20 de Julio de 1912
A las ocho en punto sonó la campana del castillo. Los alumnos se sentaban en silencio, con brazos cruzados sobre los pupitres. Albus se colocó de pie frente a la clase, estaba en forma para ser un hombre maduro, con el cabello peinado hacia atrás y con un traje gris que resalta su silueta. Puntual como siempre, entró el director, con su túnica color turquesa y con una capa color fuego. Se detuvo en la puerta del aula y saludó a Albus. Volviéndose, añadió:
-Buenos días, curso de transformación del segundo año.
-Buenos días, director Dippet -.Contestaron al unísono los alumnos de Slytherin.
Albus sonrió con aprobación. Y el director se acercó con pasos firmes al costado de él.
-Cuando termines de dictar las clases ven a mi oficina. Tenemos un asunto que tratar.
-Como usted diga director
Luego el director se marchó para continuar con sus visitas mañaneras a los del tercero, en el aula del costado.
-Bueno, alumnos ¿Alguien me puede decir la mejor forma de...
Albus no podía continuar con la frase al ver una lechuza que volaba hacia la ventana del salón, con una nota en el pico. Estaba seguro de que aquella sensación inquietante tenía que ver con lo que le había dicho el director. La ave aterrizó en su escritorio y provocó un gran desorden tras votar algunos pergaminos. Algunos alumnos se rieron y otros murmuraban. Estaba prohibido recibir correspondencia entre horario escolar para los alumnos y docentes. Aún así esa ave, de color negro en su cuerpo y plomo en las alas, era desconocido para él. De mala manera le quita la carta de su pico e inmediatamente la lechuza da un pequeño vuelo y se posa en la ventana, estirando las alas. Se había puesto pálido con el corazón vibrando al leer su nombre, una carta dirigida a él con una escritura tan particular que no había equivocación posible de quien sería el remitente.
Gellert era el único que tenía ese tipo de escritura.
-¿Profesor, todo está bien?
-Si todo está bien, gracias por tu preocupación Weasley como decia ¿Alguien me puede decir la mejor forma para transfigurar un objeto en movimiento? -.Preguntó tras guardar el sobre en su bolsillo.
La furia se desvaneció del rostro de Dumbledore. De pronto parecía nervioso y así continuó durante toda la clase. Cuando, el último alumno saliera del salón, Albus volvió a su escritorio, todavía contemplando la carta en sus manos, se sentó y lentamente comenzó a abrir el sobre y echó una mirada al interior:
Albus,
Me disculpo por haberme exaltado en el baño y aún más me disculpo por entrar al castillo y esperar en tus aposentos para verte. Termina con tus actividades del día y ven de inmediato
Te extraño.
Grindelwald
Albus arrugó la carta hasta hacerlo bola. ¿Cómo se atreve estar aquí? ¿Cómo entró?, resopló disgustado.
Las cosas no podían haber sido peor, eso pensaba al caminar hacia el despacho del director, en el cuarto piso, donde se sienta a esperar, sin alzar la mirada. Pensamientos cruzaban la mente, cada una más preocupante que la otra. No podía imaginar cómo se iba a librar del problema si descubre que él está ahí, en su propia alcoba. Estaba atrapado. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido para entrar al castillo y peor aún, a su propia habitación? No había razón en el mundo para que alguien le creyera la excusa y buscar salvar su pellejo. Si sucediera todo eso, no solamente podría empezar a hacer las maletas, estaría llendo a Azkaban a primera hora de la tarde. Albus tenía que tranquilizarse. El ya sentía las líneas rojas formándose en el brazo y a punto de estallar. ¿Albus pensaba que las cosas no podían estar peor? Estaba equivocado. Cuando el director apareció.
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Hasta el final
RandomCada cinco años, el pacto de sangre exige mínimo un contacto sexual entre los participantes o si no la propia magia se volvería contra ellos. Tanto Albus como Gellert deben luchar contra sus sentimiento y adversidades para verse. Albus Dumbledore...