The Lovers

0 0 0
                                    

Nuestra caminata era lenta y segura, sólo se oían nuestros pasos y un que otro susurro entre nosotros, las calles estaban tan vacías que ni yo reconocía este estúpido pueblo.

Malditos ricos que tenían su lado apartado... ¿Por qué debían vivir tan lejos? ¿No podían ser varias residencias en escalera y ya?

Al parecer no...

Finalmente, después de casi hora y media, acudimos a un recinto enorme, iluminado con luces de todos los colores iluminando el área y el cielo, desde afuera se oía la música y la gente gritando, típico de películas gringas...

En la entrada nos detuvo un hombre uniformado con lentes oscuros y expresión severa, en su placa de identificación se distinguía, a duras penas por la oscuridad, un nombre.

No me interesaba cómo se llama.

—Nombres... —soltó en voz grave en dirección a nosotros, Esau me miró para que hablara... Yo no tenía un plan.

Respiré antes de hablar —Michael...

Debía haber Michael's en esta fiesta, todo el mundo se llama así.
El guardia revisó una lista que previamente tomó de su cubículo y comenzó a buscar, me miró repetidas veces antes de decir:
—¿Michael McFils? —inquirió aquel hombre.

—Claro, ese soy yo... —afirmé, como si supiera de quién me habla, luego volteé a Esau, diciendo con una mirada que se inventara un nombre tan común que deben haber diez en la fiesta.

—Yo soy Dave... —patético pero efectivo, pronto estábamos infiltrados.

Esto sería más que fácil, tanta cantidad de alcohol y decoraciones prendería este lugar en segundos, los invitados estaban tan concentrados en sus asuntos que ni notaban nuestra presencia ahí, no se imaginaban ni siquiera el peligro en el que se habían metido.

Me conseguí con tantas caras conocidas que no pude evitar sentir náuseas, tenía tantos recuerdos de ellos que nadie me creería, aún viéndome mi estado actual.

Muchos me saludaron como si fueran mis amigos, sólo uno mostró quién era en verdad.
Un muchacho alto de nariz gruesa y ojos marrones, que no recordaba nombre me golpeó el estómago con un puño americano, lanzándome al piso, sin aire, no vomitaba porque en mi organismo no había nada que desechar...

—Cielos... Vaya idiota —Esau me ayudó a levantarme, me tomó al rededor de cinco minutos respirar con normalidad, sabía que saldría un moretón enorme en la zona del golpe, pero no es lo que me importaba, eso se arregla con VicVaporub, alivia en dos minutos y hasta por ocho horas™

—Bien, ¿listo? —Esau me pasó una caja y la agitó, ahí dentro venían mis fósforos, aquellos que quemarían este lugar y aquellas almas que se hallaban en él, ya no había marcha atrás.

Disimuladamente tomamos tres botellas de alcohol y las ligamos con un poco de sustancias inflamables que recolectamos de todos lados,—incluida gasolina— y las vertimos en todos los lados cercanos a las decoraciones y por donde no habían, para asegurar...

Nuestro último paso era cortar la luz, nos tardó encontrar la caja de fusibles, mas cuando lo logramos sin pensarlo bajamos los interruptores.
Al término de nuestras acciones nos miramos, nos dimos la mano y nos decidimos, asentimos y el juego de escape empezó.

Assassin in SpeculumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora