Capítulo 4: Bienvenida a la Escuela

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Bzzzzzzzz…………Bzzzzzzzz………..

Estiré mi mano lentamente y a fuerza de pura voluntad logré apagar el despertador. Después de una noche como la que tuve, lo menos que deseaba era levantarme temprano. Pero era mi primer día de clases. No podía comenzar a destacar tan pronto.

Mi hermano se despertó al sentir la alarma y tras darme los buenos días, bajó rápidamente a preparar el desayuno. Yo me quedé en la cama mirando el techo y meditando sobre lo ocurrido. Luego de unos minutos, me di por vencida y decidí no darle más vueltas al asunto e ir a ducharme. Al fin de cuentas no iba a resolver nada con solo pensarlo. Al entrar al baño revisé mi cuello, pero no tenía marcas visibles de ninguna herida. Solo un pequeño manchón ennegrecido de sangre seca.

Preocupada, pero sin respuestas, me metí a la ducha y luego de terminar me vestí. Tomando un peine, me dirigí hacia el espejo y observé la imagen que me devolvía. El uniforme era precioso y gracias a los arreglos de Mirio, me quedaba casi como anillo al dedo. Intenté peinar un poco mi cabello. Mis largos mechones marrones se dejaron dominar, así que los dejé sueltos. Dándole un ligero brillo rosa a mis labios, tomé la mochila y bajé a desayunar.

Mirio ya había servido la mesa y estaba comiendo tranquilamente. Cuando me vió, sonrió levantando el pulgar en señal de aprobación y le devolví el gesto.  Riendo me senté a su lado y apuré la comida, pues las meditaciones en la cama me habían robado mucho tiempo. Mi hermano se ofreció a llevarme, así que le di unos diez minutos para que se cambiara de ropa. Ya en el auto, la conversación se enfocó en lo que había ocurrido anoche.

_ ¿Ya te encuentras mejor? - Me preguntó preocupado.

_Sí. Hoy tengo mejor aspecto que ayer. Seguro que recibí demasiada tensión y eso se reflejó en mi subconsciente. -Le sonreí e intenté cambiar el tema. No deseaba hablar de algo que me tenía tan trastornada. - ¿Vas hacia el trabajo ahora?

_En realidad no. Mi jefe me dijo que fuera por la tarde.

_ ¿Hago la cena? -Pregunté.

_Te lo agradecería. No sé hasta qué hora esté en el trabajo hoy -Su rostro se iluminó- Ahí está la preparatoria. ¿Nerviosa?

_Un poco. Tengo la esperanza de encontrarme con Tsuyu, así que me siento más segura.

Mirio rió por lo bajo. Me dejó en la entrada y me deseó suerte en mi primer día de clases. Muchos curiosos veían la escena y me miraban cuchicheando. A mí alrededor vislumbré una horda de uniformes blanco y negro moviéndose a gran rapidez. Empecé a sentir mareos. Tragué en seco y comencé a caminar. Sentí una voz familiar y cuando observé las escaleras de la entrada, vi a Tsuyu haciéndome señas con la mano y sonriendo.

Apuré la marcha llena de felicidad al darme cuenta que no iba a comenzar el día tan sola como pensé. Estaba tan entretenida que no vi a tiempo al chico rubio con el que choqué.  El fuerte empujón provocó que cayera encima de él. Genial.  Primer día de clases y ya estaba montando todo un espectáculo en la entrada de la escuela. Los estudiantes no dejaban de mirar la escena. Comencé a incorporarme, disculpándome a cada segundo. Por dios, ¿Cuan de torpe puedo ser? El joven mantenía los ojos fuertemente cerrados y la mandíbula apretada. Los abrió de repente y dos rubíes me observaron directamente.

_Tsk-Chistó-¿!Acaso no ves por dónde va...

La pregunta se quedó en el aire mientras el tiempo parecía dilatarse. Dios mío. ¿De qué infierno salió este demonio de belleza descomunal? Era el chico más guapo que había visto en toda mi vida. Un calor creciente comenzó a apoderarse de mi cuerpo. Mi seno derecho se sentía como si estuviera en brasas. Instintivamente me llevé mi mano al pecho y comencé a jadear. ¿Qué estaba pasándome?

Destino de Sangre - Bakugō x UrarakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora