Si a Robert le hubiesen dicho años atrás que a mediados de sus treinta se iba a encontrar a sí mismo siendo privado del sueño por culpa de las acciones de un confuso alfa demasiado joven que apenas comenzaba a conocer el mundo, Robert se les habría reído en la cara ante lo inverosímil de la situación.
Irónicamente esa era la situación en la que se encontraba actualmente y le causaba de todo menos gracia. Inevitablemente allí estaba él en plena madrugada, sintiendo que las sábanas de su cama eran lo más incómodo y sofocante del mundo, con desinterés total observaba las figuras disformes que se creaban en el techo, en busca de una solución que le ayudase conciliar el sueño. Su almohada ya comenzaba a sentirse caliente, rígida e incómoda y a juzgar por la hora ya tendría que irse resignando a que esa sería una noche en vela.
El recuerdo del breve encuentro que tuvo con ese alfa seguía demasiado gráfico en su memoria. El calor que emanaba de su cuerpo, la cercanía, el toque de esas manos sobre sus muñecas, el aliento suave y cálido rozando contra su cuello mientras aquellas palabras inentendibles para él en ese bonito acento castellano chocaban una a una contra su piel, haciendo que hormigueara la zona.
Robert se encontraba tan avergonzado consigo mismo por comenzar a sentir todas esas sensaciones actualmente, era tan ridículo todo que estaba incluso frustrado por sentirse de esa manera.
Haciendo todo lo posible por ignorar ese revoloteo en su vientre, Robert dio vueltas en su cama, un intento banal de encontrar la posición ideal para conciliar el sueño en una noche que ya parecía perdida. Ignorando su vergonzosa mente, abrazó su almohada extra con fuerza, deseando convencerse de que no estaba bien sentirse de esa manera por un alfa que estaba completamente fuera de su liga.
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El fin de semana de Gavi fue pesado, tortuoso y agonizante según su punto de vista más honesto que podía imaginar. Ya era suficiente calvario para él pasar tres días enteros sin correr hasta el cansancio detrás de un balón de fútbol, ahora todas esas sensaciones se incrementaban con el simple hecho de que deseaba volver a ver a ese omega alto, apuesto de ojos azul marino otra vez y el tiempo no parecía colaborar con su deseo.
Para complementar su fin de semana en las crueles garras del aburrimiento y las malas decisiones, su sufrimiento solo incrementaba con el hecho de que le había prometido a su madre que aceptaría la cita que le habían preparado. Ni siquiera recordaba en qué momento accedió a tal desfachatez y mientras se miraba una última vez al espejo, Pablo se preguntaba si la decisión que había tomado era correcta, llegando a la conclusión de que solo se trataba de un hito más del cual arrepentirse se fin de semana.
Honestamente Pablo no tenía ganas de nada ese día, hubiese preferido mil veces pasar la tarde con Pedri y Ferran viendo las peores películas que podrían existir del cine local, pero una promesa era una promesa y tenía que cumplir aunque le costara un precio considerable el haber aceptado. Lo único positivo que podría rescatar era que al menos de esa manera se quitaría de encima a su madre por un tiempo.
Pablo a su vez se preguntó qué pensaría su modesta madre si esta se enterara que un omega mayor que él le estaba alborotando el sistema en todos los sentidos de la palabra. Una risa escapó de sus adentros de tan solo hacerse la idea, ya se imaginaba el drama que desataría y aunque poco le importaba, tenía que pensar muy bien lo que planeaba hacer más adelante, porque si estaba dispuesto a aceptar la decisión de su lado alfa, también tendría que aceptar todas las consecuencias que sus acciones traerían a su familia más adelante.
Su cita de esa tarde era un chico de aproximadamente unos diecinueve o veinte años, según lo que escuchó de Pedri hace unos días atrás, su nombre era Rodrigo y era estudiante de artes plásticas en una universidad prestigiosa de Madrid. Pablo se sentía muy apenado de que ese chico tuviese que viajar desde tan lejos solo para irse con las manos vacías, pues no podría ofrecerle nada más que su amistad.
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Un encuentro inesperado en Barcelona (Gavi x Lewandowski | FC Barcelona)
FanfictionRobert Lewandowski, un omega mayor que se ha rendido por completo a cualquier posibilidad de enlazarse con un alfa, viaja a Barcelona con el objetivo de concentrarse en sus últimos años de su carrera futbolística. Allí conoce a Pablo alias Gavi, un...