... un corazón que estoy por romper.
—Perdón, de verdad, lo lamento.
En realidad, no lo lamento.
—¿Por qué haces esto? —pregunta él a la vez que suspira y parpadea mirando el cielo, intentando esconder sus ojos llorosos.
Cae de rodillas frente a mí. Sorbo la naríz, me siento en la banca y agacho la cabeza ocultándola con mis brazos. Quiero reírme. Seriedad. Seriedad.
—¡Es que no entiendes lo dificil que es! — levanto la cara, mis lágrimas de cocodrilo han comenzado a brotar un poco tarde—. Estoy en mi último año, va la universidad, mis padres me presionan y no puedo con una relación ahora.
Suelta una risa sarcástica y peina su cabello.
—No, eso de no eres tú, soy yo no te lo creo. —me dice, tomando mis manos entre las suyas.
Pues es así, por tonto que suene, soy yo... y un tercero.
—Tengo que irme, mamá está llegando por mí. —intento salir corriendo pero él me detiene abrazandome por la espalda.
—¿De verdad significo tan poco para ti?
Inhalo y exhalo. Ay dios mío, esto es cada vez más complicado. ¿Por qué se apega tanto a mí? Solo han pasado qué, ¿dos meses? Y ya se muere si lo dejo de lado.
Ni siquiera somos novios.
Tapo mi boca con ambas manos, una risa intenta salirse, por suerte mis carcajadas casi siempre suenan como llanto. El muchacho me aprisiona un tanto más fuerte en lugar de soltarme.
Llegó el auto.
—Me reprenderán si no me sueltas. —apunto con la cabeza el auto rojo de cristales polarizados que se ha estacionado a unos metros de nosotros.
Su abrazo se afloja, antes de dejarme, me gira y da un beso en los labios. Salgo corriendo sin mirarlo, entro de copiloto, cierro la puerta y el coche arranca de golpe.
—¡Que perro asco! —hago como que voy a vomitar, mi mejor amigo ríe en el asiento a mi lado — ¡Cállate, esto es tú culpa!
Lo golpeo un par de veces en el brazo.
—El tipo es guapo, ¿por qué el asco?
—¡Su boca siempre huele a cebolla, es una agonía estar a su lado! —busco en los compartimentos chicles, mentas, algo.
—Estudia gastronomía, ¿qué esperabas? —me pasa un spray para la boca—. Es más, ¿por qué es mí culpa? Tú lo elegiste.
Entrecierro los ojos en su dirección. Claro que es su culpa.
—Mira Naín, si no hubieras nacido cuando naciste, yo tendría una vida más sencilla.
—Y aburrida.
Cruzo los brazos hasta que, por fin, comienzo a reír y Naín conmigo.
Contaré la historia desde el principio: todo inició cuando, en efecto, nacimos, no obstante nos conocimos unos años después. Ni él me hablaba ni yo le prestaba mayor relevancia, hasta que llegó el día de nuestro cumpleaños número cinco en el que ambos tuvimos que compartir fiesta en preescolar...
—Espera —dice colocando su palma en mi cara sin dejar de manejar—. Yo quiero contar esa parte.
—Ay no, yo comencé la historia. —muerdo su dedo meñique.
—Auch —se queja y limpia la saliva en mi blusa negra—. Una parte tú y otra yo.
Bufo. No cederé. Si él hubiese querido lo habría hecho, sin embargo prefirió que hiciera la introducción para tener en qué inspirarse y seguir.
—Bien... ¡pero será en otra parte porque esta se acabó aquí, fin!
—¡No!
—Fin. Next. Bye. 다음 에 봐요.
—¡Ya te dije que no sé chino mandarín!
—¡No es chino, es coreano!
...
Holis 🤣🤣🤣
Creo que me he tardado en subirla, aunque no tanto, planeaba publicarla el 14 pero como muchos están pidiendo el libro entonces tuve que adelantarlo.
Espero que esta primera parte les guste, cualquier detalle que vean en ortografía o gramática pueden decirme. ❤️
Nos leemos en el siguiente.
🥹✨
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Álbum de los corazones rotos
HumorKensie es alegre y hermosa. Naín es amable y extravagante. Kensie usa su guitarra para hacer sentir especiales a los demás. Naín escribe y enamora a quien lo lee. La Kensie de 5 años decía que ella era más linda. El niño Naín, que podía tener más no...