veintiuno

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TRES AÑOS DESPUÉS

Noviembre, 2019

Gaia entró a su departamento bostezando y con el estómago rugiendo de hambre, dejó la mochila en el piso y se agachó para alzar al gatito que se acercaba a recibirla.

-Hola, ¿me extrañaste? -preguntó besándole la cabeza.

Mientras llenaba la pava eléctrica y metía pan en la tostadora agradeció al cielo que sea viernes. Quería quedarse en su casa durmiendo y mirando una serie pero sus amigas iban a caerle en unas horas a escabiar como camioneros para irse a la joda que organizaba Lucho.

Le habían insistido muchísimo para que saliera a pesar de que a la semana siguiente todas tenían parciales, parecía que siempre estaban al máximo. Por lo contrario, ella estaba siempre cansada, se levantaba temprano de lunes a viernes para ir a trabajar y por las tardes tomaba clases, así que usaba el tiempo restante para estudiar lo más que podía. La vida adulta la agotaba pero se sentía orgullosa de lograr un equilibrio entre su carrera, amigos, familia, salud mental y la banda.

Ah, la banda... No había nada más lindo que hacer música entre amigos, el momento en el que se ensamblaba con ellos era donde todas las malas energías se disipaban. El grupo había sido idea de Uli, que compartía algunas materias con ella desde primer año. Él era la voz, Estanislao se encargaba del bajo, Vanesa de la batería, Lautaro era el guitarrista y ella, por supuesto, estaba en el piano. La Ukro, como se hacían llamar, no tenía un género de música determinado. Hacían rock, soul, funk, rap. Todos temas propios.

Merendó y se acostó con la idea de dormir una siesta cortita que se terminó convirtiendo en una de cuatro horas, pero se quejó cuando sintió a Lula encima suyo y a Zoe y Cielo saltar en su cama haciéndola rebotar. Se arrepintió profundamente de haberles dado una copia de la llave.

-Basta, la puta madre -dijo sacándose el pelo de la cara.

-¡Dale, hermana, hoy en la pera!

Se levantó malhumorada y se metió a bañar escuchando a sus amigas cantar a los gritos un tema de Maluma, sus vecinos las debían estar odiando. Ivana y Naiquen ya habían llegado para cuando ella salió del baño. Comieron todas juntas, escabiaron y jugaron al Uno.

-Gaia, andá a cambiarte de una vez así nos vamos.
-Debería estar bien visto salir de joda en pijama, no entiendo cómo no se pone de moda -contestó tomando lo último de vodka que le quedaba en el vaso. Se levantó con pereza y caminó a su habitación para buscar el outfit que todavía no había elegido.

Cuando estuvo lista se miró al espejo conforme con la elección y después de ponerse las zapatillas se delineó los ojos y se pintó los labios. Salió de la pieza recibiendo silbidos y elogios obscenos de parte de sus amigas, posó para hacerlas reír.

-Bueno, vamos antes de que me arrepienta.

La joda les quedaba lejos y, como siempre, se tomaron dos taxis dividiéndose en tres y tres. Lucho tenía una casa enorme, sus padres eran dueños de una empresa conocida mundialmente y no escatimaban en gastos. A pesar de hacerle bromas diciéndole que era un tincho agrandado, todos sabían que era totalmente lo opuesto. Encontraron a su amigo en la entrada recibiendo a la gente con un porro entre los labios.

-Fua, llegaron las más lindas del país -dijo abriendo los brazos.

Adentro se pusieron a bailar, Gaia no quería terminar dormida en el banco de una plaza así que procuró controlarse con la bebida. Se quejó cuando en un momento la gente la empezó a empujar, agarró a Cielo de la mano para evitar que se caiga del pedo que tenía. Miró enojada a la muchedumbre sin saber por qué tanto alboroto. La respuesta llegó a los minutos, con Zoe.

-¡Chicas! -gritó emocionada por encima de la música- estaba ahí afuera parada con Luchito y ¡adivinen quien llegó!

-¿Quién?

-¡Wos, el mismísimo Wos!

Gaia se quedó dura en su lugar creyendo que había escuchado mal, pero supo que Zoe estaba en lo cierto cuando Lula e Ivana la miraron para medir su reacción.

-¿Cómo que está Wos? -preguntó Naiquen.

-Sí, sí. Llegó con unos amigos que a la vez son amigos de unos amigos de Lucho. Ay, no saben lo lindo que es en persona, casi le pido una foto pero me quedé en shock.

Gaia empezó a mirar a su alrededor por instinto con el corazón a punto de salirse de su pecho. Lula e Ivana le acariciaron la espalda para confortarla.

-Ey, tranqui. Dudo que se quede mucho si todos lo van a estar mirando.

Ella asintió distraída sin dejar de mirar para todos lados, sus ojos se detuvieron en un punto.

Allá, haciéndose lugar entre la gente para llegar al medio de la pista, estaba Valentín.

Dejó de respirar, el volumen de la música parecía haber disminuido. Lo veía entre los brazos y las cabezas de la gente, sonriendo y empezando a bailar. Tenía el pelo decolorado y atravesado por una franja color naranja. Él miró a su alrededor, ella quiso ocultarse antes de que pudiera verla pero antes de que llegue a hacerlo, él la vio. Se quedó quieto mirándola fijamente, supuso que estaba intentando adivinar si era ella o no.

Gaia se despabiló cuando Ivana le apretó suavemente la mano. Se giró rápidamente para ver a sus amigas y les gritó nerviosa.

-¡Me tengo que ir, perdón! -las escuchó llamarla pero empezó a caminar entre la gente empujando y pidiendo disculpas. Necesitaba salir de ahí.

-¡Gaia! -escuchó esa voz a lo lejos, no se detuvo, caminó más rápido- ¡Gaia!

Corazón • 𝒘𝒐𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora