Capítulo 6:Incidente en la Escuela

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Me sentía extrañamente tranquila. Como si estuviera flotando en un mar de algodón. Lentamente abrí mis ojos y un cielo puramente azul se dibujó al instante. Comencé a incorporarme y me percaté del lugar donde estaba descansando. Un campo de rosas blancas que parecía extenderse infinitamente hacia todas las direcciones. ¿Dónde estaba? ¿Esto era un sueño?

Me levanté observando los alrededores y divisé una especie de templo con portales abiertos. Era la única estructura del lugar. Me acerqué con cautela y descubrí en el centro del mismo, rodeada de libro y frascos, una joven de larga cabellera marrón y túnica extraña, que se arrodillaba rezando. Cuando se giró, me quedé petrificada. Si no fuera por sus ojos dorados, me pareciera estar viendo una versión mayor de mi misma.

La joven sonrió y se presentó como Hikari. Me contó que sería mi guía a partir de ahora y que solo existiría en mi subconsciente. Me dijo que muy pronto iba a conocer toda la verdad. Que ellos se encargarían de contármela. No entendí quiénes eran ellos, ni por qué ella y yo guardábamos tanto parecido, pero en el instante en que iba a abordarla de preguntas, me percaté de que ella poseía una marca igual a la mía en su seno izquierdo. Asombrada, señalé la suya y la mía. Cuando la vi dispuesta a explicarme, toda la imagen se desfragmentó en miles de pedazos.

La luz se filtró con violencia en mis ojos, obligándome a despertar. Las siluetas de mi habitación comenzaron a vislumbrarse. A mi lado, mi hermano me observaba con preocupación, y ahora que despertaba dejó escapar un suspiro de alivio.

¿Quién era esa chica? ¿Fue una especie de visión? ¿Por qué nos parecíamos tanto?

Mi cabeza solo bombeaba preguntas. Las palabras de Bakugo regresaron a mi mente. ''Tú eres la reencarnación de la Sacerdotisa de los Ancestros''. Comenzaba a entender fugazmente lo que había tratado de decirme. Algo raro, supernatural, por más imposible que fuera, estaba ocurriendo a mi alrededor. Intenté incorporarme, pero sin resultado. La cabeza me daba vueltas y me sentía débil.

_ ¿Como te sientes? -Preguntó mi hermano. Su tono era pura preocupación.

Asentí levemente y le sonreí para que viera que me encontraba mejor. Dejó escapar otro suspiro de alivio.

_Creí que iba a morir de la preocupación. Cuando ese joven te trajo inconsciente, pensé que algo malo te había ocurrido-Se acarició el puente de la nariz- Me explicó que era un compañero de la escuela y que regresabas a casa con él, cuando te sentiste mareada y minutos más tarde caías desmayada. No sabía si llevarte al hospital o no. Me estaba debatiendo, cuando despertaste. Es una suerte que le hayas dado la dirección de esta casa.

¿Bakugo me trajo? Yo no le di nunca mi dirección. ¿Como la supo entonces?

Un fuerte latido en la sien me quitó la posibilidad de hacer preguntas. Mi estómago rugió llamando la atención y mi hermano soltó una ligera carcajada mientras bajaba a buscar algo de sopa. Cuando regresó con el humeante cuenco, ya me encontraba un poco más repuesta y el dolor de cabeza se había limitado a solo una molestia.

_ ¿Quieres faltar a la escuela mañana? -Preguntó tras alcanzarme la bandeja con la comida.

Negué mientras soplaba mi primera cucharada.

_Es mi segundo día. Es muy pronto para estar dando una imagen negativa.

Mirio se resignó.

_Está bien. Pero si te sientes mínimamente mal, te daré el número de mi trabajo para que me llames. Es hora de irte consiguiendo otro móvil-Se dirigió a la puerta-Cuando termines de comer, deja la bandeja en el suelo y date una ducha. Mañana será otro día.

Destino de Sangre - Bakugō x UrarakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora