Naín
-Yo no quería comer esto. - digo, jugando con la comida que Kensie acaba de servir.
-Pensé que querías carne.
La miro con indignación, obvio quería, solo que era el otro concepto de carne o mínimo hacer que se pusiera roja.
-¿Cómo es que no te pongo nerviosa? Usualmente las chicas no pueden ni verme a los ojos sin ponerse rojas.
¿Egocéntrico, será? Sí, solo un poco, pero hey, pocos chicos tienen un registro tan largo como yo. No soy solo una cara linda con buen cuerpo, ya que estoy delgado, también tengo un encanto que he ido puliendo.
-Muchos años contigo -mástica mirando al techo-. También que yo he sido la que te ha instruido en muchos temas, gracias.
Muerdo el pedazo de carne con enojo. A este paso terminaré perdiendo. Sí, me enseñó mucho sobre lo que una chica quiere de otra persona, ¿y yo a ella? Poco o nada más bien dicho. Los muchachos solemos ser algo faciles cuando vemos un rostro bonito y tierno, más cuando necesita ser cuidado que es a lo que apuntamos.
Damisela en apuros, se le dice.
Sonrío de lado, que curioso, de niño pensaba que era una niña fea enorme como monstruo que arruinó mi cumpleaños por haber nacido el mismo día. La odié.
¿Compartir fiesta? ¿De quién fue la idea? ¡De la maestra! Mendiga... señora hija de dios.
Muchas cosas pasaron ese día, entre ellas, un enpujón cuando íbamos a soplarle a la vela y un agarrón de greñas al momento de partirlo. Sus amigas trataron de ir contra mí para soltarla, mis amigos contra ellas y al final fue un desastre todo.
Pastel, gelatinas, el agua. Todo voló por los aires y terminó en rostros, ropa y paredes.
Mackensie lloró como toda niña que se hace víctima, y yo no me iba a quedar atrás con la culpa por eso también lloré más fuerte. Nos culpamos mutuamente.
¿Hubo castigo? No, bueno, nuestro llanto fue peor al llegar la directora y el de intendencia, dijimos que era culpa de la profesora pues nosotros no queríamos compartir nada.
-Lo odio- dijo Kensie, apuntándome.
Quién lo diría...
-Me voy, debo hacer tarea y cambiarme para básquet. -termino de lavar los trastes, giro hacia ella y deposito un beso en su naríz-. Estaba recordando cuando éramos pequeños.
-¿Qué de todo?
-Pensaba que eras un monstruo feo y enorme. -encorbo la espalda, hago una cara de bruja arrugada y hago mis manos como patas de araña.
-Vaya, y yo que recordaba las partes lindas solamente.-Me da con el trapo húmedo en el brazo, tiene un severo problema de violencia.
Se cruza de brazos dandome la espalda.
Dios...
-Me amas y lo sabes -la abrazo por detrás y dejo descanzar la barbilla en su hombro.
-¡Auh! ¡No me encajes tus huesos!
Rio. Subo por mi mochila, bajo, trato de despedirme con otro besos sin embargo obtengo una patada en el trasero.
-Oye -me llama desde la puerta- ¿Lo haremos mañana o descanzamos unos días?
Suspiro e intento que mi rostro no refleje la molestia creciente en mi interior. Apenas dejó al número setenta y cuatro y ya quiere al setenta y cinco.
Yo no tengo prisa sin importar que vaya un número debajo de ella.
A este paso va a tener un accidente con nombre y apellido.
-Esperemos. -digo al final.
Sonríe mostrando los dientes y manda un beso.
Tranquilo corazón, tranquilo. Parece que vas a morir.
...
-¡Me duele todo y quiero ir a mi casa! - se queja un compañero, el entrenador Sebastián lo escucha y le da un leve empujón en la cabeza.
-Apenas vamos comenzando el calentamiento Julien, pero si quieres irte, vete.
-¿En serio? -los ojos del chico brillan, los demás reímos.
-Claro, no soy un monstruo desalmado. -le da palmadas en los hombros-. Quítenle el uniforme, se va sin ropa.
Varios corren tras de él por la unidad. ¿De verdad pensó que lo dejaría salir del infierno en el que él solo quiso entrar? Sí, claro.
Me tiro en el piso boca arriba.
¿De quién fue la grandiosa idea? Ah sí, mía. Quise entrar por si crecía uno o dos centímetros. Decían que el básquet te hace crecer y fue eso o me desarrollé. Sea lo que sea, me gustó. Tenía planeado estar unos pocos meses y ya llevo como tres años.
-Yo me voy a casar con ella. -menciona uno de los que habían ido a perseguir al novato.
-Lo dudo, eres feo y pobre. -se burla otro.
-¿Y eso qué tiene? Tengo encanto. - hace como si estuviera en comercial de shampoo.
-Lian, eres feo -le digo con sinceridad-, lo feo se puede combatir con dos cosas: dinero y carísma.
-¡Ja! ¿Ya ves? - Lian empuja al otro muchacho en señal de victoria.
-Y tú no tienes nada de eso -doy dos palmadas en su espalda, él me empuja el brazo-. ¿Dónde está la susodicha?
La buscan con la mirada hasta que un el sonido de un golpe llama nuestra atención.
-No me gustan los buenos para nada, mucho menos los vulgares.
Es una chica un tanto más alta que Kensie, de cabello oscuro y largo, tiene unos patines puestos y a sus pies, tirando boca arriba con su labio sangrando, se encuentra un tipo al que se le conoce por ser mano larga.
-Hace mucho no le daban su estatequiero. - comienzo a reír.
La chica habla y habla, le empuja la frente con su mano y él simplemente se deja hacer:
-¿No me escuchas? ¿Eres mudo? Ay, ahora es mudo -niega con la cabeza-. Entonces contestame cuando te hable.-Ella me asusta. -confieza Julien, acomodandose el uniforme que casi le arrancan del cuerpo.
-Ya no quiero que sea mi esposa.
Me tapo la boca con ambas conteniendo una extraña sonrisa que no puedo borrar.
-Ella es... interesante.
...
Perdón, hubo algo que no expliqué, y es que cada cap es narrado por alguien distinto.
Iba a dejar que descubrieran con la lectura de cada cap quién era, pero siento que puede ser confuso entonces he puesto el nombre al inicio de los capítulos. 🤧
Ojalá les vaya gustando y gracias por la oportunidad. ❤️✨
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Álbum de los corazones rotos
HumorKensie es alegre y hermosa. Naín es amable y extravagante. Kensie usa su guitarra para hacer sentir especiales a los demás. Naín escribe y enamora a quien lo lee. La Kensie de 5 años decía que ella era más linda. El niño Naín, que podía tener más no...