uno

5.1K 122 44
                                    

Marzo, 2016

Valentín cruzó la puerta y visualizó a su grupo de amigos sentados en una esquina. Se acercó bostezando.

—¿Qué onda? —saludó logrando que todos lo miren.

—Qué caripela, hermano —comentó Tobo.

—Me quedé como hasta las cuatro jugando al Counter —contestó él sentándose a su lado. Apoyó la cabeza en el hombro de su amigo para cerrar los ojos y quizás lograr dormir un poco más antes de que el timbre de entrada sonara.

¡Riiiing!

Valentín se levantó quejándose.

—Qué bajón, amigo. ¿Qué tenemos ahora?

—Física, creo.

Todos se encaminaron al curso y la primera hora pasó dolorosamente lenta. Había dormido tres horas y no era bueno para los números, no había chance de que pudiera aprender algo ese día.

El timbre del primer recreo sonó y sus amigos lo sacudieron un poco para que se levante y los acompañe al patio. Se sentaron en el lugar de siempre, en la esquinita cerca de la salida de emergencia, donde no daba tanto la luz.

—Este año pienso ponerme en pedo todos los findes —dijo la Wawa.

—Ojalá pudiera decir lo mismo —se lamentó Tadeo—. En casa me tiran una Essen por la cabeza si me llevo una materia más.

Valentín rio y lo abrazó por los hombros.

—Eh, a no bajonearse que es el último año —comentó Valentín—, digno de unas buenas apuestas.

Todos los años tenían la costumbre de hacerse apuestas para fin de año. Que si Tobo podía engordar diez kilos, que si la Wawa intercambiaba saliva con cierto número de personas, que si Valentín podía aguantar sin hacerse la paja, que si Tadeo no se llevaba materias, etcétera.

—Yo ya no quiero apostar —dijo Martín, cruzado de brazos como un nene chiquito.

El año anterior habían apostado que no iba a durar con su novia del momento por más de tres meses. De ser así, no podría comer carne hasta el dos de enero. Perdió.

—Qué maricón que sos.

—Che, che —se defendió Martín— Valentín pierde siempre, no se banca una.

—Vos cerrá el culo —dijo Valentín ofendido.

—Si este año cumplís una apuesta hacemos joda en mi casa.

—¿Qué estamos apostando?

—Tenés que comer caca—todos carcajearon.

—Caca de todos nosotros —bromeó la Wawa.

Pensaron apuestas para hacerle a Valentín hasta que el timbre sonó y todos volvieron al aula para su primera clase de Lengua. Se entretuvieron con la asignatura y no volvieron a tocar el tema hasta el siguiente recreo, donde Tobo, que había estado callado durante todo el módulo, habló.

—Ya sé qué podemos apostar, Valen —todas las miradas se posaron en él, que miraba hacia las ventanas donde tres chicas del otro curso hablaban entretenidas.

—¿Qué?

—Enamorala a Stucky —dijo señalando con la cabeza a la chica, quien sonreía escuchando atentamente la conversación entre sus amigas apoyada contra la ventana. Todos la miraron.

—No, Tobo, re feo eso —dijo la Wawa—. A mí me cae bien.

El año anterior el curso de Gaia Stucky y el suyo habían compartido las clases de Educación Física y fue así como se enteraron de su existencia. Siempre hacía lo posible para quedarse en las gradas y no tener que jugar, y cuando no podía evitarlo todos se lamentaban de tenerla en su equipo porque tenía, lo que ellos llamaban, "manos de manteca".

—Sí, gil. Tampoco está bien jugar con los sentimientos de una persona —dijo Sergio.

—Uh, bueno, manga de sensibles. Que se la coja, entonces.

—Pero para mí es re virgen —dijo Valentín—. Si lo logro va a ser porque le gusto, volvemos a lo mismo.

—Andá a saber—dijo Tobo encogiéndose de hombros—. Dale, hay una joda en juego.

—$100 cada uno a que no te la podés coger —dijo Valentino añadiendo leña al fuego.

—$200 —intentó Valentín.

—$150.

—Hecho.

Todos festejaron y Valentín se mordió los labios sonriendo. Se preguntó si no se estaba yendo un poco a la mierda. Él a ella no la iba a obligar a nada y eso lo dejaba tranquilo, pero por otro lado tampoco quería arriesgarse y acomplejarla de por vida por una apuesta de porquería.

La miró, no le parecía una piba fea, era linda, normal. Tenía piernas anchas y era bajita. Gaia se sintió observada y miró a su dirección, sin embargo, él no apartó la mirada, sino que le sonrió. Ella dirigió la mirada al piso rápidamente, nerviosa y confundida por la sonrisa que le había dedicado su compañero, con quien no había cruzado palabra jamás en su vida. Apretó los labios y pensó en que seguramente le había estado sonriendo a alguien más.

Valentín se rio internamente al notar su nerviosismo. Tenía que encontrar la forma de acercarse a ella, todavía no sabía si ese año iban a compartir la clase de Educación Física porque, si así era, problema resuelto. Podría elogiarle el culo, pensó. No, muy de pajero.

Ya al mediodía, cuando todos iban saliendo de sus respectivas clases, la vio hablando con una compañera. Cruzaron miradas. Él le guiñó un ojo y siguió su camino, no sin antes notar la velocidad con la que enrojecieron las mejillas de la chica.

Algo es algo, iba a ir de a poco.


🌸🌸🌸🌸


holii, les traigo de nuevo la mejor historia de este antro.
caro, que es la autora original, me dio permiso para resubirla a esta cuenta🥰
que la vuelvan a disfrutar cuando extrañan leerla como solía hacer yo a veces jajaja
💗


Corazón • 𝒘𝒐𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora