Capítulo 8: Una cruda realidad

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Comencé a forcejear inútilmente mientras el desconocido me arrastraba hasta el final de un pequeño callejón paralelo. Mis esfuerzos no brindaron resultados. Parecía poseer una fuerza sobrehumana. Intenté morder su mano o atinar algún golpe con mi puño, lo que provocó que de su boca salieran risas burlonas. Tenía miedo. Mucho miedo.

Con un hábil movimiento me colocó en el suelo, sentándose sobre mis caderas. Una de sus manos elevó mis muñecas por encima de mi cabeza, mientras que con la otra desabrochó rápidamente el chaleco de la escuela, dejando completamente abierta mi blusa. Sentí crecer su erección en mi vientre. Se quedó observando mi cuerpo unos minutos, desprendiendo lujuria pura.

¿Me quería violar? Sus intenciones no parecían ser más obvias.

En ese instante le miré a la cara. No pude distinguir nada más, aparte de que sus ojos eran dos llamaradas rojas. Esos no eran los ojos de una persona normal. ¿Era humano?

Comenzó a bufarse y a reír. Aquello le estaba provocando placer.

_ ¿Qui-quién eres?... ¿Qué quieres de mí? -Atiné a decir con voz quejumbrosa. Estaba completamente aterrada.

No contestó. Bajó su boca a mi cuello y comenzó a lamer esa zona con intensidad. Una de sus manos se dirigió a mi pecho y empezó a masajearlo con fruición. Empecé a retorcerme y a pedir ayuda. Se irguió con un rápido movimiento.

_Escucha -La mano que antes me estaba toqueteando se dirigió a mi cuello- Un solo grito más -Apretó con fuerza- Y te prometo que no quedará nada de que apreciar de esa cara tan linda que tienes.

Hizo presión hasta que sentí que me iba desmayar. Me soltó cuando lo consideró suficiente y jadeé en busca de aire con el corazón a mil. Lo miré asustada. Podría matarme. Hablaba completamente en serio.

Su voz me sonaba familiar, pero tenía un toque ronco y fuerte que no me permitió identificarla.

Un movimiento de su parte me sobresaltó. Había comenzado a pasar suavemente su mano por mi entrepierna. Su cara se acercó peligrosamente a mi pecho. Sentí su lengua recorrer todo mi escote.

_Ah…-Gimió mientras continuaba- Tan hermosa….Tan dulce.

_No. No. No. No por favor. -Supliqué con los ojos llenos de lágrimas.

No se detuvo. Ignoró completamente mis súplicas. ¿Qué estaba esperando de su parte? ¿Qué me dejara ir? Que estúpida soy. Y aquí me encontraba a punto de ser…

Cerré mis ojos con la intención de pensar que solo era una pesadilla. Que muy pronto sonaría la alarma para ir a la escuela. Cuán lejos estaba de la verdad.

Un fuerte dolor me hizo retorcerme. Dos pequeños objetos filosos se enterraron en mi seno derecho, mientras algo succionaba. Mi atacante levantó su cabeza y un rayo de luna alcanzó su rostro. El aliento se me cortó.

Tenía el cabello blanco alborotado en todas direcciones, y ojos rojos brillantes. Ojos rojos que destacaban en la oscuridad. Dos afilados colmillos sobresalían de su boca, mientras que un hilo de sangre bajaba por uno de sus labios. Su rostro me era ligeramente familiar. La mueca malvada que tenía y la oscuridad, no me permitían discernir bien...

Me vinieron a la mente las palabras de Bakugo: ‘’Malditos chupasangres’’. Con terror comprendí de qué se trataba. ¿Un vampiro? No podía ser cierto, pero ahí estaba. Justo delante de mí.

Volvió a succionar un poco más de sangre. No pude evitar gemir de dolor.

_Si así gimes cuando te duele-Comentó riendo. Su cara se acercó a mi oído y susurró-Ya quiero saber cómo lo haces cuando sientes placer.

Destino de Sangre - Bakugō x UrarakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora