Capítulo 11: Amenazas

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Releí la nota a gran velocidad con las manos sudándome y los nervios a flor de piel. En el centro del papel había tres fotos adheridas. Con terror las observé. En la primera me encontraba en la escuela caminando junto a mis amigas. En la otra estaba mi hermano en su trabajo. La última me sobresaltó. Era de mis padres en Escocia. ¿Cómo demonios las habían obtenido? ¿Cómo sabían que ellos estaban allá? Volví a posar mis ojos sobre el fatídico mensaje.

‘’Sacerdotisa, este es solo un pequeño aviso. Si piensas abandonar este lugar, date cuenta que estarás condenando a las personas que más quieres. Conocemos todo sobre ti. Absolutamente TODO. Podemos deshacernos de esas masas de carne que tu llamas familia y amigos en un solo segundo.

Creo que ya conoces todo sobre nuestra existencia. Además uno de mis subordinados te atacó. Cuanto lo lamento. Pero no supo controlarse. Cuando lo encontremos, recibirá su castigo. Nadie toca lo ajeno.

Hablando por mí mismo. Lo siento. No pude controlarme. Al entrar en tu habitación…percibir tu delicioso aroma, esa embriagadora sustancia…Ah…después de probar tu sangre no sabes cuánto me gustaría estar enterrando tus colmillos en ese delicado cuello todo el tiempo. Pero no me es permitido. Tal vez algún día lo logre. Esta rosa es un mensaje de ‘’Él’’.

Es un pequeño obsequio por haberte adentrado en este nuevo mundo. Recuerda mis palabras…y toma todo como una advertencia, que nunca desearás desobedecer.’’

Temblando me deslicé lentamente hasta el suelo. Las lágrimas a punto de desbordase. Me estaban amenzando. No a mí.  A mi familia y amigos. Podría soportar que me hicieran daño, pero no que tocaran a nadie de las personas que amo. No podría vivir con ello.

Tengo que quedarme aquí. Y después de  ver esto, voy a necesitar toda la ayuda posible. Aunque no lo desee…tengo que aceptar serlo. Sí. Ya lo he decidido. Me convertiré en la Sacerdotisa de los Ancestros y lucharé por proteger las cosas que amo. Sola no podría nunca enfrentarme a seres que desconozco cuando son superiores a mí en todos los sentidos. Necesitaba aceptar este destino conferido y rápidamente. Mañana hablaría con los chicos y les comunicaría esta decisión. Estaba segura que se alegrarían mucho. Especialmente Bakugo.

Ordené mi habitación, ya más enojada que asustada por la intromisión, y cuando terminé decidí darme un baño. Necesitaba relajarme. El estrés acumulado se estaba haciendo sentir. Llené la bañera y me sumergí en ella. Sendas ideas cruzaban mi cabeza e intentaban tomar forma. Por lo que veo atacarme no formaba parte del plan de ‘’ellos’’. En la nota explica que castigarían a quien lo hizo. Eso quiere decir que por el momento no me dañarían. Bien. Menciona que bebió de mi…eso quiere que más de un vampiro me había atacado, pero ¿cuando? Al decir ‘’Él’’ ¿A quién se refiere? ¡Agh! Patalee en la bañera. Por más que pienso no logro entenderlo.

Decidí no darle más vueltas al asunto. A este paso me volvería loca. Me concentré en relajarme. Minutos depués me quedé dormida.

…Unos gritos horribles y sonidos rítmicos como de un ritual me hicieron despertar. Miré con terror a mí alrededor. ¿Dónde estaba? El lugar parecía el interior de una caverna iluminada por el resplandor de cientos de antorchas. Monstruos inimaginables la llenaban. Divisé varios vampiros y seres que no lograba clasificar. Todos cantaban una rara melodía siniestra. En el centro del lugar, divisé una figura conocida. Hikari vestida con una ligera túnica blanca se encontraba sobre una lápida de mármol negro, atada a la misma por gruesos grilletes. Estaba llorando. Intenté dirigirme hacía allí, pero mi cuerpo no respondía…Esto era peor que una pesadilla. Un joven con capucha y una daga en su mano se le acercó. Ella lo observó con furia, pero en sus ojos se reflejaba puro miedo.

Destino de Sangre - Bakugō x UrarakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora