Parte 3/4
—¿Acelgas o espinacas? — Jeno le preguntó, volteándose hacia él. Jaemin se sonrojo violentamente cuando se percató de la cercanía. Podía sentir el perfume del chico y apostaba a que ocurría lo mismo con el suyo.
—No me gustan mucho esas cosas. — objetó por lo bajo. Su pulso reaccionó a la risa de Lee.
—Tendrás que comer ahora, es importante. No te daré comida chatarra o algo parecido.
Y se volteó hacia el mostrador para hacer el pedido. El lugar estaba medio vacío, suponiendo que aquello era mejor antes que el tener que tolerar una nueva muchedumbre de personas ruidosas y parlanchinas.
Luego de que Jeno le hubiese invitado a comer juntos, él no tuvo una mísera oportunidad para negarse. Seulgi alegó que debía regresar a casa, y que no tenía que preocuparse por la competencia o cualquier otra cosa; ellos ya estaban ganando desde antes de que Jaemin se desmayara.
Tomando asiento en una mesa junto al ventanal del cristal, el peli rosa ocultó sus manos cubiertas por el suéter blanco sobre su regazo, sintiéndose nervioso cuando Jeno tomó lugar frente a él y trayendo esos bocadillos que no veían tan mal como había pensado.
—Bien. — el pelinegro dijo, quitando el papel que envolvía lo que le habían entregado — Me muero de hambre ¿Tú no?
—Sí, bueno... — tragó saliva, observando cada movimiento del chico con atención — Gracias por traerme aquí.
—No es nada, en serio. En realidad, yo... — lo observó directamente, imponiendo el silencio de pronto. Su corazón se aceleró una vez más en el día. Quería hablar de las cartas, pero no sabía por dónde comenzar. O quizás, sería demasiado repentino — Quería invitarte desde hace mucho tiempo.
Se limitó a esbozar una pequeña sonrisa, desviando su mirada hacia los transeúntes que recorrían la calla a través del ventanal. Jaemin se sintió más cómodo con el pasar de los minutos, y conoció más al pelinegro que le observaba con atención; a Jeno le gustaban las matemáticas, mientras que la natación para él sólo era un hobby. Le gustaban los colores oscuros, pero el rosado era su debilidad. Era un apasionado de los animales, y en ocasiones, disfrutaba cocinar. Y entre tantas cosas más.
El peli rosa debía admitir que estaba ligeramente sorprendido. Aquella fachada superficial de Lee siendo el chico bonito, popular y atlético de su escuela, parecía más que errónea. O, mejor dicho, incompleta.
Las horas corrieron veloces. Llegó el atardecer en compañía del cielo levemente anaranjado, cuando Jaemin supo que debía regresar a su casa. quizás se ganaría una reprimida de su madre, claro, si es que ella se encontraba en su hogar, algo que parecía ser bastante improbable.
Jeno se ofreció a acompañarlo. El tiempo era agradable, y el brazo del chico que rozaba con el suyo durante la caminata lo era mucho más. Jaemin sentía calor quemando en su rostro, e intentó distraerse con la brisa que removía los mechones rosas de su pelo.
—¿Cómo fue que decidiste pintarte el cabello? — el pelinegro preguntó de pronto, y él lo observó. Los ojos oscuros de Lee se encontraban fijos en él, tan bonitos y brillantes — Quiero decir... Tus padres, ¿No se negaron?
—Mi papá se molestó demasiado ese día. — fue sincero — Me insultó y llegó a golpearme también. Ya sabes cómo es la gente como él... Prejuiciosa. Desde que era pequeño le pedía accesorios de color rosa me hacía saber que era un color para niñas, o algo así. Lo típico. Mamá... para ella no fue muy importante, sólo lo ignoro.
No recibió respuesta del pelinegro después, y se centró en continuar con su camino mientras oía las copas de los árboles removerse con el viento.
Su corazón saltó cuando sintió la mano de Jeno rozando suavemente la suya, hasta entrelazar su dedo meñique.
¡Hola Cubitos! ¿cómo están? Ya el lunes entró a clases:(
ESTÁS LEYENDO
¡BONITO! | Nomin
FanfictionMientras Jeno es aquel chico ideal, Jaemin es sólo el pelirosa bonito que fácilmente pasa desapercibido. Nomin Créditos a @namfakes