2. Dove✔️

16.

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—"Se me acercó después de Encantamientos, cuando estábamos solos, y me pidió que hiciera el voto inquebrantable",— le susurró Hermione a Ginny mientras las dos chicas esperaban sentadas en su habitación el regreso de Alexandra. —"No quiso decirme por qué exactamente, pero dijo que necesitaba garantizar la seguridad de Alexandra en caso de que ocurriera algo aquí en Hogwarts."

—"¿Lo hiciste, entonces?" —preguntó Ginny. Hermione negó con la cabeza.

—"Por supuesto que no. Parecía bastante enfadado cuando me negué; me dijo que no se lo dijera", —Hermione frunció el ceño.— "¿Crees que deberíamos decírselo a los chicos?".

—"No creo que debieras habérmelo dicho a mí, y mucho menos a Harry. Draco eligió pedírtelo por una razón, ¿no crees?"

—"Supongo", —suspiró Hermione. —"Al menos sabemos que está dispuesto a todo para proteger a Alex. Tal vez realmente podamos confiar en él".

Alexandra, preocupada por la seguridad de Draco, decidió que encontrarse con Tom una vez más era lo que más le convenía en estos momentos.

—"Pensé que nunca volverías", —se burló Tom, rodeándola. Se dio cuenta de que parecía mucho más feliz, y su piel parecía más brillante.

—"Mírame, ¿quieres?"

Alexandra se acercó a Tom cuando dejó de pasearse y le acarició la cara con las manos. Tom respiró hondo, sintiendo una sensación que había intentado olvidar con todas sus fuerzas. Ella se aprovechó de ello.

—"Pareces enfermo", —dijo Alexandra, sonando preocupada mientras recorría con el pulgar las pequeñas cicatrices de la cara de Tom. Sus ojos estaban apagados y su pelo estaba perdiendo el color. Tenía mucho peor aspecto que la última vez que lo vio, lo que significaba que había hecho otros horrocruxes desde entonces. —"Estoy preocupada por ti, Tom".

—"No es necesario", —le dijo él. —"Ahora soy más fuerte que nunca".

—"¿Por qué estás aquí, Tom?" —volvió a preguntar Alexandra.— "Si no significo nada para ti, ¿por qué estás aquí?".

Se odió a sí mismo por enviarla de vuelta a su tiempo, pero era imperativo para su supervivencia que lo hiciera. Le importaba la chica, pero le importaba más el poder. Si hubiera una forma de tener ambas cosas, lo haría, pero era imposible.

Le colocó un mechón de pelo detrás de la oreja y suspiró. Es una lástima, pensó, que alguien tan hermosa y cariñosa como ella nunca llegara a crecer más allá de su estancia en Hogwarts.

Sin responder a su pregunta, Tom salió de la habitación. Alexandra respiró hondo, considerando momentáneamente este encuentro como un éxito.

Se apresuró a regresar a su dormitorio, recién ahora notando lo oscuro que se había puesto. Nada más entrar en su sala común, fue recibida por Hermione y Ginny. Ambas parecían preocupadas.

—"Ron ha sido envenenado".

Las tres chicas corrieron despavoridas hacia el ala del hospital, preocupadas por su amigo pero también curiosas por saber cómo había podido envenenarse tan fácilmente en el castillo. Cuando Harry les explicó la situación, concretamente lo de la botella de hidromiel, a Alexandra se le cayó el corazón a los pies.

—"Tú no sabrás nada de esto, ¿verdad?". —le preguntó Harry. Ella apretó la mandíbula. Sabía que era cosa de Draco, pero también sabía que él no tenía ninguna intención de hacerle daño a su amigo.

—"No es momento de discutir", —interrumpió Hermione, sentándose junto a la cama de Ron. —"Sinceramente. Vosotros dos erais los mejores amigos hace sólo unas semanas. Esta tonta discusión nos está afectando a nosotros también, ya sabes, incluso a Ron. Prácticamente le estás pidiendo que elija entre su hermana y su mejor amigo".

—"¿Cómo lo sabes? Vosotros dos tampoco os habláis desde hace semanas", —siguió argumentando Harry. Desde que Ron empezó a salir con Lavender Brown a principios de año, Hermione empezó a evitarlo. Aparte del cumpleaños de Alexandra, apenas se les ha visto juntos. Hermione pensaba que aliviaba el dolor de verlo con otra persona si no lo veía en absoluto.— "Es exactamente lo mismo. Estás enfadada con él porque sale con alguien que no te gusta".

—"Harry",— advirtió Ginny, notando que sus dos amigas hervían de rabia y fastidio. Por suerte, las puertas se abrieron justo a tiempo.

—"Bueno, este no es uno de sus mejores cumpleaños", —dijo Fred, entrando en el ala del hospital con George y sus padres. Lo primero que notó fue la cara de enfado de todos.— "¿Qué es lo que tiene a todos con la varita en alto?".

Alexandra resopló, cruzándose de brazos mientras miraba a Harry.

Mientras tanto, Draco estaba en el baño del sexto piso discutiendo las partes de su tarea con Myrtle que no podía discutir con Alexandra. Se lo había confiado al fantasma hacía meses, cuando se dio cuenta de que era demasiado peligroso contárselo todo a Alexandra. Un fantasma, pensó, no podía morir por guardar su secreto.

—"La chica parece muy empeñada en ayudarte a sobrevivir", —le dijo Myrtle. —"Tal vez deberías dejarla. Morir no es lo ideal, sobre todo a manos de Tom Riddle".

—"No estás ayudando precisamente", —dijo Draco enfadado, cuestionándose por qué había empezado a confiar en ella en primer lugar.

—"Siempre puedes dejarla inconsciente y esconderla en lo más profundo del castillo, donde no puedan encontrarla. Incluso puedes enviarla a través de las redes floo, pero podría perder un brazo o dos si está floja",— sugirió Myrtle, vagando sin rumbo por el cuarto de baño. —"¿Puedo sugerir que recurras a la ayuda de sus amigas?".

—"La chica Granger es el último recurso",— resopló, no queriendo depender de ella hasta que fuera totalmente necesario. Aprendió de su error de antes que las amigas de Alex no son las más dispuestas a ayudarlo. No le sorprendía, ya que no había sido precisamente la persona más amable y confiada a lo largo de los años.

De repente, Draco abrió los ojos y se le ocurrió un plan mucho más eficaz. Si lograba que Dumbledore quitara la barrera protectora que rodeaba el colegio, podría transportar fácilmente a Alex a la Madriguera y regresar al castillo sin que se notara su ausencia. El único riesgo es que aún no ha aprendido a aparecerse del todo, pues aún no es mayor de edad. Esta, sin embargo, era su única opción. —"No puedes compartir esto con nadie. Júralo".

—"Ya te lo he dicho",— sonrió Myrtle, muy encaprichada del chico. —"Me lo llevaré a la tumba".

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