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El camino a su hogar fue silencioso, su padre creyó la mentira que el doctor había dicho. Supuestamente ella se cayo de un árbol alto y se doblo el cuello. El señor Kim sabia que algo estaba mal. 

Su Hye jamás se subiría a un árbol lo suficiente alto como para doblarse el cuello en su caída. Sabia que la niña era mala en las actividades físicas, siempre estaba a punto de reprobar esa materia. 

El silencio de su hija no hacia mas que levantar sus sospechas, algo no le estaban diciendo. Hye siempre hablaba de lo que encontraba en el bosque o lo que loa llevo a ingresar a el, ella le tenia un gran respeto al bosque de Forks. 

En cambio su hija estaba callada metida en sus pensamientos. Intento mas de una vez sacarle charla pero solo recibía miradas de reojo y asentimientos con su cabeza. 

-¿Estas segura de que no sucedió nada en la casa de los Cullen? - Pregunto por directamente por primera vez.  

Hye solo abrió los ojos con sorpresa ante esta pregunta. No esperaba que su padre fuera tan directo con la interrogante de que sucedió. A decir verdad, se encontraba avergonzada de lo que hizo con el rubio en el bosque. 

Negó con la cabeza sin poder decir nada mas. Hizo señas de le dolía el cuello por lo que no podía hablar mucho.  El señor Kim lo entendió y desistió de interrogar a su hija, ya lo haría cuando se recupere. 

Una vez en su hogar, Hye se recostó en su cama, estaba deseando dormir desde que se despertó en la casa de los Cullen. Mirando el techo de su habitación quedando en lo que paso, ya era de noche y la luz de la luna se filtraba en su ventana. 

Soltó un suspiro avergonzada, cada vez que recordaba lo que había hecho con el Cullen,  deseaba enterrar su rostro en la tierra. También pensó en la rubia que ahora la quería muerta. Si Rosalie deseaba matarla, no la detendría.  

Todo su fin de semana los vampiros rondaban su cabeza, aun mas cuando no tenia nada que hacer. Al realizar las tareas de la escuela recordó que el Dr. Cullen le había dado reposo por cuatro días.  

No iría a la escuela por lo que serian dos días, podía evitar ver a la rubia que le había causado una que otra pesadilla. Y evitaría la vergüenza que ser a ver al rubio que le robaba los suspiros, además de evitar a la chica que la miraba como si fuera un animal exótico. 

En resumen, podría evitar a los Cullen. O eso pensaba. 

Grande fue su sorpresa cuando el lunes a la tarde Jasper Cullen se presento en la puerta de su casa. Con la escusa de haberle traído los resúmenes y tareas de cada clase, el vampiro ingreso a su hogar. 

-Te invitaría un poco de agua pero no la bebes- Hye hablo en un intento de aliviar el ambiente. 

El vampiro dejo de examinar su casa para verla fijamente. No decía nada solo la miraba como si fuera la ultima botella de agua en el desierto, en este caso, la ultima bolsa de sangre del bosque. 

Observando fijamente el cuello de la chica se acerco para verlo de cerca. Hye se dejo quitar el collar ortopédico por el chico. Sabia que no era lo mas inteligente mostrarle su cuello a un vampiro pero de igual forma lo hizo. 

- Rosalie te lastimo mucho- La saco de sus pensamiento el chico, acariciando con cuidado esta área. 

-No mucho- apenas puso susurrar pero el desarrollado oído del vampiro la escucho con perfección.

Jasper se acerco aun mas a la chica y dejo un pequeño beso en la frente de la chica. Esta se sonrojo rápidamente ante esto, no estaba costumbrada a tales muestra de afecto. Menos de un chico que no pertenecía a su circulo familiar. 

El vampiro sonrió satisfecho con la reacción que causo en la chica. Se alejo y comenzó a explicarle un poco de las clases y lo que tenia que hacer. Hye prestaba atención a todo no quería atrasarse en ninguna materia. 

-¿Por que no haces la tarea ahora? y si no la entiendes me puedes preguntar- Propuso el chico teniendo una afirmativa inmediata de la chica. 

 La tarde de la chica se baso en hacer tarea en compañía del vampiro que resulto ser un buen maestro. 






𝐎𝐛𝐬𝐞𝐫𝐯𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 ||Jasper Hale||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora