Introducción

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Alzó los brazos e hizo un ademán de llegar a la estantería más alta, pero debido a su corta estatura la tarea se dificultó y desembocó en fracaso

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Alzó los brazos e hizo un ademán de llegar a la estantería más alta, pero debido a su corta estatura la tarea se dificultó y desembocó en fracaso.

Bufó molesto y desistió a volverlo a intentar, se rindió.

Jisung era un chico normal.

Tenía apenas veinte años y la vida le había tratado como debía.

Su madre le quería mucho y tenía buenos hermanos con los que poder desahogarse.

—¡Pues cierra la puta puerta y no vengas más, joder!— Y estaba fuera.

Bien, quizás había ocasionado una serie de malentendidos que ahora le estaban pasando factura.

Pero, ¿qué culpa tenía él?

A Jisung nunca le dijeron cuándo parar.

Nunca le enseñaron qué estaba bien y qué estaba mal.

Y quizás es por eso que se encontraba fuera de casa, con unas cuantas maletas llenas de ropa, pertenencias y lo suficiente para poder sobrevivir en las calles de Seúl un poco más de tiempo.

Había planeado alquilar un apartamento y no tener que volver a ver a nadie en esa asquerosa casa nunca más.

Y así fue.

Horas más tarde se encontraba en su nuevo hogar, su nueva casa.

Sin compañeros de piso, sin hermanos, sin familia, sin mascotas.

Solo.

—¡Por fin!— Se estiró sobre el colchón, observando el techo.

Miró a su alrededor. La casa no era muy grande, pero tampoco chica. En su habitación cabía el escritorio, el armario, su cama y poco más.

Sí, estaba solo. Y lo quería tanto que poco le importó los lados negativos de esto.

¡Se había independizado! ¿Qué más podía pedir?

Extendió su mano y agarró el móvil. Deslizó la barra de notificaciones y de nuevo estaba ahí. Respondiendo mensajes de gente que, a pesar de vivir a miles de kilómetros de distancia, estaban con él. Lo apoyaban y querían más que su propia familia.

Jisung tenía amigos de internet. Hablaba con ellos a diario y confiaba en ellos más que en personas que le acompañaron toda su vida.

—¡Mira Chris! Aquí tengo un estante para cargar más de un dispositivo a la vez y además tiene hueco para auriculares, ¿no es increíble?— Mencionó Jisung emocionado.

—Ja, ja, ja.— Rió Chris al otro lado de la videollamada.— Me alegra que hayas podido independizarte Jisung, pero, ¿no te asusta tan siquiera un poco?—

—¿Asustarme el qué?—

—Bueno, ahora estás solo.— Mencionó Chris.

—Pero es lo que siempre quise. Ahora mis hermanos no me molestarán con que tengo que salir de mi habitación o que debería estudiar más. ¡Puedo hacer lo que me de la gana!— Gritó ilusionado, mientras palmeaba un poco y daba pequeños brincos sobre la cama.

El Juego del Silencio || MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora