Abigail Anderson
Me miro al espejo.
¿Debería ponerme taquetes?
No.
Claro que si.
Me los abrocho y salgo de la habitación.
Gabriel sale de la cocina y la cara de los dos se ilumina al ver al otro.
Es Halloween.
Y Ricci organizo una fiesta.
No sabíamos de que vestirnos Gabriel y yo.
Y ahora resulto genial el no saber.
Al final opté por vestirme de el.
Traigo una camiseta con su nombre y número, unos short iguales, las medias y los taquetes.
Me di la libertad de usar maquillaje y dejarme el cabello suelto porque esto debe tener mi escencia.
El por su parte se vistió de mi.
Trae un uniforme quirúrgico de color azul claro que hace un hermoso contraste con sus ojos, la bata blanca.
Claro claro, siendo Halloween el vestuario de cada uno está manchados de sangre.
Me acerco a el riendo.
—Abb's te dije que estábamos conectados.
Paso mis manos por sus hombros.
—No pensé que tanto, a este nivel.
Pone sus manos en mi cintura.
—De pronto se me estan quitando las ganas de ir.
Rio.
—Maisie me matará si no vamos.
Se encoge de hombros.
—Ya fue.
Lo golpeo levemente.
Me alejo y tomo mi bolso.
Salimos del departamento y esta vez el conduce hasta el lugar de la fuesta.
Se estaciona cerca y ve a gente afuera.
Cuando bajamos del auto el aire fresco de Madrid en casi noviembre me golpea.
Me toma de la mano para cruzar la calle.
La música esta demasiado alta.
Entramos al lugar.
—Dios mio, son demasiado lindos, vean sus trajes. —Dice Lucia la novia de Smith.
Sonrió.
—Muchas gracias. Me encanta como vienen ustedes. —Ellos se vistieron de los power rangers.
Maisie nos ve.
—Mi pareja favorita.
La saludamos junto a Mark.
Ellos están vestidos de diablo y angel. Claramente Maisie es el diablo.
Maisie nos toma muchas fotos a mi y a Gabriel.
Gabriel se separa de mi.
Maisie y yo caminamos a la barra.
—¿Como va todo?
Suspiró.
—Vamos a confirmar la relación públicamente.
Ella sonrió.
—Eso significa que va mejor.
Asiento mientras me pasan mi bebida.
—Si, ya no somos la nota. Afortunadamente.
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Volveré...
RomanceConoces a la persona de tu vida sin saber que lo sería, seis meses que podrían unirlos o separarlos. Una cuidad. Madrid. La distancia. Las profesiones. Al final, ¿termina bien? Porque la monotonía no es necesariamente mala si se vive con la persona...
