Tierno Encuentro

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Alfred se había rendido ya ante los deseos de sus progenitores, ya sabía que no podía hacer nada ya que era un Omega y no estaba casado (porque los Omegas se casan jóvenes para no perder su encanto y belleza), por lo tanto el menor de los hermanos se esmeró en hacer un esfuerzo para no pensar que todo lo malo que le encontraba al asunto. Matthew y él estaban dando un lindo paseo en el parque, aguantando las miradas de los Alphas que salían a correr para llamar la atención de Omegas a punto de entrar en celo, un típico día en la actualidad.
Alfred suspiró por la calentura de esos Omegas que volteaban a ver a cada Alpha que pasaba por ahí, así que prefirió dar una vuelta con su hermano y ver las sonrisas de los inocentes niños sin importarles nada a su alrededor.
Con un suspiro Matthew llamó la atención de su hermano, siempre pendiente de que hacía su dulce gemelo.

-¿Pasa algo, Mattie?- Preguntó el joven rubio lleno de preocupación disimulandola, ya que no era propio de su normal actitud.

El de ojos violetas negó con la cabeza, mientras daba una tierna sonrisa tranquilizadora que medio mundo vio y sonrió, era muy raro ver a un Omega con aquel espíritu tan inocente.

-¡No corras tanto, Pete!- Gritaba/imploraba un joven hombre Omega rubio y de ojos grandes morados, mientras era vigilado en la distancia por un Alpha rubio alto y de mirada amenazante.

El pequeño niño de 12 años aproximadamente escapaba de los brazos del Omega, hasta que chocó con Alfred, que le ayudó a pararse.

-¡Peter! ¿¡Estás bien?! ¡Tu hermano me va a matar!- Exclamaba desesperado el rubio de ojos morados mientras corría al encuentro del niño caído.

El niño chasqueó la lengua en modo de protesta y contestó -No pasará nada sino se entera- Después de decir eso comenzó a revisar sus rodillas en busca de pruebas inculpatorias.

Los gemelos vieron la escena divertida, ya que el otro Omega estaba nervioso por dos situaciones, una de ellas era la condición del niño, y otra era el Alpha que lo "cuidaba".
El niño se giró a ver a los otros jóvenes presentes y se dignó a presentarse.

-Hola, mi nombre es Peter Kirkland- El niño parecía orgulloso de si mismo, ya que llevó sus manos a las caderas y sonrió ampliamente.

-¡Ah!- Exclamó el que parecía ser el cuidador del niño- Siento mi falta de respeto, soy Tino Vainamoinen- Señaló al Alpha presente- y él es Berwald Oxenstierna.

-'n g'st'- Contestó el rubio mayor, aunque los únicos que le entendieron fueron Peter y Tino.

-Mi nombre es Alfred F. Jones- Se presentó el menor.

-Y yo soy Matthew Williams- Terminó las presentaciones el mayor de los gemelos.

-¿Ustedes también son Omegas?- La cara de Peter hizo que Alfred se diera cuenta del parecido entre él y el joven inglés, pero no le dio importancia.

Matthew asintió ante la duda del pequeño y sonrió, mostrándole que no le harían nada, aunque era mas bien dirigida a Tino.
El menor de la gemelos decidió aprovechar el encuentro y le preguntó que si quería jugar con ellos, a lo que el niño asintió, alegando que Tino no era muy veloz. Y así estuvieron por horas, corriendo, escondiéndose, buscándose, un día lleno de diversión para los dos gemelos Omegas, que no habían jugado así desde que eran niños.
El momento de irse llegó, se despidieron y se prometieron verse otro día. De parte de los hermano el viaje fue tranquilo y con un silencio, pero no incómodo. Por otra parte con Peter, Tino y Berwald no lo había, solo por parte del sueco, que iba atrás como guardaespaldas de los otros dos rubios.

-¿Y qué le diremos a Arthur, para que no sospeche?- Preguntó Peter caminando entre saltitos mientras esquivaba las rallas de la acera.

-No me lo preguntes, que yo tampoco sé. -Y tras decir esto el de ojos morados suspiró y volteó hacia Berwald, buscando una pista.

Por Conveniencia [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora