3. Bienvenida a la Liga.

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Abigail Anderson

Miro de nuevo la cifra en la computadora y me talló los ojos.

—¡Callate la boca!

Mark y Maisie que estan en la sala sentados se giran hacían mi.

—¿Que pasoooo?

Llega Maisie hasta el pequeño comedor y luego Mark.

Leen lo que esta frente a ellos.

—Mierdaaa. — Dice Maisie.

—Bueno curaste a uno de los mediocampistas de la selección, y sin el seríamos una mierda. Claro que te pagarían bien.

Mark se tira en la silla de enfrente y Maisie al lado de el.

Se lo que dirán así que empiezo a negar.

—No, no, no.

Maisie junto sus manos.

—Nos la pasamos genial la última vez y  dijiste que te había gustado.

Asentí.

—Bueno, me gusto porque tuve algo médico de que encargarme.

Mark junta sus manos y Maisie me mira.

Cierro mi laptop y frunzo mi ceño.

—Javi quiere hablar contigo.

Subo una ceja confundida.

—¿Javi? ¿Javier? ¿Su entrenador?

Ellos asienten.

—El juego es mañana pero Javi quiere hablar contigo lo antes posible.

Respiro fuerte.

No es muy difícil adivinar lo que Javier dirá.

Asiento.

—Pasale mi numero.

El asiente.

Y media hora despues estoy en camino a un lujoso hotel de Madrid.

Me acomodo un mechon de pelo tras la oreja y me doy cuenta que estoy sudando.

Estamos a unos severos casi cuarenta grados en Madrid y es ilógico porque ayer llovía super fuerte.

Entro al lobby del hotel y llego al mostrador.

—Buenas, Soy Abigail Anderson y vengo a ver a Javier Del Haro.

La chica me mira insegura y asiente.

Me pasa un tarjeta para colgarme en el cuello que dice Miembro VIP.

Me la paso por la cabeza.

—Por el pasillo a la derecha hay una puerta azul que dice Sala de conferencias, ahí te están esperando, Abigail.— Sonríe levemente y teclea algo en su compu.

—Gracias, Alicia. —Leo la plaquita con su nombre.

—Suerte.

Sonrió y me dirijo hacia el pasillo que señalo hace unos segundos, veo la puerta azul y cuando estoy a punto de abrirla se abre por si sola o mas bien alguien desde adentro la abre.

—Doctora.

Levanto mi mirada y me encuentro esos inolvidables ojos verdes.

—Benedetti, que sorpresa.

El sonríe de lado y desaparece por el pasillo.

Me mirada lo sigue hasta que regreso a la sala.

Me adentro y cierro la puerta detras de mi.

Volveré...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora