Flores en invierno [L.S]

Doce

Había pasado una semana de la fiesta. Louis y yo dábamos paseos de vez en cuando por el pueblo. El salió en barco el fin de semana y trajo muchos peces.

Junto a Zayn.

Asi que obviamente Niall y yo habíamos pasado tiempo juntos.

Según el. Hace ya tres meses que llegue a la manada. Yo no tenía idea, no tenía mucha idea sobre el tiempo desde que llegue.

Una noche luego de cenar a solas cuando el salió a cazar, me quedé dormido en el sofá. La casa era muy grande para mi solo y me daba algo de miedo la parte de arriba.

Asi que dormí en el sofa.

Cuando abrí los ojos por el sonido de la puerta siendo tocada caí en cuenta de que el cómodo sofá no era un sofá ahora.

Si no el cuerpo dormitante de Louis debajo mío.

Ya había llegado.

Sus brazos rodeaban mi cintura y su olor rodeaba mi cuerpo. Ronronee tranquilo y pase mi nariz por su cuello.

Pero si lo hice iba a ser un secreto solo para mi.

La puerta volvió a ser tocada y eso me hizo gruñir despacio.

Me libere del fuerte abrazo de Louis y camine hasta la puerta con pereza. La abrí pensando que quizá sea Niall, pero cuando la abrí era un alfa con tres bolsas de ropa.

–Hola, Omega.

Me escondí detrás de la puerta con temor. Pero saque mi cabeza con curiosidad.

–Te traigo tu ropa. La mando a hacer tu alfa.

Mi alfa...

–La dejare aquí y me retirare.

La apoyo en el suelo y se largo. Así que tome las prendas y camine hasta mi habitación.

Louis seguía durmiendo.

Saque la primera camiseta que encontre. Una camiseta de tela, con mangas cortas. Me gusto y baje con ella.

Louis ya estaba en la cocina así que entre pensando que le gustaría como se me ve la remera.

Pero cuando me vio su sonrisa calló hasta convertirse en una mirada triste.

–Harry...

Me sentí inseguro y abracé mi cuerpo.

–Lo-lo siento. Pensé... iré a cambiarme.

–No, quédate.

Me toma del brazo y me sienta en una silla de la cocina.

–Te queda hermosa. No pienses que no.

Dijo pero seguía triste y preocupado.

–Tu cara no dice lo mismo.

–Me gusta como te queda. Pero...

Tomo mi brazo delineó una de las pocas cicatrices que adornaban ellos.

Me dio vergüenza.

Tenía en los brazos, en mi cuello y en mi tobillo.

–Las cubriré, lo siento. No son bonitas.

–Son parte de ti, y solo por eso son hermosas. Solo quiero saber que te paso.

Podía contarle eso.

–Solo un incidente con una montaña hace unos años. Aún mi piel estaba sensible por el sol y se rompió fácil. Juro que no me quedaron estas marcas en ninguna otra parte.

El asiente y no era mentira. La mayoría de ellas si eran por esa caída. Solo una me la había cortado el hace mucho, mucho tiempo.

El seguía viendo mi brazo, lo dio vuelta y vio la cicatriz que no debía ver.