Regla número 1: Prohibido realizar conjuros para retroceder o avanzar en el tiempo.
Regla número 2: Queda totalmente prohibido utilizar la magia en contra de las demás Luar, a no ser que sea para castigar por el incumplimiento de tales leyes.
Regla número 3: Está prohibido hablar de las Luar o realizar magia delante de un mortal.
Regla número 4: Queda completamente prohibido hablar de amor a otras Luar.
Regla número 5: No practicar magia a la luz del Sol.
Regla número 6: Prohibido alabar a otros dioses que no sean la Luna.
Regla número 7: Prohibido blasfemar o criticar a la diosa.
Regla número 8: Prohibido entrometerse o mandar en las Luar mayores de dieciocho años.
Regla número 9: Todas las Luar deben de ser tocadas por el fuego lunar en su mayoría de edad. Si se niegan, se repudiarán.
Regla número 10: Todas las Luar serán sinceras entre ellas.
Regla número 11: Si se incumple alguna de las leyes, se someterá a castigos físicos e incluso la muerte, no pudiendo negarse a ello.
Regla número 12: Las Luar viven por y para su magia.
Regla número 13: Todas deben conocer la historia Luar en su totalidad, incluyendo las guerras entre divinidades.
Regla número 14: Todas las Luar deben de tener en conocimiento estas leyes.
Regla número 15: Las Luar no llamarán la atención de ninguna forma, evitando conflictos y peleas, además de no tomar partido entre bandos.
Regla número 16: Las Luar deberán confesar si alguna de sus hermanas está infringiendo alguna de las leyes; por el contrario, se castigarán con la misma severidad.
Regla número 17: Una Luar deberá buscar siempre formar vínculos con otras Luar, intentando evitar el contacto mortal.
Regla número 18: Queda terminantemente prohibido alterar su aspecto físico en propio beneficio.
Regla número 19: Queda prohibido realizar un castigo que no se haya pactado en la zona sagrada.
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La leyenda de las Luar: Entre los mortales 1
Teen FictionOh queridos mortales, las Luar llevamos entre vosotros desde los principios. Nosotras somos aquellas a las que siempre habéis hecho llamar brujas. Ahora viene lo peliagudo: se suponía que solo entre nosotras podíamos vernos, no existía hombre capaz...