#11 El Lado Malo del Día de los Inocentes

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Bianca despertó cuando el sol entró por su ventana avisando el comienzo de un nuevo día, se levantó y estiró sus brazos mientras bostezaba. Ella miró el calendario de su habitación y sonrió de oreja a oreja al ver que hoy era el día que tanto estaba esperando, el Día de los Inocentes

Bianca era una joven universitaria de estatura media-baja, ojos verdes, piel bronceada con pocas pecas en el rostro, copa B y un trasero redondito. Ella se terminó de atar el cabello castaño en una coleta y bajo a desayunar con mucho entusiasmo, pues ella compartía casa con otras tres universitarias las cuales tendrían una probada de su día favorito del año

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Ese día Mariana se levantó un poco más tarde de lo normal, era su día libre así que lo quiso aprovechar bien. Luego de dormir una hora extra se sirvió una taza de café y la acompañó con dos tostadas en su habitación mientras leía sobre los últimos temas que vió en clase. Ella tenía puesta una blusa sin mangas blanca, sus pechos copa A se podían ver un poco por la falta de sostén, su trasero firme tenía atascada una parte de la tela de sus shorts de pijama y la cabellera roja la tenía atada en dos trenzas

–¡Hola Mari!– La saludó Bianca abriendo la puerta sin tocar

La pelirroja de asustó y escupió un poco de café sin querer

Tosió –¡¿Porqué rayos entras así?!

–Perdón, perdón. Es que te tengo una gran noticia– Dijo sentándose en la cama

Mariana giró su silla de escritorio para verla de frente –Te escucho

–Seguro recuerdas que tú cumpleaños fue hace poco y que te quede a deber el regalo porque no tenía mucho dinero ese mes.. Bueno, ahora te tengo una pequeña sorpresa en el jardín trasero

Eso la tomó por sorpresa, se había olvidado de la promesa de su roomie pues no le había molestado quedarse sin regalo

–¿En serio? Muchas gracias. Solo deja que me ponga un sujetador y vamos

–Está bien, pero igual quiero que te cubras los ojos con esto– Le dijo extendiendo la mano con una venda –Te voy a guiar por las escaleras hasta llegar al jardín

Con el sujetador y la venda colocados Mariana fue guiada hacia el jardín trasero, exactamente donde Blanca la quería

La casa donde ellas vivían era propiedad de la universidad, por lo que varias cosas tenían un estilo que honrara a la institución, como la pintura o la propia asta de bandera en el jardín. Previamente Bianca había retirado la bandera del asta metálica de 4 metros para poder reemplazarla con una más... Íntima, por así decirlo

–Ok, estamos en el lugar indicado, párate aquí y no te muevas hasta que yo te diga

La pelirroja soltó una risita –Está bien

Sin perder el tiempo Bianca tomó uno de los ganchos que normalmente sujetaban la bandera y aguantando la risa engancho las bragas y el short de su compañera

Mariana no tuvo idea de lo que pasaba hasta que el metal frío del gancho la tocó el la espalda baja, las pupilas de sus ojos se hicieron muy pequeñas antes de que Bianca tirará de la cuerda

–¡Arriba!– Gritó burlona al tirar de la cuerda y subir poco a poco a su amiga

Esa sensación no era nueva para la pelirroja, desde que inició la secundaria ella habia sido reconocida como la más grande nerd de la escuela, sufriendo todo lo que aquel título le ofrecía, incluido el calzón chino. La joven chilló y pataleó cuando fue levantada del suelo, inmediatamente se quitó la venda

Cuentos de Calzón ChinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora