engulléndolo por completo, siendo más rudo está vez, subiendo y bajando por la extensión de su miembro hasta que realmente empezaba a doler la cantidad de sangre acumulada en esa zona. Y es que, teniendo los ojos cerrados, cada caricia se sentía con el doble de intensidad. Luke pareció darse cuenta de su estado porque dejó de torturarlo con su boca, volviendo a sentir su fría ausencia. Tardo varios minutos antes de volver a tenerlo sobre él, sólo que esta vez ya no pudo notar la tela de su pijama, era el contacto de piel contra piel y ambos estaban ardiendo.

Tuvo que apretar los dientes con fuerza cuando por fin pudo sentir la estrechez de la entrada del chico devorando su miembro conforme se iba sentando con lentitud y dificultad. Necesitaba tocarlo, nunca antes había deseado tanto tener el control de esa situación y ahora sí que le hacía falta ver esa imagen sobre él. Cuando termino de sentarse sobre su entrepierna se sentía al límite, Luke estaba tan apretado... tuvo que concentrarse en pensar en cosas poco estimulantes para poder mantener el control de su cuerpo.

Luke empezó a moverse, sin siquiera esperar a acostumbrarse como lo solía hacer todas las otras veces. Lo escuchó quejarse cada vez que subía y bajaba, hasta le enterró las uñas en el pecho desnudo, asumía que por la mezcla de incomodidad y placer que podía estar sintiendo. Si le dolía era porque claramente no se había preparado lo suficiente. Así que, lo tomó como su señal para milagrosamente despertar, con un ligero bostezo y una falsa cara de asombro.

Targaryen Royalty [lucemond]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora